Recuerdo #3

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Para los humanos tiene ciertas consecuencias el alterar sus periodos de sueño. Más no para él.

Quizá muchos pensarán que esos "seres mitológicos" poseían grandes habilidades y las envidiarán deseando adquirirlas.

Dormir poco, privarse de agua o alimento, habilidades mágicas y poderes sobrenaturales podrían parecer cosas increíbles... ¿Pero de qué servía todo eso?

¿De qué le sirve la inmortalidad si ha sido condenado a vivir sin la única mujer a la cual ha amado?

Muy tarde se dio cuenta de ello.

Sentimientos, emociones y sensaciones corporales se experimentan con mayor intensidad. Y esto incluye el amor, la felicidad... Pero también el miedo, la tristeza y el dolor.

Es de madrugada y en esa fría y lúgubre mansión sólo es audible el sonido de las cosas que el viento consigue mover con su tenue fuerza.

Siempre fue un demonio solitario que apreciaba enormemente el silencio... Hasta que ella llegó.

Su linda y dulce voz, la ternura en sus palabras, las canciones que inventaba, su sonrisa, su risita a carcajadas... Inevitablemente sonríe al recordarla.

---Recuerdo #3---

¿Por qué demonios su madre vestía a todo el maldito ejército igual?

Comenzaba a creer que estaba loca.

Pero sólo una cosa le importaba ahora. Y es aquél kimono que le pidió confeccionar para Rin.

Arrodillado, bajando su cabeza, el demonio extiende sus manos para entregarle aquella prenda de vestir. ¡Viejo patético!... Sesshomaru le indica a Jaken que reciba el kimono y lo envuelva de algún modo para evitar cualquier deterioro.

En algunos días se lo enviará a Rin.

¿Por qué era todo tan complicado? 

Pudo en ese momento enviar a Jaken a hacer entrega. Pero no puede negar el hecho de que desea hacerlo personalmente... El deseo de volver a verla es muy fuerte.

Sin embargo le detiene el hecho de recordar aquella despedida. Aquél momento en que la pequeña lloraba y suplicaba el no separare de él.

¿Cómo podrá verla a la cara ahora y fingir que todo está bien?

Quizá sea mejor descartar esa posible visita.

Pero cierto día su madre encaminó esa breve conversación hacia un tema desagradable: la sucesión del cargo que pertenecía a su padre y todo lo que ello implicaba.

Pocas palabras que le recordaban las obligaciones, las responsabilidades, los malditos acuerdos que debía cumplir.

Jamás le preguntaron a él si estaba de acuerdo en ello, por tanto no tenía por qué cumplir esas estúpidas condiciones.

Él mismo formará su imperio sin tener que recurrir a cosas ridículamente absurdas.

Su madre lo observa como si tratara de descifrar lo que ronda por su mente, como si hubiera un motivo exacto y específico por el cual se niega a cumplir con lo acordado siglos atrás.

Irasue: Ten presente esto Sesshomaru. No puedes tener el control de todo. No eres un dios que pueda manipular el destino a su antojo.

Sesshomaru: Sin embargo soy libre de manipular mi propio destino.

Irasue: ¿Estás seguro de que sólo has intentado manipular el tuyo?

Sesshomaru: (La ve fijamente) ¿A qué te refieres?

Recuerdos de otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora