Aceptame

XIX

Hinata golpeó el brazo de Sakura haciendo que ésta cayera al suelo sujetandolo. La alfa suspiró y se agachó a su lado viendo como la omega usaba su chackra para abrir el punto que ella había cerrado.

—Tu defensa aún es muy débil.

Sakura se encogió de hombros. —Puedo curarme. —contestó, pero Hinata negó.

—No podrás hacerlo ahí, no tendrás como cubrirte, y el espacio no te dará oportunidad de estar fuera del alcance de ataque.

—Encontraré la forma.

—No, no lo harás. Eres una ninja médico, no de ataque, vas a enfrentarte a por lo menos tres ninjas especia... -

—Lo haré. —interrumpió la pelirrosa, mirándola directo a los ojos, Hinata calló suspirando. —Voy a hacerlo Hinata, de verdad, lo haré. —afirmó de nuevo. —Aún no sé cómo, pero lo sabré, y necesito que confíes en mí, solo esta vez, por favor.

La Hyuga asintió antes de levantarse y tenderle una mano para ayudarla. Sakura sonrió agradecida.

...

—Siempre me ha gustado eso.

Hinata alzó la vista de la flor en sus manos y miró a la omega frente a ella. —¿Qué cosa?

Sakura sonrió y señaló a la flor. —Como la tratas, tus manos siempre son muy gentiles.

—Lo dudo mucho.

—¡Lo son! —aseguró la pelirrosa, tirándose sobre el césped y mirando al cielo. —Toda tú lo es. —suspiró manteniendo una pequeña sonrisa. —Algún día..., espero que tomes mi mano así.

Hinata abrió los ojos sorprendida, mirando el rostro relajado de la omega, como si todo estuviera bien, como si su futuro no pendiera de un hilo. Acarició los pétalos de la pequeña flor blanca y después se estiró para dejarla suavemente sobre la mano de Sakura, esa que estaba sobre su estómago.

La omega abrió los ojos dirigiendo la vista a lo que tocaba el dorso de su mano izquierda, la tomó con la derecha y la alzó frente a su rostro, tapando el sol con ella.

—Cuando nos casemos..,—comenzó —tomame como a esta flor, —ladeó el rostro, viendo directo a los ojos perla. —y nunca me sueltes.

...

—¡¿Estás loca?! ¡Sasuke, dile algo!

Naruto sacudió al irritado Uchiha, indignado por ser el único enojado con la situación.

Sakura suspiró mirando su reflejo en la taza entre sus manos.

—¡No puedes! ¡¿Cómo Hinata puede permitir algo así?! ¡Voy a hablar con ella! —Naruto se levantó de golpe, Sakura estuvo por levantarse también, pero Sasuke lo sentó jalandolo del brazo y después golpeando su cabeza. —¡Sasuke!

—Ya cierra la boca. —respondió el azabache. —¿De verdad crees que la Hyuga estaría de acuerdo con esto? Estoy seguro de que fue la primera en intentar detenerlo.

—¡Pero-

—Tiene razón. —interrumpió la omega. —Hinata no está de acuerdo, pero me está apoyando.

—¡Sak-

—Escuchame, por favor. —pidió la chica, el rubio se cruzó de brazos, refunfuñando. —Yo..., intento parecer fuerte, —su voz bajó a un pequeño murmullo. —digo que estaré bien, y que todo se solucionará, pero...

—Puedes morir. —terminó Sasuke por ella, viendo los ojos llorosos de la omega, quien asintió sorbiendo por la nariz.

—¡Entonces no lo hagas! —reclamó el rubio.

—¡Yo la amo! —contestó la Haruno viéndolo, el Uzumaki calló viendo la expresión de desesperación en su amiga. —Si no hago esto, ya no quedará nada, incluso si muero, ¿no es eso mejor a vivir infeliz?

...

—¿Así que te casarás?

Ino le dio la espalda, sacando la mano del agarre de la Hyuga, fingió acomodar una flores y asintió.

—¿Por qué no me dijiste? —reclamó Hinata conteniendo una sonrisa, la tomó por el hombro para hacerla girar y abrazarla. —¡Felicidades! ¿Cuando te lo pidió?

—Hace unos días, quería decírtelo, pero con lo de Sakura... —dejó las palabras al aire

La Hyuga asintió y suspiró. —Quién lo diría, mi mejor amiga se casa. ¿No estás feliz?

Ino forzó una sonrisa. —Sí, solo..., son muchas cosas que planear.

Hinata sonrió abrazandola otra vez. —Ah, ¡estoy tan feliz por ti!

...

—Padre me dijo que pelearé. —mencionó Hanabi sirviendo té en una taza. Hinata tensó la mandíbula. —¿De verdad permitirás esto?

—¿Y qué se supone que haga?

—Neji no-

—¡No te atrevas a pronunciar su nombre en vano, Hanabi!

La menor calló sorprendida por el arrebato, luego frunció el ceño y mordió su lengua para contenerse de decir algo más sobre él. Sin embargo, después de ver la espalda tensa de su hermana, habló con el enojo brotando de su garganta.

—Él no sacrificó su vida para que tú desperdicies la tuya. —luego salió sin más de la estancia, sin remordimiento por haber tocado una herida que aún no cicatrizaba en la alfa.

Hinata se paró de su asiento furiosa y pateó la mesa en la que Hanabi había servido té. El estruendo de las tazas quebrandose trajó a un par de miembros de la segunda rama.

—¡Hinata-sama!

—¡¿Está bien?!

La mencionada inhaló tratando de controlar sus emociones y luego asintió, saliendo en dirección a su habitación.

—Limpien eso.

...

—¿Nos mandó a llamar, Hiashi-sama?

Hinata cruzó los brazos, recargada contra la puerta de la oficina de su padre. Apretó la mandíbula escuchando lo que su padre dictaba a dos miembros de la rama principal.

Inhaló profundo, y se enderezó tomando una decisión.