VIII

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¿Cómo describir a Sora Fujimoto?

Bueno, si tuviera que hacerlo, seguramente diría algo como “mierda disfrazada de chocolate”.

Porque por muy bien que oliera y lo apetecible que se viera, no dejaba de ser una mierda que con el tiempo te daría dolor de estomago o algo peor si la comias.

Sora Fujimoto era así. Un omega hermoso, de cabellos rubios y ojos verdes, labios carnosos y un cuerpo esbelto, de caderas anchas y cintura estrecha, con muslos rellenos y piernas largas.

Era realmente una belleza.

Hasta que abría la boca.

Hacía que Hinata se preguntara como es que alguien tan hermoso, tan bello, tan perfecto físicamente, podía decir tanta basura y tener la cabeza mas hueca que el corazón de Hiashi Hyuga.

Realmente hacía que se lo preguntara.

—¿No le parece absurdo, Hinata-san?

—¿Mmh? —la azabache parpadeó aturdida dándose cuenta de que se había perdido en sus pensamientos. El rubio sonrió coqueto y pasó una pierna por sobre la otra, Hinata tragó en seco.

—Que si ¿no le parece absurdo hacer una cita para conocernos cuando podríamos pasar directamente a la consumación del matrimonio?

Sora se relamió los labios y Hinata quiso golpear su cabeza contra la pared. ¿No podían regresar al principio de la conversación donde el omega no dejaba de hablar sobre la fachosidad de los restaurantes y la horrible moda que se vestía en Konoha? Porque a estas alturas lo prefería a resistir las insinuaciones del rubio.

—B-bueno, Fujimoto-san, el protocolo es algo que hay que...

—Llameme Sora, no hace falta tanta formalidad.

—Y-yo...

—¿Y sabe algo? Nadie tiene que enterarse de que no seguimos el protocolo.

«Siendo sinceros, esto me excita. Yo digo que le digas que aceptas y nos lo tiremos aquí y ahora »

«No estas ayudando »

—Podríamos ir a un hotel, ví uno de camino a aquí, y entonces yo podría mostrarle lo que escondo bajo tanta ropa, le aseguro que le encantará, y ni siquiera tenemos que casarnos después si no quiere, solo serán un par de horas de puro placer, le mostraré lo que años y años de ballet pueden hacer, soy bien conocido por mi flexibilidad... en muchos ámbitos.

La delgada mano del bonito omega se deslizó con lentitud y suavidad por la mesa hasta acariciar la mano de la Hyuga.

«Uff, si a todo »

Sora se levantó sin apartar su seductora mirada de Hinata, caminó lentamente alrededor de la mesa recorriendo con su mano el brazo de la alfa hasta colocarse detrás de ella y acariciar sus hombros.

Se inclinó sobre el oído izquierdo de la azabache y susurró levemente en él antes de dar una pequeña lamida a su lóbulo.

—Yo puedo cumplir cualquier deseo de Hinata-san.

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