IX

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—¿Has hablado con Sakura-san?

Hinata se preparaba para su próxima cita cuando el tema de la Haruno salió a flote.

—No pude, salió a una misión hace como tres días.

Ino la observaba detalladamente, pensando en que la yukata color vino que llevaba le quedaba demasiado bien.

—Bueno, tal vez así es mejor.

—¿Así cómo? ¿Dejando que descubra por si sola que la persona que ama está buscando a alguien más para desposar sin siquiera tener la consideración de decírselo? Uff, si, claramente es lo mejor.

Hinata suspiró cansada mientras le dirigió una mirada abatida a su mejor amiga.

—Ino, por favor. —suplicó, los ojos azules de la rubia miraron el suelo tristones.

—Lo sé, lo siento, es solo que no puedo evitar imaginarme en su situación y me parece tan injusto, lo siento tan doloroso... y-yo...

—Ino. —alzó el rostro de la omega y la obligó a verla a los ojos —Tu situación no es la misma que la de ella.

—Lo sé.

—¿Pero sabes por qué?

«Porque no es a mi a quien amas. »

—¿Por qué? —se obligó a preguntar.

—Porque ni siquiera un lazo con otro omega hará que te deje de amar. —besó la mejilla de la rubia con dulzura e Ino sintió su corazón detenerse al sentirlo tan cerca de sus labios —Tú no debes preocuparte, daría mi vida por ti, lo sabes.

«Lo , y también que no soy la única por la que morirías de ser necesario. »

—Te amo Ino.

«Pero no de la misma forma en que lo hago yo. »

...

—Hinata-sama.

La alfa sonrió a los dos omegas que le reverenciaban. Observó las ropas que ambos llevaban y de inmediato supo que el esfuerzo que debían haber puesto en ello era enorme.

Se veían hermosos, delicados, elegantes, perfectos.

Vestían lindas yukatas color azul cielo que mostraban la delicadeza de sus cuerpos y las flores que adornaban sus cabelleras hacían resaltar la ternura y feminidad de ambos rostros.

Su belleza era innegable y era tan grande que por un momento sintió que el aire escapaba de sus pulmones.

—Buenas tardes, lamento la espera. ¿Llevan mucho tiempo aquí?

La chica negó con la cabeza, el chico, en cambio, se mantenía con la mirada gacha y las manos estrujandose entre si.

—Me alegra saber eso. Debo admitir que me ha sorprendido el que hayan decidido una misma cita para ambos. Esperaba salir por separado con ustedes.

—Perdón por el atrevimiento, pero como ya le hemos mencionado quisiéramos ser vistos como uno solo.

Hinata asintió y su mirada se desvío hacia el menor, quien no había levantado la vista en ningún momento.

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