Epílogo

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—¿Estás seguro de ir tú solo?

Hakaru sonrió a su hermana mientras acariciaba su vientre hinchado. Él había sido el primero en quedar en cinta, no faltaba mucho para que diera a luz, sin embargo, el embarazo de su gemela había tenido algunas complicaciones después de una peligrosa caída en su jardín.

—No es tu decisión, necesitas reposo, y sabes que yo no puedo estar lejos de Hinata alfa ahora que falta tan poco.

Hikari bufó molesta, aunque el menor sabía que solo estaba preocupada.

—No entiendo por qué tienen que ir, ¿cual es la urgencia? Fuimos el año pasado.

—¿De nuevo rezongando?

Hikaru se tensó y bajó la cabeza al escuchar la voz del ex patriarca del clan Hyuga. Hikari frunció el ceño levemente desde la cama. Antes, Hiashi no les dirigía ni una mirada, pero desde que Hinata había tomado el liderazgo, parecía que siempre estaba detrás de ellos, queriendo controlar cada una de sus acciones.

A Hikari le molestaba porque él no era su alfa, y ahora ni siquiera era su líder. Hikaru, por otra parte, era mucho más sumiso que ella, claramente eso lo volvía el favorito.

—Un omega solo debe de enfocarse en dar cachorros, no en ocasionar problemas con caídas estúpidas.

Ni bien terminó de hablar, un gruñido molesto se dejó oír a espaldas del hombre. Hinata se abrió espacio en la habitación, llevaba puestas ropas grises con un haori negro encima.

—Te recuerdo que a quien le estás hablando es mi omega, dirígete a ella con respeto o mantén la boca cerrada.

La líder avanzó hasta la cama, sentándose junto a la castaña y dejando en el pequeño buró una flor morada que había mandado a cortar del jardín.

La relación con su padre solo había ido en picada con el pasar de los días, Hinata no estaba dispuesta a perdonarlo y el hombre tampoco parecía querer arreglar la situación.

—Son los omegas del alfa líder y a la única a la que le deben explicaciones es a mi, su alfa. No eres más que un integrante más de la familia, conoce tu lugar. —siguió la mujer, sin molestarse en mirarlo. —Ya no eres el líder, si me entero de que volviste a intentar pasar por sobre mi autoridad o la de mis omegas haré que te degraden a la rama secundaria.

Hiashi tensó la mandíbula, con el orgullo herido cuadro los hombros y levantó la barbilla. —Soy tu padre, Hinata.

—Y yo soy tu líder. Fuera de mis aposentos antes de que decida castigar tu atrevimiento. —acarició suavemente el vientre de Hikari y se levantó, enfrentando al mayor con arrogancia y desdén. —Un alfa en la habitación de un omega casado, que vergüenza.

Molesto, Hiashi se retiró con prisa de ahí. Hinata miró entonces a Hikaru, quien se había mantenido con la cabeza gacha. Caminó hasta él y lo hizo alzar la barbilla.

—Levanta la mirada, que no eres ningún sirviente. —exigió. —Comportate como el omega del líder.

—Sí, alfa. Perdóneme.

Hinata le dió una última mirada antes de voltear hacia Hikari. —Volveremos en una semana a lo mucho, si me entero de que hiciste esfuerzo innecesario en mi ausencia haré que te amarren a la cama, ¿entendido?

La omega frunció el ceño molesta y pataleó sobre el colchón. —Pero alfa-

—¿Entendido? —repitió la mayor, haciéndola sisear y cruzarse de brazos.

—Bien.

Hinata asintió complacida. Hikaru reprimió una pequeña sonrisa y deslizó las manos por el brazos de la alfa, sujetándose de ella, un poco agotado por haber estado de pie.

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