XVI

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—Cancelala.

Hiashi miró impasible a su hija, aunque por dentro en realidad ansiaba preguntar el porque de su repentina frialdad.

Las ojeras debajo de sus ojos que estaban rojizos, como si hubiera llorado toda la noche sin descanso, y su extremada palidez le hacían saber que algo andaba muy mal con su primogénita.

Hinata observó con aparente indiferencia a su padre, pero la verdad es que moría por gritarle que se fuera al infierno y que la dejara en paz para morir en su dolor.

Su lobo bufó conteniendo su enojo, frustrado por la situación y la reacción de su humana.

—¿Por qué-?

—Solo cancelala. —interrumpió a la predecible pregunta, se levantó y observó directamente a los ojos grises de su padre. —Ya he decidido y no necesito pensar más, tomaré a Hikari y Hikaru Hyuga como mis omegas, que se les informe lo más rápido posible y se preparen para la ceremonia. —dicho esto dio media vuelta y camino hacia la puerta, dispuesta a salir de la oficina de Hiashi.

—¿Se te olvida Mizuki Akane? Cancelaré la cita con Natsuki si tanto insistes, pero estás en la obligación de asistir a la que se te programó con Mizuki Akane mañana, y no está a discusión. —Hinata lo escuchó de espaldas, mordió su lengua soportando el enojo y asintió. —Puedes retirarte.

...

—No parece muy contenta de estar aquí Hyuga-sama. —la chica sonrió levemente avergonzada, Hinata la volteó a ver desorientada, el sueño pesandole, se sonrojó levemente al notar que no estaba poniendo atención a las palabras de la bonita omega sentada frente a ella.

—Disculpeme Akane-san, no ha sido mi intención incomodarla.

—¿Que le preocupa tanto? Digo, si se puede saber. —Hinata se forzó a sonreír sin saber cómo hacer para que la castaña la dejara en paz sin ser descortés. —Si decide que vamos a casarnos, me gustaría saber que es lo que tanto aqueja a mi alfa, para eso estamos los omegas, por favor, utiliceme para desahogarse, le prometo que nadie sabrá nada acerca de esta conversación.

La azabache suspiró, pensando seriamente en hablar, sabiendo que necesitaba decírselo a alguien antes de que ella misma se colgara de un árbol.

Se inclinó sobre la mesa y observó directamente a los ojos negros. —Usted... ¿Cree en las almas predestinadas? —preguntó por fin después de varios segundos de silencio. La omega pareció pensárselo un poco antes de sonreír de nuevo e inclinarse también para estar más cerca de la alfa, hablando como si fuera a revelarle un gran secreto.

—Sí, estoy segura de que existen, incluso si no todos tenemos una, creo que todos estamos destinados a toparnos con las mismas personas incluso en distintos caminos, porque así tiene que ser, porque es necesario. —contestó satisfecha con su respuesta, Hinata proceso sus palabras y las repasó con cuidado en su cabeza. Al no obtener respuesta alguna, Mizuki decidió continuar. —Déjeme darle un ejemplo, Hyuga-sama.

»Si por ejemplo, usted y yo nos hubiéramos conocido en una vida pasada, y yo hubiera sido tan solo una conocida más, que no significó nada importante para usted, sin embargo, estuve ahí para, no sé, ayudarle a levantar cuando tropezara con una piedra al caminar por la misma calle, entonces estábamos destinadas a encontrarnos en esa vida por esa razón. Incluso tal vez usted y yo fuimos pareja antes, y nos ayudabamos a responder esas preguntas sin respuesta, y a tendernos una mano cuando más lo necesitábamos.

»Y ahora nos encontramos aquí, en otra vida, entonces es porque tal vez necesita que vuelva a ayudarla a levantar, porque incluso si nos conocimos en una vida pasada, estamos destinadas a conocernos aquí también, con otro rostro tal vez, e incluso si no nos casamos, el que yo esté aquí es por algo, y ese algo tal vez es solo para que tengamos esta plática que estamos teniendo justo ahora. ¿Comprende?

—Está tratando de decir que, incluso si las cosas no resultan como en nuestras vidas pasadas, reencontrarnos con las mismas personas, ¿tiene un propósito?

—Sí, porque incluso si antes yo hubiera estado junto a usted toda una vida, y ahora sólo esté en este momento, es porque así tenía que ser, porque así lo necesitábamos, ¿no lo cree? —Mizuki terminó enderezandose y llevó la taza de té que había dejado de lado a sus labios y lo bebió incluso si la bebida ya estaba fría. Hinata la imitó soltando por fin una mínima sonrisa en lo que llevaba de toda la cita.

—Entonces, incluso si usted me hubiera amado en su vida pasada, no está obligada a hacerlo en esta, y yo no estoy obligada a amar a quien amé en mi otra vida. —concluyó la Hyuga, Mizuki asintió.

—Tal vez es por eso que no podemos recordar lo que vivimos antes de renacer, ¿verdad? Porque aquellos que tienen a su predestinado pueden estar toda una eternidad juntos, pero aquellos que no lo hemos encontrado, debemos vagar vida tras vida buscándolo.

—¿Y si no lo encontramos?

—Entonces nos esforzamos por disfrutar cada vida, y amar a alguien con quien podamos sobrevivir siendo felices, incluso si al final nos separamos y debemos encontrar a alguien más.

—Creo que tiene razón, Akane-san. —asintió pensativa. La omega sonrió aún más.

—¿Usted cree?

—Sí, porque definitivamente necesitaba conocerla y tener esta conversación, estoy segura de que esto debía pasar, porque esto es lo que necesitaba. —afirmó terminando su té, se levantó de su asiento y colocó el dinero correspondiente al pago de ambas órdenes sobre la mesa. —Gracias por esto.

—Me alegro de haber ayudado, no se preocupe por mi, vaya con cuidado.

Hinata sonrió e hizo una reverencia a la omega, quien la devolvió antes de ver a la alfa salir del local.

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