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—¿Cuándo supiste que estabas enamorada de mi?

Hinata levantó la mirada, procesando la pregunta que la omega le había hecho. Sakura arrancaba pedazos de hierba descuidadamente.

—No lo sé. —respondió Hinata después de un tiempo, encogiendose de hombros, se arrastró en el suelo para sentarse a su lado y recargar su espalda en el tronco del árbol que les daba sombra. —Un día simplemente pensé en que, si pudiera, pasaría el resto de mi vida a tu lado.

Sakura sonrió, abrazando sus propias piernas. —Yo lo supe cuando me defendiste de Sasuke.

Hinata frunció el ceño. —¿Cuándo hice eso?

Sakura rió ante la mirada confundida de la alfa. —¿No lo recuerdas? Fue poco después de que te me declararas por primera vez. —contó con las mejillas coloreandose de rojo. —Yo estaba intentando acercarme a Sasuke como antes, pero él me llamó “molestia” justo cuando tú llegabas.

—Oh, lo recuerdo. —Hinata se sonrojó levemente, no queriendo que Sakura siguiera mencionando la forma tan horrible en que había encarado al Uchiha, no estaba orgullosa de eso.

—Tú ya me habías empezado a gustar, pero, cuando me consolaste después, creo que te amé un poquito ese día.

Hinata asintió, viendo descuidadamente el panorama, el viento soplaba suavemente y lejanamente podía escuchar el canto de alguna cigarra interrumpiendo el agradable silencio que inundaba el campo de entrenamiento.

—Sakura-san. —la mencionada ladeó el rostro para poder verla. —¿Por qué siempre me rechazas?

La omega lo pensó por un momento, riendo avergonzada y acomodando su cabello para evitar mirar a la alfa.

—Al principio fue porque pensé que podía seguirme gustando Sasuke. —recordó la mayor con las mejillas coloreandose suavemente de rosa. —Después creí que tal vez era un remplazo de Naruto para ti.

—¿Qué? —Hinata frunció el ceño, viéndola rápidamente para asegurarse de que había escuchado bien. Sakura se encogió de hombros.

—No hablabamos mucho, así que no estaba segura de si aún te gustaba. —explicó. —Naruto es un idiota, pero, yo también lo soy de alguna forma.

—No lo eres. —se quejó la azabache, tomando la mano llena de tierra y hierva de la pelirrosa, sin importarle que estuviera sucia. —Eres muy inteligente.

—No lo suficiente al parecer. —rió sin ánimo. —No lo sé, solo creí que tal vez veías una oportunidad conmigo porque era omega y Naruto no.

—¿Por qué creerías eso?

—¿Cuando te empecé a gustar, Hinata? —preguntó de vuelta.

La Hyuga enmudeció brevemente antes de rebatir de nuevo. —Bueno, tal vez me llamaste la atención cuando te presentaste. —aceptó. —Pero se necesitó mucho más para aceptar que me gustabas. Si hubiera sido porque eres omega, entonces pudo ser cualquiera.

—¿Incluso Ino?

Sakura se negó a verla, aunque Hinata tampoco buscó su mirada. —¿Te molesta?

—No me molesta que sean amigas, si es a lo que te refieres. —se encogió de hombros, tímida. —También es mi amiga, pero...

—¿Pero...?

—Ella habría sido mejor que yo.

...

Sakura se acostó con el cabello aún húmedo. Observó el techo pensando, recordando pequeños pero significantes momentos de su joven vida.

Específicamente los que compartía con Ino. Los recordaba porque justo esa tarde, después de entrenar con Hinata, la omega le había buscado para decirle que se había comprometido.

Para Sakura era sorprendente, después de todo, tenían tan solo 19 años, y aún así, parecían dispuestas a entregarse por completo. Le molestaba.

No pensaba mucho acerca de ello, pero sí, le molestaba. Ella sabía que Ino tenía sentimientos por Hinata, incluso si lo negara, podía verlo en sus ojos y en como sus manos buscaban siempre las ajenas.

Podía verlo en las sonrisas y en los abrazos, en las mejillas sonrojadas y en como su olor a canela se disparaba con fuerza.

Así que sí, le molestaba, porque aún siendo tan obvia, podía salir con Sai, y entregarse a él sin dudar ni un segundo, mientras que ella, teniendo todo en bandeja de plata, escapaba a la más pequeña oportunidad.

La envidiaba, porque aún teniendo todo lo que Ino quiere y lo que ella misma anhela, sigue retrocediendo como si no fuera así.

Y ahora Ino se casaría, y ella estaba caminando a ciegas a lo que sería su felicidad o su perdición. Perdería todo lo que siempre rechazó por miedo.

Pero sin duda, lo que más le molestaba, era la duda en los ojos perla que siempre habían confiado en ella. Podía verlo, incluso si Hinata intentaba ocultarlo esquivando su mirada, sabía que buscaba la forma de hacer que se rindiera.

Y le molestaba, le molestaba mucho. Si hubiera sido Ino, ¿tambien habría dudado?

...

—¿Podemos no entrenar hoy?

Sakura abrió los ojos con sorpresa al escucharla, la pregunta viéndose clara en las orbes verdes. Hinata sonrió un poco y metió las manos en los bolsillos de su pescador, de esa forma Sakura no fue capaz de ver como los puños femeninos se apretaban dentro de la ropa.

—Solo quiero disfrutarte hoy, ¿puedo?

—P-pero...

—Por favor. —pidió acercándose a ella, disfrutando de poder ser capaz de ver la piel tersa, y los labios rosas. —¿Podemos solo fingir que somos una pareja normal y que todo está bien?

Sakura sonrió, sin querer admitir que la tristeza podía sentirse en el ambiente. —Nunca hemos sido una pareja normal.

—Solo esta vez, Sakura, por favor.

...

—¿Pero qué dices? —la omega rió fuertemente, inclinándose inconscientemente hacía la Hyuga, quien sonreía alegremente mientras le contaba una de sus tantas anécdotas en el equipo 8.

—Te lo juro, Kiba-kun se negó a acercarse a nosotros por una semana porque el olor no se había ido, Shino-kun y yo tuvimos que bañar a Akamaru porque Kiba-kun no se soportaba ni a si mismo.

—No puedo imaginarte oliendo mal. —negó la mayor. Hinata rodeó sus hombros acercandola a su cuerpo mientras seguían caminando por el parque.

—Y no quieres hacerlo, ese día me terminé media botella de shampoo yo solita.

—¿Por qué suenas tan orgullosa? —se burló Sakura, permitiendo que estuviera tan cerca como para que el aroma a menta y lilas la inundara por completo.

Hinata acarició con su nariz la mejilla derecha de la omega y susurró cariñosa. —Te estoy haciendo reír, ¿no es eso suficiente para sentirme la persona más orgullosa?

El rostro de la Haruno se coloreó de inmediato, riendo nerviosa y empujando a la Hyuga para intentar calmar la prisa con la que latía su corazón.

Hinata rió fuertemente, alegre de poder presenciar esas reacciones en la persona que quería. Por un momento, incluso olvidó la razón de todo ello.

La razón de tenerla junto a ella, de poder inhalar el dulzor de su piel, y escuchar la risa cantarina que podría alegrar cada uno de sus días. Y sintiendo por primera vez su corazón lleno, tomó ambas mejillas calientes y colocó sus labios sobre los ajenos.

Escuchó y sintió el pequeño jadeo sorprendido de Sakura, pero ni siquiera eso se comparó al alivio y satisfacción que era poder sentir los finos y suaves labios contra los suyos.

Y era tan bueno, se sentía tan bien, que saber que solo le quedaban dos días para poder disfrutar de ello, solo hizo que una cruel lágrima rodara por su rostro, ignorante de que ese era el día más feliz de su vida.

AceptameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora