Aceptame

XV

No es fácil, soltar a la persona que debía acompañarte toda una vida, soltar a la persona que creíste estaría siempre para tí, soltar a la persona que pensaste te amaría toda una eternidad.

—Yo solo quiero que sepas que no es fácil.

Sakura hundió más el rostro entre sus piernas cuando escuchó ese susurro ser llevado por el viento hasta sus oídos. La voz que tanto amaba sonando queda y temblorosa. No levantó la vista, contuvo sus sollozos y dejó que el pesar de su alma se extendiera por el lugar, combinándose con el de aquella alfa que se recargaba en un árbol lejos de ella.

—Dejarte ir, quiero que sepas que no es fácil.

—¿Por qué? —preguntó con la voz apagada, sonando amortiguada por la posición en la que se encontraba, aun así el silencio de la noche le permitió a Hinata escucharla, pero pasaron los segundos y no sabía que contestar.

¿Por qué? ¿Por qué qué? ¿Por qué no podía amarla? ¿Por que la estaba dejando ir? ¿Por qué se quedaba esa noche si al amanecer ya no volvería?

¿Qué es lo que quería escuchar? ¿Qué estaba enamorada de alguien más? ¿Qué ya ni siquiera ella sabía lo que sentía? ¿Qué su corazón estaba dividido?

—¿Quien era ella? ¿Me dirás por lo menos eso?

—¿Realmente quieres saberlo?

Y esta vez fue el turno de Sakura de no contestar. Hinata suspiró llevando la mirada al cielo oscuro, el viento se volvía cada vez más frío, o tal vez era ella quien sentía que se congelaría en ese abandono.

—Su nombre es Natashi Ryosuka. Es... —titubeó, volviendo a mirar a la omega que se negaba a enderezarse para poder ver su rostro. —Ella... —suspiró comenzando a jugar con la hierba debajo suyo.

—Estos días han sido difíciles para mí, Sakura. No sé que hacer, y lo que quiero hacer no puedo hacerlo. —se levantó sacudiendo sus ropas, dudó un poco antes de avanzar el primer paso en su dirección. —¿No vas a mirarme?

Sakura negó con la cabeza, el nudo en su garganta cada vez más presente, y de alguna forma Hinata lo agradeció, porque estaba segura de que si esa mujer levantaba la mirada no podría decir lo que tenía que hacerle saber.

—Voy a casarme. —pero tan pronto lo dijo tuvo que enfrentarse a los llameantes ojos verdes de la mujer que impactada se había levantado, y la realidad nunca le había golpeado tan fuerte como en ese momento.

—¿Qué?

Hinata supo entonces que ya no había vuelta atrás, el peso en su espalda se hizo más grande, tanto que sintió que ahí, ante esos hermosos ojos, caería de rodillas.

Era real, por fin lo había aceptado, se casaría, su destino estaba a un paso de ser sellado, todo pasó como un rayo que golpeó su cuerpo, sacándole el aire y rompiendo sus ilusiones, los momentos que había vivido los últimos días pasaron frente a sus ojos en un destello.

Su padre dándole la lista con sus posibles pretendientes, su pelea con Ino, sus citas con cada uno de aquellos omegas, el encuentro con sus parejas pasadas, su llegada a ese campo, Sakura llorando.

Retrocedió un paso, sus manos temblaron, su corazón se detuvo por un milisengundo y sus ojos abiertos de par en par se llenaron de lágrimas. Pero Sakura no pudo ver nada de eso, la Hinata frente a ella se mantenía firme en su lugar, parada a unos metros de ella, dándole la peor de las noticias. Sakura no pudo notar que el alma de Hinata había retrocedido un paso, y que temblando se dejaba caer en un abismo de donde no podría salir sola.

Sakura no pudo ver que se estaba rindiendo, que la estaba soltando y con ella su felicidad e ilusiones. Sakura no pudo ver que Hinata intentaba cortar ese lazo de cariño que las unía, de un amor que había perdurado y se había hecho conocer sin que se pronunciara ninguna palabra.

Hinata intentaba soltar a quien consideraba el amor de su vida, intentaba soltar a Sakura, y ésta no pudo verlo.

—Perdón. —Hinata dió media vuelta y corrió ante la mirada dolida y confundida de la omega.

Sakura sollozó, el voy a casarme retumbando en su cabeza, dándole vueltas y causándole pulzadas de dolor. Cerró los ojos dejando ir las gotas saladas hasta su cuello.

Se deslizó lentamente al suelo donde había estado sentada antes, pero esta vez no se molesto en esconderse, lloró y lloró, sin entender que estaba pasando y cual había sido su error.

Sin entender porque la mujer que amaba había soltado esas palabras como si no fueran nada, como si su corazón no estuviera en juego, como si no hubiera destrozado cada pedazo de su alma.

Y lloró, porque no sabía cómo arreglar algo que ni siquiera sabía que estaba roto en primer lugar. Y no sabía cómo recuperar algo que no sabía cómo había obtenido en primer lugar.

No sabía cómo entrar de nuevo al corazón de la Hyuga porque no sabía cómo había salido de él.

Y dolió, dolió y siguió doliendo, con su cuerpo temblando de frío, pero sintiendo aún más frías sus lágrimas rodar por sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo.

Y pronto le costó respirar, y por un momento deseo no amarla, deseó odiarla y maldecir su nombre hasta que decidiera volver a amarla como hace tan solo unos días hacía.

Pero su lobo ya se encontraba siendo arrastrado hacia el abismo de dolor, sintiéndose abandonado, oprimiendole el corazón y recordándole que ella no decidía a quien amar, y tampoco decidía quien la amaba a ella.

He vuelto.

Perdón por tanta demora, espero que el capítulo les haya gustado. Si alguien lee “Nadie esperaba”, le aviso que fue actualizada hace unos días, espero puedan pasarse por ahí.

He terminado todos mis asuntos estudiantiles, por lo que estaré intentando continuar cada una de mis historias.

Por si no lo saben estoy empezando la adaptación de “Amor de niños” a una versión más madura y original con personajes propios y un universo mío. Pueden encontrar el prólogo en mi perfil.

Si alguien lee alguna otra de mis historias es libre de dejar aquí el nombre de la próxima que desee ser actualizada y yo haré lo posible por enfocarme en ellas.

Espero no se hayan olvidado de mí aún. Recuerden que les amo. Cuídense mucho por favor, besos.

Shirane Yuri