Final

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Advertencia: el siguiente capítulo que estás por leer presenta contenido sexual. Te recuerdo que esto es una historia omegaverse, si no sabes como funciona el cuerpo de una alfa mujer, te sugiero pasar por mi guía omegaverse, encuentrala en mi perfil. Si este contenido te desagrada, puedes saltarte hasta el final, donde haré un pequeño resúmen de lo visto en las siguientes escenas. Disfruta de la lectura.

Hinata estaba cometiendo un error. Sí, eso es lo que había deseado por mucho tiempo, pero muy en el fondo sabía que estaba tomando una decisión muy difícil que definiría el rumbo de su destino, el cual, por primera vez en su vida, estaba en sus manos.

Sus manos se deslizaron por la cintura estrecha de Sakura hasta su espalda y la apretó contra su pecho. Sus suspiros golpeaban sus labios dejando un caliente sabor dulce que comenzaba a presionar en su vientre.

Y era real, se sentía arder, sus manos picaban ansiosas, porque por fin estaba teniendo lo que quería, más allá del sexo, estar con Sakura, poder abrazarla, besarla y decirle que la amaba, poder tener la certeza de ser correspondida. Quería que todo pensamiento desapareciera, quería que solo el aroma a chocolate dulce y embriagante se quedara, que la penetrara hasta sus entrañas, que se impregnara en sus huesos.

Con los destellos de cordura siendo cada vez menos constantes, menos fuertes e insistentes, llevó a la omega hasta la cama, se deshizo con prisa de la blusa roja, a pesar de que siempre había deseado hacerlo lento la primera vez. Con los ojos llorosos de Sakura mostrándole tanto miedo a perderla, Hinata solo quería desnudarla y hacerle ver que no había nada que deseara más que estar con ella, que no quería dejarla, que la querría por siempre, por encima de todo, por encima de todo lo que era correcto y lo que no.

Sus labios bajaron por el delgado cuello en besos húmedos, y sus manos vagaron hasta el short, la presionó de las caderas contra la cama y pegó su cuerpo a ella con el deseo de fundirse con su olor.

Pasó por sus clavículas y los pequeños pechos que se mostraban temerosos, acarició la piel tersa que se sentía cálida, y besó hasta asegurarse de que ella no pudiera olvidar lo que era tenerla en la palma de su mano.

—Hinata...

La alfa decidió que su nombre jamás se había escuchado tan bien como ahora que salía de esa boca preciosa. Pero seguía sin lograr que su mente quedara en blanco, sus sentimientos y deseos se contradecían una y otra vez, peleando por el control de su mente y cuerpo.

—Vuelve a decir mi nombre. —pidió subiendo hasta sus labios de nuevo, necesitaba escucharla, necesitaba que la llamara a la perdición. —Repitelo hasta que te quedes sin voz, hazlo y no lo sueltes jamás.

Sakura la miró agitada y con los ojos brillando, relamió sus labios y asintió. —Hinata.

La Hyuga besó su mejilla y comenzó a bajar el short de su traje, la tela negra y rosa se deslizó por las piernas delgadas, y su nombre fue pronunciado una vez más. Hinata levantó ambas piernas por debajo de las rodillas y se empujó contra la ropa interior.

—A-ah... Hinata...

La azabache volvió a embestir, sentía como su propio miembro se estiraba dentro de sus pantalones. Se sentía caliente, su cuerpo hervía como si estuviera en celo, y su corazón corría apresurado, poco más y Hinata no dudaría de que saldría de su pecho.

—Hinata, bésame. —Sakura la tomó de la camisa, ¿cuando había desaparecido su chamarra? Fue jalada hacia abajo, y sus labios fueron acariciados por una traviesa y mojada lengua rosa. —Bésame hasta que no me quede duda de que no estoy soñando.

Sus lenguas jugaron fuera de sus bocas, tan caliente y húmedo, la saliva hizo un pequeño recorrido por la comisura del labio de Sakura, desbordandose en medio de la lucha de músculos.

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