Capítulo 11

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*NARRA ALESSANDRA*

Había pasado una semana, desde que había ocurrido todo. Me encontraba en la habitación de Armani, con mi pequeña durmiendo a un lado en su cuna. Alda aún no podía levantarse de la cama, y los hombres habían salido nuevamente al amanecer. Por lo que yo me encargaba del cuidado de Armani, y Alina se encargaba de los demás niños.

-Mi niño chiquito, abre esos ojitos tan bonitos que tienes-acaricio su cabello, y tomo su mano dejando un beso.-Allegra y yo vamos a esperarte, para que juegues con nosotros. Además el sitio en el que estamos, tiene un jardín enorme, ¿no te gustaría que montemos una casita del árbol?

Me quedo un rato en silencio, simplemente observándole, hasta que escucho la puerta. Ángelo entra, sentándose al filo de la cama, y se queda con la cabeza agachada. El silencio es algo incómodo para mí, ya es una semana que él no duerme conmigo, ni siquiera me habla.

-Ya llegué, Ángelo-dice Alexis, entrando en la habitación.-Ya puedes...-le miro con el ceño fruncido, y me quedo toda confundida.

-Alessandra, ¿podríamos hablar en privado, por favor?-dice Ángelo hacia mí, mirándome por primera vez en dos días.-Alexis se quedará, con ellos cuidándoles.

Asiento con la cabeza, y reviso a Allegra antes de salir de la habitación. Ángelo me indica que vayamos al despacho, y cierra la puerta tras nosotros. Tomo asiento en uno de los sofás, haciendo él lo mismo a mi lado. Ambos suspiramos casi a la misma vez, pero nuevamente se crea un silencio incómodo.

-Quería hablar contigo en privado, sobre lo que ha pasado en estos últimos días-comienza a hablar, mirándome fijamente.-La verdad es que todo fue una locura, esa noche fue una auténtica locura. Cuando escuché el grito de Alina, se me heló hasta el alma. Tenía miedo, que también hubiera llegado hasta vosotras.

"Cuando fuiste a por ella, me enfadé demasiado. No quería que dejaras a Allegra sola, ni siquiera los niños pueden defenderse. Y mucho menos, quería que tú te pusieras en riesgo. Pero sé que les salvaste a ellos, que sin tu ayuda quizá hoy no estarían aquí. Estos días ha sido un completo caos, para todos nosotros. Por ello quise distanciarme de ti, no quería seguir soltando comentarios, que quizá te puedan herir.

Lo siento mucho, Alessandra, siento mucho lo que te dije esa noche. Tú no eres una mala madre, todo lo contrario, estás siempre por y para ella. Y aún así, te encargas de los demás niños. Eres la mejor madre, que Allegra podría tener. Todo lo contrario lo soy yo, soy un mal padre, y una mala pareja, que no sabe gestionar su mente correctamente...-le miro con los ojos llenos de lágrimas, y me siento en su regazo rodeándole con mis brazos."

-Tú no eres un mal padre, ni una mala pareja, Ángelo-le digo, abrazándole fuertemente.-Todo esto ha sido una locura, lo sé. Quizá no tomé una buena decisión, pero lo importante es que estamos todos aquí. Tenemos que procurar, que ellos se pongan bien cuanto antes, eso es lo que importa ahora. Y sobretodo, no quiero que sigamos con estas peleas tontas. En la que uno se distancia del otro, y nos dejamos de hablar. Porque no quiero perderte, Ángelo.

-No nos vamos a perder, nunca.

-Ahora sí que sí, voy a volver a entrenar-le digo, mientras acaricio su pelo.-La cuarentena ha pasado, esta mañana me revisó la doctor. Puedo hacer cualquier tipo de ejercicio, con cuidado.

-Está bien, estoy de acuerdo. Después de lo que pasó, prefiero que te entrenes si vuelve a pasar algo.

Toma mi mano, acariciando mi anillo de compromiso, y después lo besa. Nos quedamos un rato más así, abrazados en el despacho totalmente en silencio. Hasta que entra Adriano, asustándonos a ambos.

-¿Qué hacen aquí, chicos?-pregunta él, viéndonos enternecido.

-Alessandra y yo estábamos hablando, un momento a solas. Pero ya nos vamos, Alexis se ha quedado, con los dos pequeños.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora