Capítulo 14

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*NARRA ALESSANDRA*

-Aless, Aless...-escucho que me llaman, mientras unas manitas pequeñitas acarician mi rostro. Abro uno de mis ojos, y veo a Armani frente a mí sonriente.-Tengo hambre...-él hace un puchero, y mi corazón se derrite.

-Buenos días pequeño, ¿vamos a desayunar?-él asiente repetidamente, y yo me incorporo con cuidado. Mi pequeña está aún dormida, por lo que la envuelvo en una manta antes de bajar.-Vamos, cariño.

Él baja de la cama, y salimos de la habitación hacia el comedor. Alda nos espera con los demás niños, y nos señala nuestros asientos. Yo tomo asiento, con mi pequeña entre mis brazos, y trato de desayunar con una sola mano. Alda parece inmersa en sus pensamientos, mirando a un punto fijo mientras remueve su café.

-Alda, ¿estás bien?-le pregunto, algo bajito para no llamar la atención de los niños. Ella no responde, continúa callada.-¿Alda?

-¿Sí? Dime, cariño-responde ella, disimulando y con una sonrisa forzada.

-¿Estás bien?-sus ojos se llenan de lágrimas, y niega con la cabeza.

-D-discúlpame...

Ella abandona el comedor rápido, y me quedo con el ceño fruncido. Los niños me preguntan sobre ella, pero invento una excusa para que continúen desayunando.

-Aimé, ¿puedes venir?-pregunto en voz alta, esperando que me haya escuchado.

-Dime, Aless-responde ella, entrando sonriente al comedor.

-Quédate unos minutos con ellos, enseguida vuelvo-le comento, levantándome con Allegra en brazos. Ella asiente, y se sienta con los niños.

-Señorita, la cuna de la pequeña está en su habitación-me comenta Luciano, cuando paso por el pasillo.-Vamos a continuar, montando las habitaciones de los niños, y los muebles que quedan de Allegra.

-De acuerdo, muchísimas gracias Luciano.

Él asiente, y yo subo hacia la habitación de Alda. La puerta está entreabierta, y sus sollozos se escuchan desde fuera. Entro en silencio, sentándome a su lado mientras acaricio su espalda.

-¿Qué te pasa, Alda?-le pregunto, mirándola atenta.

-N-no puedo m-más con e-esto...-responde ella, entre sollozos.-N-nos van a m-m-matar.

-No nos van a matar Alda, con este plan estamos seguros todos. Los mejores guardias están de nuestro lado, no hay nada que temer.

-N-no lo entiendes... He cometido, un gran error. Todos estamos en peligro, saben nuestra posición.

-Espera, ¿qué?-me levanto de la cama, meciendo a Allegra, y mirándola con el ceño fruncido.-¿De qué estás hablando?

-Alina me comió la cabeza, y comencé a trabajar con ella contra ustedes. Pero juro por dios que me arrepiento, en serio Alessandra, no sabes cuánto me arrepiento.

-¿Qué cojones has hecho Alda?-ella se queda callada, retorciendo sus manos en su regazo.-Te he hecho una pregunta, ¿qué cojones has hecho?

-Todos nuestros objetos tienen un localizador, y los pijamas de los niños también. Cuando Alina despierte, irá a darle la localización de nosotros a los Montesco.

-Maldita sea.... ¡LUCIANO!-salgo de la habitación, casi corriendo, y trato de localizarle.

-¿Ocurre algo, señorita Alessandra?-pregunta él, corriendo hacia mí.

-Quiero a dos hombres vigilando a Alda, y quiero que revisen todos los objetos que hemos traído. Ella ha confesado, que hay localizadores entre nosotros incluidos sus pijamas.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora