Capítulo 17

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*Narra Alessandra*

-¿Segura que no quieres desayunar? Todo está preparado, Aless-insiste Aimé, una vez más. Niego con la cabeza nuevamente, mientras continúo acunando a mi pequeña.-Tienes que comer algo, aunque sea un café.

-Luego lo haré, no te preocupes.

Ella asiente, mirándome con desaprobación, y se marcha del salón. Los hombres Salvatore, entran en la casa, dirigiéndose directamente a la habitación. No quiero subir las escaleras, no quiero ver su cuerpo. Ni siquiera sé con exactitud, qué diablos ha pasado. ¿Dónde estaban los guardias? ¿Acaso hay otro infiltrado aquí dentro?

-Alessandra...-escucho una voz a mis espaldas, Alexis con los ojos llenos de lágrimas me abraza. Ni siquiera puedo emitir palabra alguna, me quedo totalmente muda.-Esto es horrible, todo esto es un infierno. No sabéis, cuánto os echo de menos.

Dejo que él tome a Allegra, y es mi turno de abrazarlo. Solamente se escucha los pasos de todos, ir de aquí para allá, hasta que veo una gran bolsa negra. La llevan con cuidado hasta una furgoneta, y es cuando puedo ver a los demás. Me separo de Alexis, quien acomoda mejor a Allegra, mientras yo me acerco a Armani. Le rodeo con mis brazos, y él hace lo mismo con fuerza.

-Lo siento... Lo siento...-le digo, entre sollozos.

-No pidas perdón cariño, no tienes la culpa.

Ni siquiera soy capaz de volver a decir algo, él besa mi mejilla y todos abandonan la casa. Menos Alexis, que decide quedarse un poco más. No quería estar sola, en la reunión con los guardias.

-Primero dejaré a esta pequeña, con Aimé, espera aquí-asiento con la cabeza, y seco mis lágrimas con la manga de mi sudadera.-Listo, vamos.

Él toma mi mano, entrelazando nuestros dedos, y comenzamos a caminar hacia la sala de juntas. Los guardias esperan allí, se les había informado con antelación sobre dicha reunión. Yo tomo asiento a la cabeza de la mesa, con Alexis al otro lado.

-Quiero que alguien me explique, ¿cómo carajos ha sucedido esto? Se supone que había cámaras, y dos de ustedes vigilando 24/7-comienzo a hablar, mientras les observo a cada uno de ellos.

-Señorita Alessandra, permita que le explique-comienza a hablar, Luciano.-He revisado personalmente las cámaras de nuevo, al parecer en esta mesa hay un traidor. Alguien que le ha pasado una serie de pastillas, para que Alda hiciera su cometido. Ella aprovechó el cambio de guardias, y el traidor distrajo a todos para que nadie se diera cuenta.

-Luciano, dame tu pistola-le digo, mientras extiendo mi mano. Éste obedece, y la deja en mi mano suavemente.

-Aless, ¿qué-comienza a hablar Alexis, pero le interrumpo.

-¿Quién ha sido?-todos se quedan en silencio, uno de ellos se remueve en su asiento inquieto.-He dicho que, ¿quién ha sido?-nada, todos callados.

-Aquí le traje las imágenes, para que usted las pueda ver-Luciano extiende una tablet en mi dirección, y reproduce todos los vídeos. Efectivamente, es el chico gusano, que no deja de moverse.

-¿Tus últimas palabras?-le digo al chico, mientras le apunto con mi pistola. Él solo traga saliva, pero aún así me mira desafiante. Solo un disparo, basta para acabar con su vida.-Todos ustedes han sido testigos, de los sucesos cometidos hoy. Antes de querer traicionarnos, piensen dos veces, si no quieren acabar como esa escoria.

La sala al completo se queda en silencio, le devuelvo el arma a Luciano y le pido que se encargue del resto. Alexis me sigue desde atrás, perplejo por mis actos.

-Alessandra, espera.-Toma mi mano, y hace que nos detengamos en mitad del pasillo.-¿Estás bien?-asiento.-Chica, no me esperaba esto. Estabas desconsolada por la muerte de Alda, y de repente te cargas a uno con toda la sangre fría del mundo.

-Alexis, con mi familia nadie se mete.

Le hago una seña, para que continuemos hasta reencontrarnos con Aimé. Ella me comunica, que los niños acaban de despertar, mientras que Allegra, está dormida en la cuna del salón. Dejo que ellos intercambien algunas palabras, y yo subo hacia la habitación de los niños. Comienza, una nueva actuación.

Tras atender a los niños, con los desayunos y su ropa, los dejé un rato jugando solos. Bajo las escalera rápido, he dejado a los chicos solos con Allegra demasiado tiempo. Al llegar al salón, solo veo a Aimé. 

-¿Están tranquilos?-pregunta Aimé, cuando tomo asiento a su lado.

-Sí, se han quedado en la habitación jugando-ella asiente, dedicándome una pequeña sonrisa-¿Hablaste con Alexis?

-¿Para qué o qué?-responde ella, extraña.

-Pues de su romance, que vivieron antes de que esto sucediera...

-Sinceramente no quiero hablar de eso, hagamos como que no pasó.

Asiento extrañada, cambiando el tema de la conversación. Planeamos qué haremos con los niños, y el comienzo de mis entrenamientos. Todo parece tranquilo en la casa, como si realmente no hubiera pasado nada. Los guardias andan de un lado a otro, vigilando cada esquina de la casa.

-Señorita Alessandra, el señor Alexis la espera en su despacho-comenta Luciano, entrando al salón.

-Solo Alessandra, Luciano. Pensé que se había ido, voy para allá. Muchas gracias-éste asiente, y me dirijo hacia el despacho. 

Él espera sentado, frente al escritorio, y me dedica una sonrisa cuando me ve. Tomo asiento a su lado,  su mano toma la mía acariciándola cariñosamente.

-Pensé que te habías ido...-le comento, acercándome más a él.

-Quería un momento de calma, esta situación nos está matando a todos-responde cabizbajo, pero sin dejar de acariciar mi mano.

-¿Qué pasará con el cuerpo de Alda?

-He hablado con los chicos y, a pesar de que nos traicionó, será enterrada en el cementerio familiar.

-¿Tenéis vuestro propio cementerio?

-Sí, los abuelos de Adriano decidieron crearlo, porque aseguraban que no podían descansar en un cementerio normal-asiento asombrada, no me esperaba esto.-No habrá misa, no habrán palabras. La están preparando, para enterrarla hoy mismo.

-¿Qué pasará con Alina?

-Ángelo ha planteado matarla, pero los demás no quieren. Aseguran que puede arrojar, algo más de información. Por ahora están trazando un plan, para terminar de una vez por todas con los Montesco.-Asiento con la cabeza, y nos quedamos completamente en silencio. Se levanta tirando de mi brazo, y me abraza fuerte.-Tengo que irme pequeña, no puedo quedarme más.

Vuelvo a asentir con la cabeza, y beso su mejilla. Él me devuelve el gesto, manteniéndose un poco más abrazado a mí. Lo acompaño hasta la salida, tomando a Allegra en el camino, para que él se despida de ella. Después de una ronda de besos, entre tío y sobrina, ambas nos despedimos de él con la mano.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora