Capítulo 23

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*Narra Alessandra*

-Ya me ha contado Ángelo, que todo salió perfecto ayer. Enhorabuena, estoy muy orgulloso de tí. Has dejado todos tus temores a un lado, y te has convertido en un auténtica guerrera-comenta Adriano, sonriente.-Aún así, no quiero que olvides quién eres. No quiero que pases a ser, algo que realmente no deseas.

Él me ha llamado, para reunirnos ambos en su despacho. Ángelo está al cuidado de su hija, y los demás están con los niños. Parece que poco a poco, va llegando la normalidad a nuestra familia. Aunque aún queda mucho, por hacer.

-Ahora cuéntame, ¿qué es lo que te atormenta?

-¿Cómo lo sabes?-le pregunto extrañada, frunciendo el ceño.

-¿Olvidas que eres como mi hija?

-Antes de salir de la casa, algo llamó mi atención en la entrada. Era una ecografía, a nombre de Anaï. Era un feto pequeño, no pasaba de un mes.

-Y ahora te sientes mal, porque ella murió embarazada-asiento, sin decir más.-Cariño, no te preocupes tanto. Tampoco sabemos, la certeza de ese posible embarazo. Piensa que era ellos, o nosotros.

Él se levanta de su asiento, rodeándome con sus brazos. Acuna mi rostro entre sus manos, sonriente, dejando un beso en mi frente. Posteriormente abandonamos el despacho, para reunirnos con los demás. Adriano se va con sus hermanos, mientras que yo subo en busca de mi hombre. Ángelo se encuentra en nuestra habitación, dormido sobre nuestra cama al lado de nuestra pequeña. Tomo a Allegra con cuidado, para dejarla en su cuna suavemente. 

Después me tumbo al lado de Ángelo, sintiendo cómo me él rodea con sus brazos enseguida. Quedo frente a frente con él, viendo su rostro totalmente relajado. Paseo mi mano por todo su rostro, delineando sus cejas, su nariz perfecta, sus labios...

-¿Debería sentir miedo cuando me observas así?-dice él, sacándome de mi trance. Suelto una pequeña risita, viendo como abre los ojos.-¿Hablaste con papá?-pregunta refiriéndose a Adriano, a lo que yo asiento.-¿Te sientes mejor?

-Sí, un poquito.

-Pronto volverá la normalidad, y viviremos felices como la familia que somos.

Él se acerca a mi rostro, acariciando mi nariz con la suya, besándome suavemente. Continúo su beso, posicionándome sobre él, hasta que unos toques en la puerta nos interrumpe. Ambos nos levantamos, abriendo en silencio, para no despertar a nuestra pequeña. Alexis se encuentra al otro lado, algo decaído.

-Pasa, pasa-le hago una seña, para que entre en silencio.

-¿Todo bien, hermano?-le pregunta Ángelo, tomando a Allegra, que finalmente se ha despertado. 

-Aimé y yo, hemos discutido. Está teniendo muchos cambios, no sé qué hacer para hacerla feliz. Todo le parece mal, parece que no hago nada bien. Y eso que su embarazo, acaba de empezar, no me imagino dentro de unos meses...

-Os dejaré a ustedes hablando un rato, e iré yo a hablar con ella. ¿Os parece chicos?-les pregunto, ambos asienten a mi pregunta.-Vamos pequeñita, dejemos que papi y el tito hablen.

Ángelo me pasa a Allegra, acomodándola entre sus mantitas. Yo abandono nuestra habitación, dirigiéndome hacia la habitación de Aimé. Doy unos golpecitos en la puerta, asegurándome de que puedo entrar. Ella me recibe con la nariz roja, entre sollozos, dejándome entrar enseguida.

-¿Qué ha pasado, cielo?-me hace una seña, para que tome asiente en la cama.

-Alexis hace demasiadas preguntas, y a veces consigue sacarme de quicio. No te equivoques, lo amo, pero me siento aturdida. Estoy teniendo demasiados cambios hormonales, náuseas, vómitos, y él siempre está preguntando cada dos segundos si estoy bien.-Hace una pausa, volviendo a echarse a llorar.-Lo he tratado muy mal, y él solo me cuida sin rechistar.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora