Capítulo 25

2K 145 3
                                    

-¡Corred! ¡Corred!-les grito a los demás, mientras echo a correr hacia la casa, los disparos comienzan. El cuerpo inerte de Ciara, ha caído al suelo. Se ha suicidado, frente a todos nosotros.-¡Todos en sus puestos, refugiaros!-Ángelo tira de mi brazo, escondiéndonos tras el sofá, en cuanto estoy dentro de la casa.

-Vete con Luciano, esto es muy peligroso para tí-él gruñe, su mandíbula está totalmente tensa.-Por una maldita vez, haz caso de lo que digo.

-Ya sabes mi respuesta, no comiences a debatir.

Antes de que él pueda decir nada, disparo detrás de él a un hombre de Montesco. Solo nos queda correr, y disparar, para salvarnos. Para nuestra suerte, todos nosotros estamos refugiados en la casa. Ellos fuera no tienen nada más, que los coches que ellos mismos han traído. La parte mala, es que más hombres han llegado junto a él.

-¡Quiero todas las entradas vigiladas y cerradas!-grita Armani, hacia los guardias.

Cambio de posición, refugiándome bajo una ventana rota. Disparo un par de veces, consiguiendo eliminar a dos hombres.

-Alessandra, por aquí, vamos-Luciano tira de mi brazo, subiendo las escaleras con cuidado. 

Entramos a la habitación principal, que justo da donde está Montesco y sus hombres. Nuevamente nos refugiamos, ambos a cada lado de la ventana. Parece casi imposible, derrotar a todos los hombres. A pesar de la cantidad de hombres que tenemos, no logramos avanzar con rapidez. El cobarde de Luciano Montesco, permanece escondido entre los coches. Únicamente sus hombres, son los que disparan hacia nosotros.

-¡AH! ¡MIERDA!-escucho el grito de Alexis, que me pone los pelos de punta. Sin pensarlo dos veces, bajo corriendo en su búsqueda.

-¡Alessandra, espera!-grita Luciano, detrás mía.

-¡Alexis!-está tirado en el suelo, sujetando su pierna ensangrentada. Le han disparado.-Tranquilo, tranquilo. 

Observo alrededor en busca de algo, para taponar la herida. Solamente se me ocurre rajar un trozo de la cortina, realizando un torniquete. Alexis sisea adolorido, mientras vigila que no hay peligro a nuestro alrededor. Trato de limpiar mis manos, llenas de sangre, en mi ropa para que no se me resbale la pistola.

-Vamos, tengo que llevarte a alguna habitación, aquí estás en peligro-le digo, observando el panorama.

-No puedo... No puedo...

-Sí puedes, vamos, tienes que intentarlo.

Ambos nos ponemos de pie, él apoyado en mí. Caminamos despacio, siendo protegidos por nuestros hombres. El camino escaleras arriba, es una auténtica odisea, pero lo logramos. Entramos al baño, que no tiene ventanas, y le dejo suavemente en el suelo.

-No tardaré en volver, presiona en la herida, toma-le paso una toalla limpia, y le indico cómo tiene que hacerlo. Ver anatomía de Grey, en mis noches de insomnio, sirve para mucho.-Alexis no olvides, que tienes una radio. Llámanos cuando, lo necesites.

Él asiente, mirándome con los ojos llorosos. Dejo un beso en su frente, y abandono el baño cerrando la puerta. Comunico por la radio a los demás, que Alexis está herido, pero no digo la posición. Sería un error, puesto que el bando contrario lo podría descubrir. A continuación corro hacia la habitación, para recuperar mi posición anterior. 

-No puedes irte, corriendo así. Joder Alessandra, no eres Rambo-me regaña Luciano, sin dejar de disparar. Armani igual dispara hacia el exterior, pero no dice nada cuando me ve.

Imito a Armani quedándome callada, y disparando en cuanto veo algún objetivo. Nuestros hombres no dejan de moverse, de un lado a otro de la casa. Solo espero, que todos estén bien.

-Es mejor que vayas con Alexis, aquí está la cosa un poco despejada-comenta Armani, en mi oído, a lo que yo asiento.-Con cuidado, "Rambo".

Vuelvo sigilosa hacia el baño, entrando de nuevo con Alexis. Él se encuentra sudoroso, la toalla está completamente ensangrentada. Tomo otra completamente diferente, limpia, y la pongo encima de esa.

-Mierda, voy a morir...-Alexis se echa a llorar, al ver que los disparos no cesan.

-No vas a morir, porque aún tienes que sostener a tu bebé y verlo crecer.

-No... No...

-¡Que no vas a morir, joder!-tomo la radio, que está enganchada en mi cintura, y trato de contactar con los hombres que están en los coches.-Necesito que paséis por la puerta trasera, Alexis necesita ir de urgencia al hospital.

-Mucho cuidado Alessandra, cuida de que no se acerquen allí-la voz de Antonio, se escucha por la radio advirtiéndome.

-Vamos cielo, te van a curar. Y luego vamos a ir a casa, para estar todos juntitos-le comento a Alexis, en un intento de animarle.-Tienes que hacer un pequeño esfuerzo, para poder llevarte hacia la puerta trasera.

-No voy a poder, Alessandra... 

-Sí que puedes, vamos, yo te llevaré. Solo tenemos que hacerlo como antes, yo te voy a proteger.

-No puedo, te lo juro. Aless, solo déjame aquí...-Alexis se mantiene aferrado a mí, llorando desconsoladamente y temblando. 

-Escúchame, no te voy a dejar aquí-tomo su rostro, secando sus lágrimas, haciendo que me mire.-Vamos a salir juntos, como los guerreros que somos, ¿vale?

Él asiente, apretando la toalla de su pierna. Lo tomo por la cintura, y le ayudo a levantarse, escuchando su quejido. Espero unos segundos, para que logre estabilizarse un poco. Antes de salir, me asomo por el pasillo, para comprobar que nadie viene. Alexis se apoya en mí, caminando lentamente por el pasillo. Nuevamente, tenemos que bajar las escaleras.

Por suerte, le cuesta un poco menos, que subir. Nuestros hombres nos cubren, hasta que logramos salir por detrás. Ya allí lo toman en brazos con cuidado, y lo meten dentro del coche.

-Ven conmigo Aless, no te quedes aquí...-Alexis no deja mi mano, mirándome suplicante.

-No puedo irme, aún puedo ayudar aquí. No te preocupes, vas a estar en buenas manos cielo-beso su mejilla, y cierro la puerta para que se lo lleven.

Me quedo unos segundos vigilando, que el coche se vaya totalmente seguro. Pero justo antes de darme la vuelta, noto el frío del metal  en mi nuca.

-No te muevas, niñata-mierda, mierda, mierda.

-¡Eh, suéltala!-grita Armani, apuntando directo a Luciano Montesco.

-Quiero a todo el puto mundo quieto, esta zorra se viene conmigo-gruñe Luciano, apretando su agarre.

De un momento a otro, noto ese vacío al soltarme Luciano. Ángelo se ha abalanzado sobre él, comenzando a golpearle con furia. La pistola de Luciano ha quedado tirada a un lado, a lo que corriendo la tomo guardándola. Ninguno de nuestros hombres se mueven, al contrario se mantienen quietos contemplando la situación.

Trato de separarles, metiéndome por medio. No quiero que mate a Ángelo, a golpes contra el suelo. No logro conseguir nada, lo único es un empujón que me tira al suelo.

-¡¿Qué hacéis parados?! ¡Ayudadle!-les grito a todos, levantándome del suelo. 

Luciano consigue lanzar a un lado a Ángelo, sacando una pistola de su espalda, y apuntándole directamente en el pecho.

-¡ÁNGELO!-corro hacia él, desesperada, cubriéndole en un abrazo.

-¡ALESSANDRA!

Un disparo, oscuridad absoluta...

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora