Capítulo 21

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*Narra Ángelo* (POR FIN)

-Sshhh, tranquila, tranquila-arrullo a mi pequeña, en mis brazos, que no para de llorar.

Alessandra se ha levantado hace un rato, para poder entrenar, mientras yo me quedaba con Allegra. Pero ella parece no calmarse, paso mi mano por su frente y es cuando noto que tiene fiebre. Unos toques suenan en la puerta, y mi padre entra por ésta.

-¿Todo bien?-pregunta, acercándose.

-No deja de llorar, tiene fiebre-le comento, mientras mezo a mi pequeña.

-Voy a llamar al médico, quítale la ropa y déjala solo en body. Voy a llamar también, a Aless.

Asiento con la cabeza, y procedo a quitar su ropa. Después la envuelvo en una manta, ajustando su chupete para calmarla. Su nariz está totalmente roja, al igual que sus mejillas, y las lágrimas no dejan de salir. Comienzo a cantar una nana, sin dejar de moverme.

-A la nanita nana, nanita ella, nanita ella... Mi niña tiene sueño, bendito sea, bendito sea...-su llanto comienza a disminuir, solo quedan sus sollozos.-A la nanita nana, nanita ella, nanita ella... Mi niña tiene sueño, bendito sea, bendito sea...

-Fuentecita que corre, clara y sonora...-la voz de Alessandra se mezcla con la mía, a la vez que nos rodea con sus brazos.-Ruiseñor que en la selva, cantando y llora... Calla mientras la cuna, se balancea... A la nanita nana, nanita ella... Nanita ella...

-Chicos, siento interrumpiros, ha llegado el doctor-mi padre nos mira enternecido desde la puerta, dejando paso al doctor.

-Contadme, ¿qué le pasa a esta bebé?-dejo a Allegra sobre la cama, y él empieza a revisarla.

-Ella despertó llorando desconsoladamente, traté de calmarla, pero al pasar mi mano por su frente, noté que tenía fiebre.

-Anoche estaba algo rara, ¿verdad amor?-dice Alessandra, a lo que yo asiento.-Una de las tomas no duró casi nada, y se durmió enseguida. Pero pensé, que estaba cansada.

Su rostro está pintado de preocupación, al igual que el mío. Tomo su mano, entrelazándola con la mía, dándole un suave apretón. Allegra parece permanecer callada, atenta a lo que el doctor le hace.

-Es un resfriado normal, por eso está irritable y no lograba calmarse. Puede presentar más síntomas, como dificultad para dormir, estornudos, tos, etc. Os voy a recetar un medicamento, si veis que se pone peor, me llaman de nuevo. De todas formas, vendré en dos semanas, para revisarla-ambos asentimos, y él la vuelve a tapar con las mantas. La toma en brazos sonriente, y le hace un par de monerías.-Ahora dile a mamá y a papá, que necesitas mucho calorcito acompañado de mimos.

Me pasa a Allegra, mientras él nos hace la receta. La vuelvo a poner sobre la cama, y junto con Alessandra, le ponemos un pijama más calentito. Cuando los dos hombres abandonan la habitación, nosotros tres nos tumbamos en la cama.

-Ay mi pequeña... No me gusta verte malita...-Alessandra hace un puchero adorable, haciéndome reír levemente.

-Pero se va a recuperar pronto, ¿verdad que sí?

Ambos nos quedamos callados, viendo a nuestra pequeña dormir plácidamente. Hasta que unos toques suenan, mi padre se asoma tras la puerta.

-¿Podéis venir? Necesito hablar con vosotros, Alexis se quedará con ella.

Ambos nos miramos extrañados, y nos levantamos en silencio de la cama. Alexis entra en la habitación, para llevarse a nuestra pequeña. Tomo la mano de mi chica, y ambos seguimos a mi padre hacia el despacho. Los tres tomamos asiento, él detrás del escritorio, y nosotros justo delante.

-Os quiero proponer algo, a los dos. Porque sé, que sois más que capaces de hacerlo. Hemos encontrado la localización exacta, de Tommaso Montesco. Lo digo por si queréis ser vosotros, los que eliminéis a este ser.

-Hecho, nos encargamos-habla Alessandra, antes de que pueda decir algo.

-No, me encargo yo solo.

-Nos lo ha dicho a ambos, por lo que vamos a ir los dos-ella se cruza de brazos, y me mira desafiante.

-No te voy a poner en riesgo, iré yo solo a por este engendro.

-No hay ningún riesgo, si llevamos a nuestros hombres. Además es una sola persona, y he entrenado bastante para esto-niego con la cabeza, y ella cambia su mirada a una enfadada.-Tengo todo el derecho de hacerlo, él quería matarme, y ahora lo voy a hacer yo.

-He dicho que no.

-Y yo he dicho que sí.

-Chicos, chicos-nuestro padre interrumpe nuestra discusión, y nos mira con una media sonrisa-No os peleéis, vais a ir los dos. Y como ha dicho Alessandra, iréis escoltados por nuestros mejores hombres. 

-Pero...-comienzo a hablar, hasta que me interrumpe Alessandra.

-Pero nada Ángelo, vamos a ir los dos, nos vamos a proteger mutuamente, y le vamos a dar la muerte más dolorosa que exista.

Asiento sin decir nada, y continuamos hablando sobre el plan. Nos enseña el plano de la ubicación, y la mejor manera de entrar. Por lo que sabemos, no tiene muchos hombres, eso quiere decir que, llegaremos a él sin mucho esfuerzo. 

Cuando acaba nuestra reunión, los tres abandonamos el despacho. Alessandra y mi padre, se van para hablar con Luciano, mientras que yo voy en busca de mi niña. Alexis se encuentra con ella, sentado en el salón, mientras le dice algunas monerías.

-¿Ya te ha dicho papá lo que tenéis que hacer?-me pregunta, cuando tomo asiento a su lado, a lo que yo asiento.-¿Qué opinas?

-Realmente no quiero que ella vaya, no quiero arriesgarla. Pero ya sabes, que últimamente no le puedes debatir nada.-Alexis se ríe, y mi pequeña nos regala una sonrisa.

-Alessandra ha madurado mucho, se ha convertido en una auténtica guerrera. No le temas a los Montesco, teme a tu mujer.

-Alexis, te estoy escuchando eh-dice Alessandra, acercándose a nosotros.-Voy a subir a prepararme, y a dejar todo preparado para Allegra.

Ambos asentimos, y la vemos subir las escaleras. Alexis continúa riéndose, como si estuviera viendo una película de comedia.

-Hermano, esa mujer te tiene completamente dominado. El próximo líder de esta mafia, no vas a ser tú, sino ella.

-No le dejaría, eso le pondría totalmente en el punto de mira-ambos hacemos un silencio, que nos interrumpe un pequeño sonidito de mi pequeña.-¿Dónde está Aimé?

-Está acostada, no se siente bien. Los síntomas de su embarazo han comenzado, y está muy cansada. Por eso estoy aquí con mi pequeña, para no despertarla.

-Quién lo diría, que me ibas a dar un sobrino. Tienes que prepararte, para no dormir en muchas noches.

-Por eso, es que voy a ensayar con Allegra. Aunque me siento aterrado, para ser sincero. No quiero que nada les pase, yo no sé cómo ser padre.

-Pues por eso mismo, puedes ensayar con Allegra. Además todos os vamos a dar los mejores consejos, aquí nunca van a faltar manos para ayudaros-él asiente, y sonríe a la misma vez que yo, cuando vemos bostezar a Allegra.-La amas, ¿verdad?

-Estoy completamente enamorado de ella, esta es la mejor bendición que me podría haber pasado.

Sonrío ante su confesión,  mirando directamente hacia las escaleras. Aimé le mira enternecida, y sonriente como yo. Alexis levanta la cabeza, y su mirada se ilumina al verla. Me levanto dejándoles juntos en el salón, no sin antes besar la frente de mi pequeña. Subo hacia mi habitación, Alessandra está terminando de preparar las cosas de Allegra. Me acerco por su espalda, y rodeo sus caderas con mis brazos.

-Esta noche vamos a guardar las espaldas del otro, y ambos vamos a salir totalmente ilesos. Le vamos a dar su merecido a ese malnacido, vamos a demostrar que se ha metido con quién no debe-le digo al oído, sintiendo como su piel se eriza. Ella se gira entre mis brazos, y besa suavemente mis labios subiendo sus manos, rodeando mi cuello.

-Te amo, ¿lo sabes?-asiento.

-Yo también te amo, mi amor.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora