Capítulo 1

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*NARRA ALESSANDRA*

8 meses de embarazo, y esta pequeña bebé cada día crece aún más. Ya ha pasado bastante tiempo, desde que estamos aquí en París, y la verdad es que estamos de maravilla. Aimé y yo nos hemos hecho muy buenas amigas, siendo que pasamos todo el día juntas. Por otro lado, no he tenido mucha comunicación con Armani. Al parecer, la guerra se ha desatado en Italia. Los Montesco, contra los Salvatore. Lo cierto es que estoy preocupada por ellos, por lo que les pueda estar pasando.

-Aless, es hora de almorzar. Vamos-me llama Aimé, desde abajo.

Bajo las escaleras, con cuidado, y me reúno con ella en el comedor. Algunos de los guardias están con nosotras, así ellos están más cómodos. No me gustaba que comieran corriendo, fuera, en sus puestos. Me siento entre ellos, y todos comenzamos a almorzar. En mitad de la comida, suena el teléfono de casa, y yo me levanto para cogerlo.

-¿Diga?-pregunto, al descolgar el teléfono.

-Aless, cariño. Soy yo, Armani. Te llamo, porque necesito que vuelvas con urgencia-habla él.

-¿Por qué?

-Cielo, ha pasado mucho tiempo. Todos estamos desolados, y esto es un caos. Te necesitamos, a nuestro lado.

-¿Y los Montesco? No quiero que le pase nada, a mi pequeña.

-Ahora parece que están más calmados, el caos está dentro de la casa. Estamos todos viviendo en casa de Adriano, él tuvo un infarto hace dos semanas y, tiene que estar en reposo. Alexis va como un fantasma por la casa, está muy delgado, cada vez come menos.

-¿Y Ángelo?

-Ángelo está como un león encerrado en una jaula, buscándote como un loco. Sale todos los días al amanecer, y acaba sentado en la piscina fumando como un loco de madrugada-él hace una pausa, y ambos nos quedamos callados.-Por favor, vuelve.

-De acuerdo, le diré a los chicos que preparen el avión.

Él cuelga, y yo regreso al comedor con los demás.

-Necesito que se prepare el avión, salimos esta tarde. Aimé, ¿podrías ayudarme con las maletas?-hablo, mirando a todos.

-Claro que sí, ¿volvemos a Italia?-pregunta Aimé, mirándome atenta.

-Sí, ha llamado Armani. Ellos me necesitan, además prometí que volvería pronto.

-Es lo mejor, señorita Alessandra-comienza a hablar, uno de los guardias.-Su bebé está apunto de nacer, es mejor que estén todos unidos en familia.

Asiento, y terminamos de almorzar mientras hablamos sobre el viaje. Después Aimé y yo, recogemos la mesa mientras ellos vuelven a sus puestos. Lavamos los platos, y subimos a mi habitación para preparar mis maletas. Me da un poco de pena, París me gusta mucho y esta casa también. Aunque hecho de menos a mi familia, y a mi casa. Dejamos todo en la entrada, y nos aseguramos de que la casa quede bien cerrada. En cuanto el avión está preparado, todos marchamos hacia el aeropuerto y emprendemos nuestro viaje.

Cuando llegamos a Italia, es de madrugada y yo estoy que me caigo de sueño. Dejamos a Aime en casa de su tía, por petición suya, y yo marcho con los guardias hacia la mansión de Adriano. El chófer aparca a un lado, y veo como Armani sale a la entrada. Me acerco sonriente a él, y nos fundimos en un abrazo. O al menos lo que podemos, porque mi barriga no nos deja.

-Madre mía, pero si esta niña ha crecido muchísimo-dice él, acariciando mi vientre.

-Asi es, poco más y saldré rodando-le digo, riéndome.

-¿Bromeas? Pero si te ves preciosa, Alessandra.-Vuelvo a abrazarle, y él deja un beso en mi frente.

-¿Dónde están todos? Espero que no os haya despertado, no era mi intención.

Siempre unidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora