Capítulo 5

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*NARRA ALESSANDRA*

Extiendo mi brazo, en busca de Ángelo, pero noto la cama vacía. Recuerdo que ayer me comentó que no estaría, aunque pensé que íbamos a amanecer juntos. En la mesita, reposa una rosa bajo una nota que pone "Te Amo". Sonrío, y me levanto de la cama. Procedo a ducharme rápido, y a vestirme. Bajo las escaleras, buscando a los demás, y solo veo a los niños junto a Adriano.

-Buenos días-le digo, dejando un beso en su mejilla.-Buenos días, chiquitines-dejo un beso, en la frente de cada niño, y me siento.-¿Dónde están los demás?

-Los hombres, han salido para intentar solucionar todo. Las mujeres, han salido a realizar recados-me comenta, mientras desayunamos.

-¿Y Alexis? Aún no ha recuperado fuerzas del todo, no quiero que le pase nada.

-Él decía que se encontraba bien fuerte, y que debía de ir con ellos. No harán grandes esfuerzos, o al menos eso creo.

-Supongo que yo me quedaré, jugando y cuidando de estos pequeños-digo, mirándoles sonriente.

-Yo también estoy aquí, voy a ayudarte cielo.

-No Adriano, tienes que mantener reposo. Yo puedo con ellos, no son nada traviesos. Además hoy vamos a pintar, ¿verdad chicos?

Los niños asienten en conjunto, y les pido que terminen de desayunar antes de levantarse. Observo todo el lugar, y realmente se me hace muy conocido. Cuando terminamos, me encargo de recoger todo y, Adriano se marcha a su habitación. Friego rápido, y me retiro con los niños al salón. Extiendo unos papeles para ellos, y comenzamos a pintar juntos.

-Ya estamos aquí, niños-dicen Alda y Alina, dos horas después, entrando en la casa. Ellos se funden en un abrazo, con sus respectivas madres, y yo los miro enternecida.-¿Cómo estás, cielo?-me pregunta Alda, tomando asiento a mi lado.

-Bastante bien, hace tiempo que no dormía tan bien-le cuento, acariciando mi vientre.

-Hemos comprado, algo de ropa, para ti y para la bebé. Además de algunas cositas, que debemos tener para su llegada-me comenta Alina, mientras los niños juegan.-Luego cuando lleguen los hombres, te la enseñamos tranquilamente, y sin niños por medio.

Las tres reímos, y subimos todos hacia arriba. Yo me dirijo hacia la habitación de Adriano, toco suavemente a la puerta, y entro. Él está con su ordenador, y lo deja a un lado en cuanto me ve. Abre sus brazos, y me rodea cuando me siento a su lado.

-Aún no me creo, que dentro de poco, pueda tener en brazos a mi primera nietecita-dice Adriano, acariciando mi vientre.

-Tengo miedo-murmuro, algo bajo.

-¿De qué, pequeña?-me pregunta extrañado, mirándome atentamente.

-De no ser una buena madre, para Allegra. Que no pueda protegerla, y darle lo que necesite. No quiero que pase, por lo que yo pasé-unas lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, y sollozo sin poder controlarlo.

-Eh, no, no. Vas a ser la mejor madre del mundo, y a esta niña no le va a faltar de nada. Porque están sus padres, y toda su familia para protegerla. Así que no llores, porque todo saldrá bien.-Adriano acaricia mi pelo, intentando consolarme, y seca mis lágrimas.-Vamos cielo, seguro que ya han llegado los hombres.

Ambos nos levantamos, y él pasa su brazo por mis hombros para abandonar la habitación. Seco cualquier rastro de lágrimas, y nos dirigimos hacia el salón. Hay algunas cajas a un lado, y un rico olor proviene de la cocina. En el salón, están todos quienes, nos reciben con una sonrisa. Ángelo no duda en levantarse, y rodearme con sus brazos.

-Hola mi vida-me saluda, besando suavemente mis labios.-¿Has estado llorando?-pregunta extrañado, acunando mi rostro entre sus manos.

-Es el embarazo, que me pone sensible. Tranquilo, amor-le doy un beso de vuelta, y me abrazo a él.

-Te tengo una sorpresa, pero antes tenemos que almorzar, ¿vamos?

Asiento con la cabeza, y él toma mi mano besando mi mejilla. Todos nos sentamos en el comedor, y los mayores hablan entre sí de sus cosas. Yo permanezco callada, comiendo, concentrada en mi plato. No dejo de darle vueltas, a la cabeza, sobre lo que pasará a partir de ahora. Si Allegra correrá peligro, y si seré una buena mamá para ella.

Noto un apretón en mi muslo, haciéndome mirar hacia Ángelo, quien me mira extrañado.

-¿Estás bien?-susurra, en mi oído. Yo asiento con la cabeza, y le dedico una sonrisa.-Te ves preciosa, embarazada de nuestra hija.

Su comentario me hace sonreír más, y beso suavemente sus labios. Los niños hacen una mueca de asco, y todos nos echamos a reír.

Después de almorzar, Ángelo y yo subimos a una de las habitaciones. Ésta está completamente vacía, solo posee las cajas que habían en la entrada.

-Hoy vamos a armar, la habitación de Allegra. Aunque vaya a dormir al principio con nosotros, pero aquí tendrá todas sus cosas-me explica él, abriendo una de las cajas.-¿Empezamos con la cuna?

Me quedo parada, viendo todo lo que ha comprado para nuestra hija, y eso me sorprende gratamente. Miro su entusiasmo con una sonrisa en los labios, y asiento con la cabeza abrazándole fuertemente.

Ángelo comienza a sacar cada una de las piezas, mientras que yo me dedico a leer el manual de instrucciones. Ambos nos sentamos en el suelo, y yo le paso las maderas mientras él lo monta.  Hasta que observo, que no está igual que en las instrucciones.

-Amore, lo estás haciendo al revés-le digo, mostrándole las instrucciones.

-No, así está bien-él mira las instrucciones, extrañado, mientras yo me echo a reír.

-Pero si no tiene forma, amore. Míralo bien, ¿cómo vas a poner a la bebé ahí?

Él mira detenidamente la cuna, y se comienza a reír junto a mí. Vuelve a desmontarla, y poco a poco la vuelve a montar bien. Continuamos con el cambiador, y llega Alina buscándome. Me ayuda a levantarme del suelo, y toma mi mano sacándome de la habitación. Lanzo un beso hacia Ángelo, y voy con ella hacia otra de las habitaciones. Allí espera Alda, con todas las bolsas que habían traído, tomo asiento en la cama y ellas comienzan a mostrarme.

Todo es ropita para la pequeña Allegra, aunque también hay algunas cosas para mí. De mientras, me cuentan cómo será el parto. Han contratado a una matrona, para asistir el parto aquí en casa. Además Alina es doctora, aunque no trabaja en estos momentos. Por lo que han comprado, algunas cosas necesarias en el parto.

Cuando terminamos, vuelvo con Ángelo quién ya ha terminado todo. 

-Es precioso, amore-le digo, entrando en la habitación.

-¿Te gusta? Todo para mi pequeña, ya tiene su habitación-responde él, abrazándome y acariciando mi vientre. Allegra parece estar haciendo una fiesta, pateando alrededor de la mano de Ángelo.-Esta pequeña, está muy activa ahora mismo.

-Nos encanta, ¿verdad Allegra?-la pequeña vuelve a patear, haciéndonos reír.

-Quisiera tenerla ya entre mis brazos, notar su olorcito, escuchar sus soniditos de bebé-sonrío, viéndole tan embelesado con ella.

CASI NO LLEGO, 🎄🎊¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TOD@S!!!🎄🎊 MUCHAS GRACIAS POR LEER, ESPERO QUE OS ESTÉ GUSTANDO💖

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