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Él quería un hijo

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Él quería un hijo...

Ella podía dárselo...

¿Pero cuáles serían las consecuencias de tan peculiar y poco común petición?

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MATILDE

Debía admitir que la reacción de Alek me había sorprendido.

Hay algo en sus ojos azul mediterráneo que me dicen que se ha arrepentido por completo de lo que pensaba hacer.

- No vuelvas a hacer algo tan estúpido como lo de hoy - Alek se quita de encima de mí y se regresa a la entrada de la habitación, no sin antes advertirme algo-. No eres una prisionera en esta casa, pero tampoco voy a dejar que escapes de la mansión en medio de las calles de Moscú, créeme no te gustaría toparte en medio de la noche con sujetos tan despreciables como el duque de escocia.

Alek cierra la puerta una vez más con llave, mientras me dejo caer a las suaves saabanas de la cama.

Ha estado cerca...

Aunque la realidad es que nada me garantiza lo que dure mi estadía en esa casa, que Alek me busque para pasar la noche. Lo pude ver en sus ojos, ese brillo inquietante buscaba una única cosa y que por alguna manera termino descartando.

Mi vida era lo suficientemente caótica y desastrosa ya como para sentirme con una luz de esperanza en medio de tanta oscuridad, no dejaba de pensar en papá, en todo lo que pudo haber sucedido después de mi desaparición.

¿Antonio le habría dicho algo?

Por supuesto que no, mi padre jamás le perdonaría algo de esa magnitud.

Estoy segura de que ni la misma Catalina tiene una idea vaga en su cabeza de la clase de ser malvado que es su hijo.

Esa misma noche, igual a como muchas otras no pude conciliar el sueño, y no era la imagen de Alek merodeando por toda la casa con una excusa simple para entrar a mi habitación la que me mantenía despierta.

Mi futuro, ese era el que me robaba el sueño.

¿Que esperar de el? ¿A qué especie de esperanza debía aferrarme? Ni yo misma la conocía. No tenía idea de ello.

El Imperio del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora