Alek Kozlov sólo buscaba un heredero para continuar con su imperio en la mafia, aquel era el único problema que le quitaba el sueño por las noches, cuando sus intentos por conseguir una mujer apta para traer al mundo a su hijo se desvanecen como el...
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Sueño con el día en el que pueda llamarte "amor"...
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MATILDE
Me he levantado en medio de la noche, le he dado vistas a la cama en la que Alek ahora duerme.
<<¿Cómo voy a olvidar lo que ha pasado? ¿Cómo voy a superar lo que sucedió? El dolor se ha convertido en una especie de karma en mi vida>>
Aprieto mis aparados y dejo escapar una lágrima, la limpio y me quedo con vistas fija en la ventana.
No puedo ahora desfallecer.
Mis manos tiemblan y todo en mí se trasforma en el hilo de un sólo pensamiento.
He perdido a uno de mis hijos, aun cuando hice todo porque no sucediera.
— Matilde, vuelve a la cama —escucho las voz de Alek a mis espaldas.
Me quedo en silencio sin decir nada. Mirando a la nada.
— Matilde... —vuelve a insistir.
Giro mi rostro hasta él.
— Sé que no te sientes bien con lo que ha sucedido, y has tenido razón no debí mentirte...
— No tienes la culpa de nada Alek —suspiro—. La única culpable he sido yo.
Alek niega con la cabeza.
— No es tu culpa Matilde. Fue..., un accidente.
— Si es mi culpa, debí protegerlos, no pude hacer nada por uno de mis hijos. Se ha ido y ha dejado a su hermano solo.
Las lágrimas bajan por mis mejillas.
— ¡Dios, no quiero llorar! —exclamo furiosa conmigo misma—. He pasado por varias malditas cosas dolorosas en mi vida y ninguna de ellas se compara con esta.
Rompo en llanto, tiro las cosas que están en la peinadora.
Alek me intenta controlar.
— Es bueno llorar, es bueno que te desahogues, pero no lo hagas sola.
