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MATILDE

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MATILDE

Alek se queda sin decir nada a escasos centímetros de donde estoy.

— ¿Qué haces con una foto de ellos? —pregunto de nuevo.

— No deberías mirar cierto tipos cosas en mi celular — arruga su frente y me lo arrebata de las manos—. ¿Ahora te vas a comportar como una de esas esposas celosas?

<<No puedo creer que este diciendo eso>>

— ¡No soy una celosa imbécil! —exclamo—. Si lo he tomado es porque no dejaba de sonar, creí que podía ser importante, aún no respondes, ¿Qué haces con una foto de la señora Marge?

— ¿De dónde conoces a esas personas? —pregunta.

— Trabajaba para ellos como niñera, en el tiempo en que me fui de la casa cuidaba de sus hijos.

Alek se queda en silencio guarda en teléfono en una de las gavetas de la mesa de noche y se cruza de brazos con su vista fija en la mía, la situación parece muy seria.

— Esa mujer es la nieta de Henderson. Me ha llegado la información hoy.

— ¿El duque?

Asiente en respuesta.

— ¿Y qué tiene que ver ella en todo esto?

— Mucho, es familia del duque, es una conexión importante que me hará llegar a él.

Niego con la cabeza, podía ser que no conociera del vínculo que compartían la señora Marge y el duque Henderson, pero si de algo estaba segura era de que ella y su familia eran inocentes de cualquier cosa.

— No pensaras en hacer algo en contra de ellos, ¿verdad?

Alek no me contesta nada, se mantiene callado lo que me confirma que ha planeado algo con su venganza.

— No puedes hacerlo, son inocentes, ¡hay niños Alek!

— También teníamos hijos de por medio —me ataca en respuesta­—. Además no sabemos si ella tiene algo que ver con lo que te sucedió después. Quizás fue quien le dijo a Henderson de tu escondite.

— Durante todo ese tiempo, esas personas fueron amables conmigo, me ofrecieron muchas cosas para mí y el bebé una vez naciera, nunca te mencione, ella no tiene nada que ver, olvídate de cualquier idea loca que se te esté pasando por la cabeza.

Alek se acerca furioso hasta mí, luce enojado. La situación que atravesamos ahora lo tiene con os pelos de punta.

— Te voy pedir que no te metas en mis asuntos Matilde, sabré que hacer al respecto.

— No voy a dejar que te vengues usando a una familia y menos cuando hay niños pequeños de por medio.

— No necesito de tu permiso, ¡tú no me das órdenes! — exclama furioso—. La última vez que escuché un consejo de alguien, permití que volvieran a dañar algo importante para mí.

El Imperio del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora