TRECE

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— Ouch, Minho... — el mayor puso crema para aliviar el dolor en la espalda de Jisung, aunque éste solo estaba quejándose — Duele.

— Te lo mereces — dijo sin una pizca de compasión — ¿Así que pensabas acostarte con ese idiota?

— ¿Habría algún problema si te digo que sí?

— Depende — respondió volviendo a tomar de la crema y poniéndola ahora en su muslo izquierdo — soy una persona demasiado paciente, te he consentido demasiado y jamás me he quejado de nada — Jisung sonrió — pero creo que ya es suficiente con eso.

— ¿No te da ni un poco de rabia el saber que quería que otro me hiciera lo que tú?

— Nop — contestó — no soy de los que se esfuerzan por persuadir a las personas, si la gente no me acepta o me valora como soy, genial, un idiota menos en mi vida.

— Eish, eres molesto a veces — estiró sus pies en la cama — trató de hacerte enojar y no te dejas.

— Quiero ver la misma reacción de tu parte el día en que vuelva a mi trabajo y me pueda follar a una de las secretarias de mi padre — Jisung alzó la mirada hacia el mayor — ¿Qué? ¿Crees que eres el único con derecho de divertirse?

— No te atrevas.

— Tú empezaste primero — el menor calló buscando su pantalón que se había quitado para que le pusieran crema en sus muslos — y yo no soy de los que olvidan, sino enseñan.

— ¡Ni se te ocurra hacerlo! — amenazó — sabes que lo dije por molestia, si hubiese querido que ese imbécil me cogiera no le hubiera pateado en los huevos ni muchos menos estuviera así de golpeado cuando llegaste.

— Tienes razón, aun así, tus palabras no logran convencerme del todo — dejó el pomo de crema sobre la mesa de noche — tú mismo has ocasionado que a partir de ahora empiece a tratarte sin respeto — Jisung apretó su puño molesto por las palabras de Minho — ¿Qué? ¿Quieres golpearme?

— Tonto.

— Lo que digas, me voy — se puso de pie y tomó su celular de la cama — no te olvides apagar las luces antes de dormir.

— ¿A dónde vas?

— ¿Estoy obligado a responderte? — marcó en su celular y enseguida lo posicionó en su oído derecho — Hola, perdón que te llame tan noche ¿Crees que podamos conversar un rato?... Sí... Necesito un favor...

— ¡Minho! — gritó enojado el peliazul.

— Ah, lo siento — se dirigió a la puerta y tomó el pomo de la misma — descansa Hannie, nos v-...

Los labios del menor le impidieron proseguir con sus palabras, Jisung aprovechando la oportunidad para tomar el celular de Minho y colgar la llamada que había empezado. Una vez hecho eso, posicionó sus manos a dirigir el beso que había comenzado entre ellos. El celular rodó por los suelos a la par que esos dos buscaban el borde de la cama para devorarse con más comodidad, Minho siendo dominado por su sumiso.

— A mí nadie me trata de esa forma, Lee Minho — habló Han sentándose a arcadas sobre el castaño, quien ahora permanecía recostado en la cama — ¿Quién diablos te crees?

— ¿Debería de pedirte perdón, precioso?

— ¿Por qué no mejor me la pones dentro? — Minho se rio mostrando dientes y acariciando la curva de la cintura de Jisung por debajo de su camisón — no lo hagamos difícil Honnie, quítate el pantalón y hagámoslo.

— Se supone que estás castigado — Jisung se inclinó y empezó a besar el cuello de Minho, sintiendo las manos contrarias posicionarse en sus nalgas y estrujándolos a gusto — ¿Cómo haces para que siempre caiga en tus encantos? Trato de ponerme firme y me vuelves blando.

SÍ  O  NO  | HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora