Capitulo 27

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—Déjame ver si entendí, ¿Quieres que pasemos noche buena en mi casa y luego viajemos a lo de mis padres? —eso era exactamente lo que le decía.

—Sí, es que si nos ponemos a pensar, tenemos un día y medio de viaje y si vamos a lo de tus padres, serian tres y llegaríamos justo ese día y no sería bueno para ellos.

—Ellos estarán felices, no te preocupes por ello amor.

— Sí, puede ser, pero yo no estoy muy bien para festejar. —confesé — Puedo pasarla contigo, pero si quieres ir antes, puedes ir.

—Somos un equipo amor, si voy, voy contigo. —sonreí, envolviendo mis brazos a su alrededor.

Me sentía muy mal, la cabeza me latía y la sensación de malestar general estaba en todo mi cuerpo. ¿Por qué era tan débil al alcohol?
Ya había tomado algo para el dolor, pero aún seguía envuelta en mi manta personal de piel de Jagger, de la que no estaba pensando en soltarme pronto.

—Vamos girasol, te prepararé algo para desayunar y después tenemos que volver a casa.

—No, estas calentito —lo apreté más, no quería moverme.

—¿En cual de los sentidos? —me reí cuando noté su doble sentido.

—En todos.

—Rain, no empieces, tenemos un gran viaje.

—No estoy haciendo nada, tú solito entras de lleno.

Esta vez fue él quien me presionó con más fuerza y beso mi cabeza, no era difícil notar que su excitación estaba creciendo.

—Estas jugando fuerte, seduciéndome con tus palabras, vistiendo solo una de mis camisetas, no es difícil saber que me terminaras matando, pero estas con dolor de cabeza y debemos viajar. Así que arriba amor, debemos salir al camino.

Y eso hicimos, desayunamos algo ligero, ya que mi estomago estaba muy sensible y no queríamos un accidente desagradable, pero habíamos marcado varias casas de comidas en el camino.
No me sentía bien de irme de esta forma, como si fuera culpable y debiera huir, pero tampoco podía quedarme donde no me querían. Solo me preguntaba como estarían mis tíos, supe por Jagger que en la noche mi tía me había llamado, pero no estaba lista para encender el móvil aún, prefería el silencio de dramas, culpas, reclamos y lastima.

Por estos días quería estar con Jagger y olvidar todo lo demás, mi familia, el trabajo, su historial libidinoso, mis miedos del futuro, todo. Me merecía un descanso, ya solo faltaban tres días para navidad y aún teníamos un día y medio de viaje.
Una vez dentro del auto, me apoyé en el asiento y me puse a jugar con la pequeña bola de espejos que colgaba. Estaba tan perdida en el girar de los brillos y los pequeños arcoíris que se formaban, que no escuché a Jagger hablarme y no le presté atención, sino hasta que tocó mi brazo.

Jugando con JaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora