Capítulo 40

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Los siguientes días fueron lo más parecido a un caos. Con Jagger volvimos al trabajo y la noticia de que ahora ambos estábamos juntos, produjo en algunos una sensación de confirmación, ya que siempre sospecharon que acabaríamos juntos, como era el caso de Mackenzie. El viejo doctor, alego que nunca dudo que éramos tal para cual y que solo esperaba que nos diéramos cuenta.
Pero por otro lado, también provocó molestia entre todas aquellas chicas que esperaban tener alguna posibilidad con él. De ellas no podía ignorar las reiteradas palabras susurradas al pasar a su lado, o las miradas de muerte que recibía.

Aunque esas cosas solo duraban unos momentos, ya que luego me desconectaba y continuaba con mi trabajo, había otras de las que no podía escapar. Las llamadas, las cuales ahora no paraban, de mi madre para comprobarme, para contarme cosas que hace y las que se entera en el pueblo. Creo que es su manera de compensarme por los años de olvido, pero, me siento mal de que sea hasta ahora y solo porque Esther se marchó.
Mi padre también realiza su ronda de llamadas habituales en las que me pregunta como me encuentro o si necesito algo. Noto las ganas de acercarse, pero aún mantengo una barrera, no solo con él, sino con ambos. No es tan fácil confiar, luego de la cantidad de veces en las que me fallaron.

Y por último, pero no menos importante, tenemos el tema de Ivana. Ella ha seguido dando largas para no hacerse el bendito análisis, que se despertó descompuesta, que surgió algo y millones de tontas excusas que ya no funcionaban.
Jagger estaba cansado y esta mañana harto de la situación, fue él mismo a buscarla, esperaba que una vez allí, no se le ocurriera ninguna otra excusa para zafarse. Aunque estaba convencida que con o sin excusa, Jagger la llevaría al hospital.

Estaba ansiosa por saber que pasaba, si habían podido o no realizarlos, pero no podía continuar esperando ya que tenía que trabajar. Esa es la razón, por la que ahora mismo caminaba de un lado a otro, bastante nerviosa, sin parar.

—Rain ¿Estas bien? —miré a Leticia, una de mis nuevas compañeras.

Ella había llegado al mismo tiempo que yo regresaba de las vacaciones. Era bastante agradable y hasta ahora, una de las pocas no odiándome por mi reciente noviazgo.
Eso era porque ella estaba casada, por lo que me había contado, hacía ya tres años y tenía un pequeño de un año y medio.

—Sí, solo una espina que aún no me puedo quitar, pero que ya lo haré más tarde. —sonreí, tratando de demostrarle que todo estaba bien y no debía preocuparse.

—De acuerdo, pero te estaba buscando, ya que hay alguien preguntando por ti en recepción.

—¿No dijeron de quien se trataba?

—No, solo estaban por venir a buscarte y me ofrecí.

—Gracias por avisarme, iré a ver quien es.

Tenía que bajar dos pisos y dando dos profundas respiraciones, terminé de subirme al ascensor. Evitaba subirme a ellos sola, la última vez fue un ataque demasiado fuerte y no quería repetirlo, pero ahora mismo no quería bajar los dos pisos por las escaleras.
Una vez allí, me encontré con alguien a quien, en verdad, no creía ver tan pronto.

—¿Valery? —mi pregunta la hizo voltear y pude ver la tristeza en sus ojos. —¿Estas bien? ¿Paso algo malo?

—Solo vine a disculparme, sé que actué como una perra, pero sabes que eres importante para mí. No me gustó la manera en como se dieron las cosas, lo último que quería era perder tu amistad. —la escuchaba tan sincera que quería abrazarla, la extrañaba

—Sabes que nunca te guardaría rencor. Val, no buscamos enamorarnos, todo comenzó como un juego, una apuesta. Sabes que al principio él se negó, te lo conté todo, no deje nada fuera. Pero con los días las reglas y los limites cambiaban y cuando quise acordar, ya había perdido. No puedo disculparme contigo por quererlo.

—No quiero que lo hagas Rain. Estoy celosa, porque aún lo estoy y sé que esta mal, pero no lo puedo evitar. No quiero tener trato con él, pero si contigo, aunque tendrá que ser diferente.

—¿A qué te refieres?

—Conseguí un nuevo trabajo, pero esta cerca de casa de mis padres, por lo que en unos días me estoy trasladando para allá.

Eso me tomó por sorpresa, estábamos enemistadas, pero siempre supe que resolveríamos nuestros problemas. Lo que nunca pensé es que se mudaría y nuestra amistad pasaría a reducirse a casuales llamadas.

—¿Estas segura de que es lo que quieres?

—Lo pensé mucho, no creas que es sencillo, pero es lo mejor. Necesito empezar de nuevo, dejar atrás todo lo malo que pasamos y este es un buen comienzo.

—Entonces solo puedo desearte lo mejor y estar feliz por ti, pero no quita que vaya a extrañarte.

—Yo también, no me acostumbro a no verte en el apartamento o a escuchar tus locuras, pero fue mi culpa que nos alejáramos de esa manera. ¿Me perdonas?

—Claro que sí —dije envolviéndola en un abrazo. Abrazo que hace tiempo que no nos dábamos.

—Me tengo que ir, vine a molestarte al trabajo y la verdad solo fue un impulso, pero no tengo ganas de ver a Shrek , prefiero volver a empacar.

—Gracias Val, necesitaba que volviéramos a ser amigas, eres muy importante para mí.

—Tú también Rain, cuídate y cualquier cosa llámame.

—Lo haré, pero tú también. No vaya a ser cosa de que te arrepientas y decidas volver a dejarme de lado.

—No seas tonta, aún debemos viajar a las Vegas y hacernos con el dinero ¿O te olvidas?

Y allí estaba, esa era la vieja Valery, con la que conviví tantos años y no el triste espectro celoso que vi estos últimos días.

—Y lo haremos, solo debemos ponernos de acuerdo.

Cuando Valery se fue, estaba tranquila. No lo había notado, pero durante nuestra pequeña charla, me había olvidado de lo que Jagger estaba haciendo en estos momentos.
¿Cómo habrá terminado todo? Moría de curiosidad, pero no iba a llamar, lo mejor era saberlo personalmente…










Jugando con JaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora