•Veinte•

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TaeHyung se despertó a mitad de la noche y volteó a ver a su hermano. Este dormía en un sueño profundo, y no era de extrañarse, hacía varios días que había comenzado a levantarse cuando aún estaba oscuro y regresaba cansado, apesadumbrado y muy adolorido.

Él decía que era a causa de su entrenamiento, pero solo se limitaba a aquella información. No decía ni una palabra más. TaeHyung sabía que algo le ocultaba, y lo que más temía, es que a causa de ello se había generado una cierta tensión entre ambos.

Tras un corto bostezo, se levantó silenciosamente y se acostó en la cama junto a HoSeok. Por debajo de las sábanas, posó la mano en su cintura y se quedó allí, por varios minutos, sintiendo la respiración contraria golpeando contra su piel. Parecía increíble el cómo su hermano podía tranquilizarlo tan solo con su presencia.

Lastimosamente, una ruidosa alarma lo sacó de su ensueño y despertó a HoSeok, este no se sorprendió de encontrarlo acostado junto a él, era algo que solía hacer con frecuencia.

TaeHyung, se aferró junto a su cuerpo, ejerciendo presión con sus brazos alrededor de su cintura, como un pobre intento para que este no se apartase de su lado, que siguiese durmiendo y no se marchase.

—Sé lo que intentas hacer, pero no me la hagas más difícil, tengo que irme, TaeHyung —farfulló HoSeok con una voz ronca producto del sueño.

—No, no te vayas, te echo mucho de menos, ya casi no puedo verte, quédate hoy a mi lado, es viernes, los viernes son de Tae y Hosy.

—Ya no. Lo siento mucho, pero ya no podemos estar juntos como antes, debo irme, TaeHyung.

El contrario se quejó y escondió su nariz contra el pecho de su hermano.

—No... Me siento muy solo sin ti.

HoSeok quiso apartarlo a la fuerza pero notó que su hermano estaba sollozando.

Suspiró.

—Realmente me la haces tan difícil —dijo con un tono de voz cálido mientras comenzaba a acariciar los cabellos de TaeHyung—, si de algo te sirve —continuó—, no es algo que quiera hacer en lo absoluto, preferiría mil veces quedarme todo el día a tu lado. Pero, es una obligación, ¿entiendes? No tengo ninguna maldita opción.

—¿Es algo que papá te obliga a hacer? —preguntó TaeHyung repentinamente curioso tras ver que su hermano estaba más dispuesto a hablar respecto a aquello que hacía durante todo el día.

—Algo así. Es algo que él dice que debo cumplir. Lamento tanto no poder hablarte al respecto, me han dicho que lo guarde en secreto hasta completar mi entrenamiento.

—¿Cuándo será eso? —TaeHyung se sorbió la nariz y descubrió su rostro oculto de entre el pecho de su hermano, para mirarlo a los ojos.

—En estos días. —HoSeok bajó la mirada, se lo notaba tan apesadumbrado.

—¿No es eso bueno? Cuando termines tu entrenamiento, todo volverá a hacer como antes, estaremos juntos. —TaeHyung sonrió pero aquella alegría no alcanzó a llegarle a los ojos, pues su hermano se notaba claramente turbado—, ¿qué está mal?

—Lo sabrás pronto. Solo quiero que te quede muy grabado esto, pase lo que pase, nunca olvides que te amo, que no hay nada en esta vida que me importe más que ti, nada, ¿entiendes?

TaeHyung se quedó observándolo sin poder emitir siquiera una palabra. Pues este no era de expresar sus sentimientos, nunca había sido bueno con las palabras.

Lamentaba haber escuchado palabras tan hermosas, lamentaba no poder disfrutar el momento, pues aquella confesión tan sincera, venía acompañada de amargura y desesperación. Aquello había sonado como una despedida.

El último Omega || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora