•Øchenta y unø•

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HoSeok se quedó mirando al lobo con atención, este se le había acercado y lo empujaba suavemente con el hocico. No parecía querer devorarlo pero tampoco podía creer que se tratase de TaeHyung, de hecho, no estaba seguro de poder creerlo, no hasta que pudiese ver  aquel hermoso rostro que tanto añoraba.

Dubitativo, acercó su mano temblorosa y la depositó en la cabeza del lobo, luego lo miró a los ojos. Lo primero que aquellos fanales le transmitieron, fue calidez, HoSeok no podía describir lo que estaba sintiendo, esa mirada… Era inconfundible. El lobo frente a él tenía la mirada de aquel Alfa que él tanto amaba.

—¿TaeHyung? —susurró. Intentó contener el llanto pero fracasó, las lágrimas comenzaron a salir con fuerza tras pronunciar aquel nombre en voz alta—. Necesito verte, necesito que aparezcas, si eres tú, por favor, te necesito… —balbuceó.

Le había dado rienda suelta a sus emociones y lloraba como si de un niño se tratase, abrazó al lobo por el cuello viéndose tan frágil, tan diminuto.

—TaeHyung, lo siento… Lo siento tanto —repitió desconsoladamente.

Había tantas cosas que no comprendía, el hecho de que estuviese abrazando al lobo de su hermano ya era un gran signo de pregunta, pero era suficiente tenerlo allí a su lado, el saber que estaba con vida era todo lo que le importaba en ese momento.

—Te amo —dijo con un hilo de voz, su llanto comenzaba a mermar. Hundió su nariz en el pelaje del lobo y se quedó allí, liberando toda la angustia que había estado conteniendo por tanto tiempo, y el animal permaneció quieto, disfrutando del contacto y las caricias.

Muy a lo lejos, se escuchó un fuerte sonido. Era como si una enorme roca hubiese caído desde la cima de las montañas. El lobo ladeó su cabeza manteniendo sus orejas erguidas e inclinadas hacia adelante, estudiando, tal vez, la procedencia del estruendo. Observó en aquella dirección y tras un aullido bajo, se alejó abruptamente y comenzó a correr.

HoSeok, siquiera sin pensarlo corrió tras él, no podía perderlo, no otra vez.

—¡Espera! —gritó JungKook. Pero ninguno de los dos se detuvo.

—No tiene caso seguirlos —Sunoo suspiró mientras observaba las pisadas que el lobo había dejado en el fango—,la solución sería que ya no volviesen. Al menos no hasta que las cosas...—tras pensarlo unos breves segundos continuó—, bueno, nada aquí va a mejorar.

—Es que no estarán seguros lejos de la aldea tampoco, ¿no lo entiendes? Hace varios días que Alfas pertenecientes a otras tierras nos han estado vigilando, están allí, esperando vaya a saber qué cosa.

—¿Serán los Alfas de la alianza?… —preguntó el menor. Si así era, entonces ¿qué harían con un Sanguinem si lo encontrasen más allá de la línea divisoria del tratado? Tembló con tan solo imaginarlo—. Hay que encontrarles un lugar seguro antes de que sea tarde.

—Ya, no perdamos tiempo, vamos a buscar a mi hermano.

Sunoo se detuvo por un instante.

—¿Tu hermano?, ¿por qué habríamos de hacer eso?

—Porque solo un lobo puede encontrar a otro lobo.  

Mientras corrían de regreso a la aldea, el cielo se iba cubriendo de un manto gris oscuro, JungKook miró hacia arriba y vio cómo las nubes iban ahogando el sol. El ambiente comenzaba a verse insípido, lúgubre; melancólico. Suspiró. ¿No era así como él también se sentía? Estaba yendo exactamente en el sentido contrario en el que iba TaeHyung. En aquel interminable trayecto se convenció así mismo de que lo que sentía no había sido más que una atracción sin importancia, nunca había tenido oportunidad, ¿de qué le servía autocompadecerse?

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2023 ⏰

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El último Omega || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora