•Veintidós•

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YoonGi salió a recorrer los alrededores necesitando con urgencia despejar su mente.

Cada uno de sus celos comenzaba a ser más intenso que el anterior, y aquello no era nada extraño, pues ahora era todo un hombre, aun así, sus necesidades naturales de Alfa, se tornaban un problema estando en medio del bosque.

Inevitablemente pensó en sus primeros celos y en cómo su madre lo calmaba aplicándole sobre su lengua aquellas gotitas de trébol rojo, ello siempre había sido más que suficiente.

Gracias al trébol rojo, esencias de ciprés y salvia, aquellos días se limitaban solo a una insignificante molestia: Su aroma.

JungKook, quien en ese entonces aún no había tenido su primer celo, solía cubrirse la nariz y hacer todo un espamento debido al fuerte aroma que su hermano mayor segregaba. YoonGi solía preguntarse con frecuencia, el por qué aquel aroma les resultaba tan feo a los demás Alfas, ¿no se suponía que les debía de atraer? Al menos, ello tendría que ser lo natural.

A pesar de las incomodidades, los sofocos y la vergüenza que sentía, había algo bueno. Podía faltar a clases.

La mayoría de sus compañeros, tomaban fuertes supresores que conseguían del sector cuatro, pero no todos podían darse ese lujo. Los habitantes del sector siete, por lo general era de clase media y la mayoría de los padres de familia pasaban toda su vida trabajando tan solo para pagar los préstamos adquiridos por el gobierno. Con aquellos prestamos de elevados intereses, los habitantes de clase media podían pagar a sus hijos. Medida que habían tomado los Alfas de alto mando a causa de la baja población.

De todas formas su madre siempre decía que no confiaba en ese tipo de medicinas. Nunca supo si era verdad, o si simplemente lo decía por el hecho de que jamás podría pagar algo así. De todas formas, la mujer no confiaba lo suficiente en nada ni nadie como para enviar a su hijo mayor a la escuela en ese estado, pues si bien el celo en jovencitos era algo normal, no estaba ajena a los peligros.

Al no haber Omegas, instintivamente los Alfas mayores se aprovechaban de los Alfas más jóvenes y vulnerables. Por supuesto que como Alfas, querían tener el control, ninguno quería ser el sumiso de nadie, incluso aquellos que ya eran parejas solían tener pleitos a causa de ello. Al menos, eso sucedía las primeras veces, pues un Alfa a quien habían doblegado una vez, quedaba marcado de por vida. Y como si ello no fuese suficiente, a los Alfas sumisos, como se les solía llamar, no los veían como iguales. No se les respetaba ni se les trataba con dignidad. Y eso, es lo que quería evitar la madre de YoonGi. Desde pequeños les había enseñado que nunca debían dejarse dominar por nadie, que debían ser Alfas de carácter fuerte y defender su postura. Pero andar preparado para cualquier pelea o altercado y nunca bajar la guardia, era tan estresante.

 
YoonGi trepó un árbol e intentó ver en la lejanía, más allá de la vegetación. Pero solo pudo ver más y más árboles. Desde allí arriba, podía sentir una ligera brisa, era fresca y lo reconfortaba. Olía a pino. El Alfa, inhaló profundo y cerró sus ojos. El rostro de Jimin vino a su cabeza. Sus mejillas sonrosadas y su mirada temerosa, su cuerpo desnudo encorvado ligeramente hacia adelante en un pobre intento de cubrirse. Tan delicado como una flor de cerezo, tan apacible y frágil como una mariposa. YoonGi se dejó llevar por aquellos pensamientos y una notable erección se hizo presente entre sus piernas. El Alfa maldijo en silencio y golpeó fuertemente el tronco con su puño, se odió así mismo por tener ese tipo de pensamientos, se sintió sucio y asqueado. Aquel jovencito era inocente, ¿sabría siquiera lo que el sexo significaba? Desconocía su edad, pero no aparentaba tener más de quince años.

Con sus pupilas dilatadas y sus temblorosos dedos, intentó bajar del árbol sosteniéndose muy fuerte de las ramas, pero perdió el equilibrio y cayó sobre el césped. En lugar de levantarse, se quedó allí, acostado sobre la vegetación, cubriendo sus ojos con su brazo adolorido.

El último Omega || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora