Ꮯꭺꮲꮖꭲꭺ́ɴ ᎻᎽᎠᎡᎪ

𝟷𝟽. 𝙴𝙻 𝙿𝙴𝙾𝚁 𝙳𝙸𝙰 𝙳𝙴 𝙼𝙸 𝚅𝙸𝙳𝙰

ꇙ꓄ꏂ꒦ꏂ.

        Mi respiración es pesada, me cuesta respirar, siento mi cuerpo empapado de sudor, quiero despertar pero no puedo, algo no me lo permite, sentí un leve peso en mi pecho y parte de mi abdomen, llevo mis manos a lo que sea que se puso sobre mí y parece ser una mujer, su piel es suave, abro los ojos para encontrar con una chica de cabellos ondulados y piel bronceada, intento levantarme pero no puedo, sé que su peso no me lo impide, miro a la chica dormida plácidamente sobre mi pecho y sonrió para mí mismo, se ve hermosa, de pronto no controlo mis movimientos, me coloco sobre ella despertándola.

        —Steve, buenos días —dice con una sonrisa—. ¿Dormiste bi...? —Su frase es interrumpida por mi mano colocándose en su garganta, todo el amor y ternura que había en su mirada se esfumó al ser reemplazado por miedo, no quiero ahorcarle, no quiero, pero no logro controlarme, su rostro comienza a tornarse rojo y sus ojos se llenan de lágrimas, sus pequeñas manos se colocan en mis brazos tratando de quitarlos de su cuello, al no poder hacer nada sus manos se prenden en fuego y comienza a quemar mi piel, pero no siento el ardor de las llamas haciendo crujir mi piel.

          —S...S-Steve por favor, s-soy Phoenix —dice a duras penas—. T-Tu Phoenix —Mis ojos se llenan de lágrimas al querer parar, pero no puedo, aprieto más mi agarre, estaba ahorcando a mi novia, tal vez mi esposa, ni siquiera sé que es para mí, quiero decirle que no puedo parar pero mi boca se sella, de pronto tengo una máscara a mitad de la cara que no me permite hablar. Intento gritar pero el sonido se ahoga en mi garganta.

        Su rostro se torna morado, el aire ya no llega a sus pulmones, sus manos se apagan y lleva una mano a mi rostro, su mano acaricia mi mejilla suavemente y veo sus ojos cerrarse, mis gritos interiores cada vez son más fuertes, su mano cae a un costado y sus ojos se cierran completamente.

        — ¡NO! —oigo mi propio grito, la máscara que cubría mi rostro ya no está y por fin vuelvo a ser dueño de mis movimientos—No —digo entre lágrimas acariciando su hermoso y pálido rostro, la tomo en mis brazos y lo único que puedo hacer es llorar, su pálida piel comenzó a llenarse de venas negras, eran como ramas de árboles, comenzaban a envolver todo su cuerpo, de pronto comenzó a volverse arena en mis brazos, Phoenix se había convertido en cenizas, se había ido —. ¡Phoenix! ¡No! ¡Regresa! ¡Por...Por favor! —gritó entre lágrimas.