𝟸𝟽. 𝙿𝙾𝙳𝙴𝚁𝙴𝚂

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—Está bien, con cuidado, toma aire, tranquila —llegué al laboratorio de la torre y miré a Phoenix con Bruce y una doctora, ellos la analizaban, parecía alterada, Phoenix soltó un gruñido, tenía cables pegados a todo su cuerpo, los cuales monitoreaban todo en ella.

En la pantalla se lograban ver todos sus intestinos, venas y huesos, miré su corazón palpitando, incluso se escuchaba por una bocina que tenía Bruce ahí, me daba paz, oír los latidos de la mujer que amo.

—Esto es estúpido, sé lo que me van a decir, que no puedo crear fuego de nuevo, no es necesario que me tengan aquí —dijo irritada.

—Ellos solo te están revisando Phoenix, tranquila —Natasha estaba a su lado, en cuanto se percató de mi presencia me habló —Al fin llegas, Rogers, ¿dónde demonios estabas? —Natasha me regañó.

—Lo siento, tenía que arreglar unos asuntos —me disculpé y tomé la mano de Phoenix y Natasha se puso de pie dejándonos solos—. Luego te cuento —susurré en su oído —Ahora, por favor coopera.

—No sé qué hacen... Me están desesperando porque no responden mis preguntas tampoco —contestó algo triste, más bien a asustada.

—Tranquila amor, Bruce te lo dirá en unos minutos —besé levemente sus labios.

—Por favor no haga eso Capitán, altera los latidos de la paciente e interfiere en nuestro examen —la doctora me dio una reprimenda por el beso, la miré de mala manera y besé de nuevo a Phoenix, no porque me gustaba desafiar sus órdenes, sino porque amaba sus labios, y fue un impulso.

—Tranquila, doctora Cho, es normal que ella se ponga nerviosa, se aman —Bruce salió a mi defensa, la doctora "Cho" me miró de mala gana y siguió apretando sus botones en una pantalla. —Steve, ¿puedes salir un momento? —Bruce pidió, asentí, pero Phoenix intensificó su agarre.

—Él no se va a ningún lado —su tono de voz fue más una orden que una declaración, y fue una orden para mí indirectamente, reí mirándola divertido.

—Estarás bien sin mí, es solo unos minutos —acaricié su mejilla.

—No, Steve, me altero mucho si no estoy contigo, más en estas situaciones.

—Él no estará contigo toda la vida —la doctora intervino.

—Usted no se meta ¿sí? Estoy hablando con mi novio —mi chica respondió enojada y sonreí—. Bruce, por favor, no tiene que estar a mi lado, conque este en el otro lado de la habitación y yo pueda verlo, es todo —Phoenix pidió a Bruce con cara de perrito y él suspiró cansado.

—Está bien, Steve, puedes tomar esa silla de ahí y sentarte a unos metros de ella... Supongo —dio Bruce.

Tomé la silla y como dijo Bruce me senté un poco alejado de ella, su mirada estaba fija en mí, me miraba con tristeza, parecía que quería llorar, yo le sonreí, intentaba relajarla, pero sabía por lo que estaba pasando, Phoenix había muerto, y con ella, una parte de Phoenix ya no estaba, la mujer segura que antes era se estaba esfumando, estaba rota, y eso me rompía a mí.

Ꮯꭺꮲꮖꭲꭺ́ɴ ᎻᎽᎠᎡᎪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora