Steve Rogers; mejor conocido como Capitán HYDRA, es la mejor creación de esta organización. Un asesino despiadado sin escrúpulos, que no siente compasión por sus víctimas, así como nada más que odio en su interior... Hasta que la conoce a ella.
Pho...
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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO TIENE ESCENAS DE PARTO Y VIOLENCIA.
𝑀𝑒𝑠𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠
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El dolor invadía todo mi cuerpo, las contracciones eran cada vez más y más dolorosas, quería meter una bala entre mis dos cejas para dejar de sentir tanto dolor, me puse de pie como pude de la cama e intenté caminar hasta la puerta.
—Vale, todo estará bien, todo va a estar bien —dije a duras penas—. ¡Ah! —grité de dolor, lleve una mano a mi espalda baja e intenté respirar—. Solo estás teniendo un bebé, no es nada del otro mundo —abrí la puerta y comencé a caminar hacía el laboratorio de Bruce y Tony, donde ellos se mantenían encerrados tratando de encontrar a Steve, salíamos a misiones, hackeé cientos de bases de datos y todas las computadoras del mundo, pero no encontramos nada, parecía que se lo había tragado la tierra. Entré en el laboratorio de los chicos y al verme sudada y gritando comenzaron a despejar la mesa para usarla como camilla de parto.
—Rápido, iré por sábanas y agua caliente —indicó Tony—. Nat, el bebé ya viene —ordenó por un comunicador—. En el piso dos está la camilla necesito que la traigan, ¡ahora!
— ¡No aguanto! —traté de contener el dolor, Bruce me tomó de la mano y acarició mi cabello.
—Oye, sé lo que se siente, bueno no, no me imagino cómo se siente tener un bebé, pero es como cuando pierdo el control, respira —dijo con calma, lo miré y asentí, comencé a inhalar y exhalar con él, la puerta se abrió de un golpe y Bucky entró con la camilla, Sam y Natasha entraron detrás de él, Bucky me tomó en brazos y me colocó en la camilla con mucho cuidado.
—Bucky, hazlo tú debes estar a su lado, Steve así lo hubiera querido —pidió Sam, Bucky asintió y tomó mi mano, el frío metal de su brazo robótico me daba paz de alguna forma, comencé a respirar más y más tratando de tranquilizarme, de alguna manera Bucky me recordaba a Steve.
—Listo volví —Tony colocó sabanas en el piso y algunas sobre mí, hicieron una sala de operaciones en un dos por tres.
—Su parto se adelantó mmm cuatro meses, esto no está bien —dijo Bruce.
—Sálvenla a ella. No me importa mi vida, salven a mi pequeña —pedí adolorida.
— ¡LAS SALVAREMOS A AMBAS! —Tony gritó—. Se lo prometí a Steve —su tono de voz más calmado—. ¿Alguien aquí ha recibido un bebé alguna vez? —preguntó, todos negaron —. Ni yo. Siempre digo que hay una primera vez para todo.
Reí levemente pero el dolor se intensificó, comencé a pujar y Tony se preparó para recibir a mi hija.
