Ꮯꭺꮲꮖꭲꭺ́ɴ ᎻᎽᎠᎡᎪ

𝟷. 𝙻𝙾𝚂 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾𝚂

ADVERTENCIA: El recuerdo está en cursiva. También se describe los experimentos de HYDRA.

STEVE

El frío de mi celda era igual que como estar en un congelador gigante, el único sonido que escuchaba era el estruendoso eco de unas cuantas gotas caer cada tres segundos en un charco de agua sucia y moho debido a la gotera en el techo; esto, acompañado por los lamentos y súplicas de los demás presos que me hacían compañía en este viejo edificio. Con ayuda de mis codos me empujé a rastras hacia una esquina de la celda y me senté en posición fetal a ocultarme en la obscuridad que en ésta se encontraba.

Mi pequeño cuerpo temblaba, no sólo por el frío, sino también por el miedo que recorría cada centímetro de éste, recargué mi barbilla en mis rodillas y abracé mis piernas, a través de la obscuridad que me resguardaba observé a mi compañero de celda susurrando algunas frases que me fueron imposibles de entender. El sonido de algo golpeando el metal de la celda de asustó, observé al guardia que me buscaba con su mirada.

— ¿Y el flacucho? —le preguntó amenazante al chico que susurraba.

—No lo sé —musitó.

— ¿Como que no lo sabes? —El guardia se arrodilló y metió su mano por las rejillas, tomó del cuello a mi compañero y azotó su cabeza contra la pared— ¡¿Dónde está?! —gritó.

—Ya le dije que no lo sé —una lágrima se asomó por su ojo.

— ¿Vas a llorar? —el guardia se burló.

Tomó el arma que traía con él y la alzó en el aire, antes de que siquiera pudiera tocarlo, salí corriendo desde la oscuridad y detuve su brazo.

— ¡No!—grité.

El guardia me miró con enojo y me apartó aventándome al suelo, vi como abrió la celda y entró en ella, mi compañero retrocedió y se colocó a un lado de mí porque ambos sabíamos lo que esto significaba... Nos iban a golpear hasta quedar inconscientes.

— ¿Te atreves a desafiarme? —El guardia habló lleno de ira y enojo, enrolló parte de un látigo que traía colgado en su cintura en su mano y nos miró fijamente —. Te hice una pregunta... —se arrodilló frente a mí y retrocedí un poco más seguido por Ben, mi compañero de celda.

— ¿No vas a responder? —El guardia se puso de pie y me miró amenazante.

Levantó su mano y lanzó el primer latigazo, cerré mis ojos con fuerza y cubrí mi cabeza con mis manos, todo mi cuerpo se tensó y lo que sentí sobre mí no fue un látigo, sino un cuerpo, Ben se había abalanzado sobre mí. Oí el grito de dolor de Ben mientras me rodeaba con sus brazos protegiéndome de los golpes del guardia.

— ¿Quieres que te lastime a ti? De acuerdo...

Ben me aventó a una esquina de la celda y los golpes del guardia se hicieron cada vez más agresivos.