Steve Rogers; mejor conocido como Capitán HYDRA, es la mejor creación de esta organización. Un asesino despiadado sin escrúpulos, que no siente compasión por sus víctimas, así como nada más que odio en su interior... Hasta que la conoce a ella.
Pho...
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ADVERTENCIA: Tortura de un personaje.
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—Escucha eso, escucha los pájaros cantar —oí la horrible voz de Sharon.
El cabello me caía sobre la cara, mis labios estaban resecos y mis ojos irritados, las heridas en mi espalda habían sido curadas por ella, no lo entendía, no me habían dejado morir desangrada, ¿por qué me querían con vida?, Sharon colocó un dedo en mi mentón y levantó mi rostro lentamente.
— ¿Ves eso? —señaló un minúsculo rayo de sol que entraba por la ventana—. Es tu esperanza para salir de aquí... ja, ja —comenzó a reír como loca.
—A...agua —dije a duras penas, mi garganta estaba tan seca que ardía.
— ¿Tienes sed? Perdón... es cierto, no te puedo dejar morir —tomó un vaso de agua y lo acercó a mí, estaba a punto de darle un trago cuando sentí como derramo el agua en mi pantalón—. Ups... soy una estúpida, creo que no tomaras agua por hoy —sonrió.
—Maldita —dije entre dientes.
—Disculpa, ¿qué dijiste?
—Dije, que eres... ¡UNA MALDITA PERRA! —Sentí su mano estamparse contra mi rostro, me había abofeteado con todas sus fuerzas.
—Tú también —me sonrió y salió de la habitación.
—Te odio —dije una vez que salió.
Miré ese minúsculo rayo de sol que entraba por la rendija de la pequeña ventana, me acerqué a rastras y dejé que el calor del sol me acariciara, ya necesitaba sentirlo, necesitaba sentir el fuego, intenté crear fuego, pero fue en vano, Sharon tenía mis poderes controlados, sea como sea que lo haya logrado.
—Hola Phoenix—el hombre que acompañaba a Sharon anteriormente entró en la habitación—. ¿Tienes frío?
—Púdrete —escupí en su rostro, él se hizo hacia atrás y se limpió, miró su mano y después a mí, volteó mi rostro como consecuencia de la bofetada que me dio, sin embargo, yo reí cínicamente.
—Aprenderás a respetarme —dijo con odio.
— ¿Ah sí? ¿Y cómo piensas hacer eso? Piensas que porque me tienes aquí te tendré miedo, ¿no es así? Yo ya viví el verdadero terror, tú pareces una oveja tratando de cazar al lobo... Y créeme, el lobo nunca cedería —reí.
—Lo vamos a obligar —se acercó a mí y apretó mis mejillas con una sola mano—. Ese maldito lobo va a terminar cediendo, créeme, Steve me dará lo que quiero tarde o temprano, todo con tal de que su querida Phoenix deje de sufrir.
—Ya no siento dolor —sonreí.
—Eso lo vamos a probar después, le mandé a Steve tus alas. ¿Qué crees que haya dicho? ¿Cómo crees que haya reaccionado?
