Capítulo 1.

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Debería ser el mejor día de su vida, pero no era así, Altagracia se sentía morir, no quería casarse con aquel hombre que tenía demasiadas mujeres en su lista, un hombre de poder y arrogancia. Lo había buscado por internet y lo que encontró en vez de ayudarla la hundió más en su inseguridad, vio fotos de él con diferentes mujeres despampanantes nunca con la misma mujer.

La razón de la boda, pues por estar de fisgona, no era un secreto que los Sandoval a pesar de tener un apellido agraciado y de fama, estaba arruinados.

Efrain Navarrete sabía que Horacio Ivanov  aun tenia duda de las infidelidades de su mujer con su hijo… era mejor acabar con esa relación y que su hijo se sentara cabeza con la agraciada niña Sandoval, o resultaría muerto.

En parte sentía que le estaba salvando la vida a esa pobre mujer, pues  era obvio que su padre estaba dispuesto a venderla al mejor postor y que esta joven era una mujer intuitiva y llena de conocimientos en empíricos en la arquitectura.

Algo que necesitaba en su constructora, una mujer decidida como ella que a pesar de ser menor 6 años que su hijo, sabía que tenía la madurez suficiente para llevar las riendas de la constructora y por qué no dar amor a su hijo.

El señor Navarrete no solo era intuitivo para los negocios, lo era para el amor y vio en esa mujer algo diferente, José Luis estaba acostumbrado a las altas largas, blancas como el hielo, monas y de ojos azules, por eso ya le apetecía las mujeres mayores, pero ahora disfrutaría de una morena de pechos y caderas grandes la cual no era baja ni alta y con su melena rojiza y ojos verdes.

Le vio a su futura nuera inocencia y a su hijo embelesado con su belleza tropical, así escuchara a medio Rusia decir que era gorda, José Luis con solo mirarla la desnudaba con la mirada, sabía que depronto ahí podría crecer un sentimiento.

(…)

Por supuesto Altagracia estaba entrando en pánico de solo pensar en la competencia de mujeres hermosas, que desprende glamour y belleza por los poros, al contrario de ella que no tenía nada de aquello más bien era lo contrario donde ellas eran delgada Altagracia era voluptuosa, donde ellas eran rubias naturales, Altagracia era pelirroja teñida, el cuerpo de aquellas Mujeres eran proporcionado al contrario de Altagracia tenía demasiado busto y demasiada parte trasera. Bueno en fin pensó. Naci para sufir.

Altagracia respiro profundamente para contener las lágrimas, tenía que portarse como una mujer adulta, moría por trabajar sólo esperaba que su futuro esposo no fuera un Machista y quisiera tenerla encerrada en la casa, dudaba que José Luis se sintiera atraído por su cuerpo voluminoso y más después de torturarse viendo ese montón de fotos colgadas en internet. En donde se le relacionaba con mujeres del mismo tipo Altas, monas, largas, despampanantes aunque sin senos y traseros y con un aviso en la frente que decía perfectamente en castellano ¡zorras cazafortunas!

Salió de la limusina y se quedó parada a unos diez metros de distancia de la puerta de la iglesia, su padre la agarró por el brazo y la hizo caminar, dio la orden a sus pies a caminar no quería hacer enojar a su padre que tenía un carácter explosivo y salvaje, y la golpeara.

Ya no sufriría su maltrato, sólo rezaba porque su marido no fuera como su padre. Se detuvieron unos metros antes de llegar a la puerta, Altagracia parpadeo para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos verdes y miro a su padre.

- no me avergüences llorando, este matrimonio unirá a las dos familias -aseveró su padre- no avergüences a tu marido Altagracia, complácelo no quiero quejas por que si las hay atente a las consecuencias.

-Altagracia sólo asintió no podía hablar porque si lo hacía se escucharía temblorosa por el llanto contenido, apretó las manos en puños no podía refutar a su padre sin que este no le diera una golpe. Intentó calmar todas las emociones que en esos momentos la consumían pero lo hizo y se prepara para entrar a la iglesia.

Una vez adentro la marcha nupcial sonó, su padre la guió hasta el altar, mientras caminaba podía sentir las miradas de la gente, criticándola por no ser como una muñeca de aparador, los susurros no se hicieron esperar eso la puso más nerviosa pero no despegó la vista del sacerdote que los iba a casar, no quería ver a su futuro marido. Su padre le apretó el brazo con fuerza y le susurro.

Sonríe Altagracia o ya verás, que te cases no significa que no te pueda reprender.

Y lo hizo. Les dio una sonrisa falsa a todos los presentes para que supieran que era la mujer más feliz en vez de la más desdichada, escuchó que hablan de José Luis compadeciéndose de él por tener una esposa fea y gorda, que no se sorprendería si él buscaba una amante eso la hizo sentir fatal, la sonrisa se le borró del rostro y el labio le temblaba estaba a punto de llorar cuando sintió que su padre se alejaba y una mano de piel bronceada y hermosa sujetaba su brazo y la ayudaba a subir los dos escalones.

Dejó que sus ojos buscaran el rostro de su futuro marido, era hermoso, sus rasgos duros y viriles tal cual y como lo recordaba, unos ojos como el oro la observaban se sintió incómoda pero no lo aparento. Él no le dedicó una sonrisa sólo una expresión fría y cortante, el pecho se le contrajo de dolor, ella no tenía la culpa de que estuvieran casándose si por ella fuera él podría seguir con su maldita vida de mujeriego.

El sacerdote empezó a hablar y a decir sobre el matrimonio y el amor, Altagracia se concentró en no llorar, escucho decir a su futuro marido el "Aceptó", se quedó viendo al sacerdote hasta que llegó su turno de decir por unos segundos no contestó, volteo a ver a las personas reuinadas y la mirada de su padre era de enojo se giró al sacerdote y contestó.

- aceptó -dijo en voz baja.

- los declaro marido y mujer -medio gritó el sacerdote- puedes besar a la novia -le dijo a mi ahora esposo.

Se volteo para quedar frente a su esposo este se inclinó un poco, Altagracia se puso nerviosa no se acordaba de besar pero cerró los ojos por nerviosismos, sintió los cálidos labios de su esposo posarse en los suyos en un casto beso.

Después bajaron para ir a la salida, pétalos de flores empezaron hacer tiradas por el camino, la gente salió de tras de ellos, Altagracia podía sentir el brazo fuerte y musculoso de su marido en su cintura, salieron y no se despidieron de nadie, aquello la hizo sentir más fatal de lo que ya estaba. Subieron a la limusina.

Ella se pegó a la puerta contraria quería mantener la distancia con su esposo, este ni se inmuta por el alejamiento de su esposa, Altagracia quería llorar y abrazarse a sí misma.

Llegaron a la mansión de su esposo, el chofer les abrió la puerta, José Luis salió y después ella, observó la casa y todo en ella era frío y carente de calidez familiar igual a las de sus padres. Caminaron juntos sin hablarse.

Un hombre de mediana edad abrió la puerta y se inclinó en modo de saludo.

- Señor y Señora Navarrete-habló con voz profesional el hombre.

- Matamoros -saludo fríamente su marido, pude sentir su acento mexicano y me alegro.

Ella le dio una ligera sonrisa al hombre y siguió a su esposo, este se giró a verla.

- Magdalena, tambien mexicana y chiquita igual que tú, te mostrará tu habitación y si necesitas algo comunicárselo a ella -terminó de decir y vio cómo se iba hacia una puerta doble, las abrió y cerró.

 

Altragracia se quedó ahí parada observando la puerta de roble oscuro, donde su marido acababa de encerrarse. ¿Esta sería su vida? Pensó ella, una mujer de edad se acercó a ella y se presentó como Magda la ama de llaves, le enseñó su cuarto y por lo visto no dormiría junto a su esposo, mejor no quería cercanía con el, desecho el ofrecimiento de la mujer de comer algo se tiró a la cama y lloró por todo, por el poco amor de sus padres, por su matrimonio, por su vida de ahora en adelante, por la frialdad de su esposo y por ser débil y no oponerse a la voluntad de sus padres.

Convenientemente amandote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora