Convenientemente amandote.

Capitulo 25

Aquí tienes las llaves de mi almaPuedes entrar a la hora que tú quierasPara que veas si hay alguien en el mundoQue pueda darte lo que yo quisiera
Ya he tratado de sacarte de mi vidaYo no puedo quererte limpiamentePero qué quieres que haga vida míaSi el corazón no ve tan solo siente
Tu boca, tu ojos y tu peloLos llevo en mi mente noche y díaNo me pidas que deje de quererteDespués que te entregué la vida mía

Después de la interrupción de la heredera griega Alinad Kiriakis, la cena se tornó tensa por más de los esfuerzos que hizo José Luis Navarrete para que Altagracia se mostrase calmada, no lo logro.

En cuestión de minutos Altagracia mintió y dijo que se sentía mal... por lo que José Luis preocupado por la salud la llevo en brazos a la habitación, después de un mes de haberle dicho cuanto la amaba y que quería luchar por ella, pensó que al menos le podría dar un beso.

Pues se había jurado en respetarla hasta que su relación se consolidarla satisfactoriamente, pero al intentar besar los labios de Altagracia se encontró con una mujer fría y distante.

La dejo en la puerta de su habitación y se recostó en la pared, se sentía mal como si le hubiesen puñalada en el corazón, pensó que estaba pagando poco a poco lo que había hecho años atrás.

(...)

—Hija no te dejes atormentar por el pasado.

—Padre no es fácil, no es fácil que te prometan hacer todo por ti y no tenga los suficientes cojones para decirle a la Barbie anoréxica que no quería ir con ella, soy tan poco para él.

—Creo Altagracia que estas siendo muy dura contigo y con el también, sabes que él es muy caballeroso... no le iba hacer sentir mal rechazándola.

— ¿Caballeroso? ¿Estamos hablando del mismo hombre? ¿el mismo José Luis? No sabes cómo fue conmigo cuando estábamos casados, papa de verdad...

—No vivas del pasado hija, nunca has pensado que el solo ponía una barrera al amor verdadero por miedo, él te amo y te ama con su vida... después lo sabrás todo, cometió errores y muchos pero si de verdad lo amas y quieres las cosas bien, empiecen de cero.

Luego de la reflexión con su padre, Aristóteles le puso a su hija un gran collar de diamantes que acompañaba perfectamente a su vestido en espalda v color rojo.

Altagracia no era una mujer que se desviviera por el mundo del espectáculo, pero su padre le había convencido para que participara en la subasta que como anfitrión tenía a su tío, el hermano menor de la familia Onassis.

En la subasta habían en su mayoría joyas de colección, Altagracia siempre fue una mujer humilde a pesar de crecer en el seno de una familia "adinerada" y ahora con su nuevo padre que por supuesto tenía miles y miles de millones más que Juvenal, pero ella nunca se desveló por saber que tan rico era su padre biológico.

Se tomó el tiempo de llegar de ultima a aquella "fiesta" no quería ir y mucho menos infundada en ese vestido, donde todos se le acercarían y reirían de sus chistes sin importar que tan malos fueran por el hecho de ser hija de Onassis.

Cuando llego se encontró con la mirada de José Luis, él se levantó y fue hasta ella ...

—Pensé que no ibas a venir, sencillamente esta hermosa.

—Porque me perdería una celebración de mi familia, además la subasta es para una buena causa.

José Luis rio tímidamente, pero no perdió el tiempo de tomarla de la mano y dirigirla a la mesa donde se encontraban los ejecutivos de más alto rango de la compañías.