Capitulo 21

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No te basto lo que te di, pensé que te había dado todo
Y en el espejo descubrí llorando en un recodo
A mi alma triste porque te fuiste, cada mañana pienso en ti

Y otra noche vuelvo a naufragar
En esas aguas de tu mar, donde aun me baño
Y nada nada puedo remediar
Estoy cansado de negar cuanto te extraño

Cada mañana, cada mañana
Cada mañana pienso en ti

No te basto lo que te di
Tal vez algo te di de sobra y tarde mente comprendí
Que los excesos el amor los cobra
Cada mañana, cada mañana
Cada mañana pienso en ti

Antes de irse, tenía que visitar a su hijo... ese era su único consuelo.

Dentro de ella sabía que era la última vez que iba a ver la pequeña tumba, la idea era no regresar jamás a Rusia, estos cinco años fue reacia a reunirse por cuestiones de trabajo con José Luis, ahora estaba segura que nunca lo haría y aunque siempre fue cada año a la tumba del pequeño Ángel, ya quería cerrar esos ciclos y tener el recuerdo en su corazón.

Se sentó en la pequeña tumba y la vio impoluta, como siempre... vio al encargado del cementerio y asintió la cabeza.

Altagracia le hablo en ruso y le agradeció por tener la tumba de su hijo siempre impecable.

El encargado la miro con suma tristeza, le dijo que era un niño muy amado que su padre siempre venía a dejarle flores y hablar en su tumba, que muchas veces lloraba y le pedía perdón.

Altagracia lo miro y pregunto, hablas del señor Efrain Navarrete... siempre fue muy amoroso y fue el único que me apoyo con todo y nunca me culpo del accidente.

-No señora, hablo del señor José Luis Navarrete, el que sale en las noticias cada rato.

-Esa confesión la tomo desprevenida, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas... pidió cordialmente al encargado que se retirara.

-Siguió hablándole a Ángel, "pequeño siempre te amare y siempre serás mi primogénito, perdón por no saberte cuidar, tu madre te ama y te lleva en su corazón por siempre"

-Una mano la tomo del hombro y al voltear pensó encontrarse con el encargado, pero no era Luis.

-Altagracia, sabía que estabas acá.

­ella pensó que iba a ir a buscarla y su corazón se contrajo no supo que decir, pero su estado de ensoñación desapareció en el momento que José Luis le entrego las actas de divorcio autenticadas por notaria.

Su corazón quedo completamente destrozado, se sintió tonta al pensar que el la buscaría, pero era lo contrario pensó en un José Luis libre y aliviado ahora podría salir con cualquier mujer y no lo tildarían de infiel.

-José Luis, la miraba como si quisiese decirle algo pero a él las palabras no le salían.

Luis la miro y lo único que pudo decir en perfecto castellano fue, que mierda todo.

-Altagracia tampoco fue amable, lo único que dijo es todo lo que empieza mal, termina mal... espero que seas muy feliz Luis.

-No, Altagracia no merezco tal felicidad... Tú mereces el mundo entero... me alegro que estés haciendo lo que te gusta y tengas la independencia que siempre soñaste...

Siguieron caminando juntos se miraron, sus autos estaban parqueados uno al frente del otro, cada uno entro en un carro diferente, sus miradas decían que se querían, que no querían separarse y sobretodo que había demasiado amor de por medio.

Pero cada uno entro a cada automóvil y se fueron en direcciones diferentes...

Altagracia hizo sus maletas, pidió un taxi para que la llevara al aeropuerto, llego justo a tiempo y subió al avión, antes de subir por compelió busco si lo veía pero él no estaba, el labio le tembló y se adentró en el avión.

Sólo quería llorar pero no lo haría en el avión, lloraría estando en casa con su familia.

- adiós José Luis.

(...)

Llego a Italia, a pesar que era fin de semana quería hacer algo útil y siguió haciendo los planos del proyecto de la empresa del señor Efraín y su padre Aristóteles.

Llamándolo telepatía o casualidad, su padre la llamo... quería saber que había pasado y saber su versión de los hechos el sabia de tres versiones, la de la prensa, la de los empleados de Navarrete Company y la que le había contado José Luis inmerso en el alcohol.

Aristóteles no creía que el fuera el encargado de decirle a Altagracia el sufrimiento de Luis, él estaba en ese preciso momento en su sofá y se veía totalmente afectado inmerso en el alcohol...

Altagracia le contó todo a su padre, omitió los detalles de su dolor, ella sabía que el en estos cinco años se había dedicado a conocerla tan bien que era irrelevante hablar de sus sentimientos, Aristóteles sabía que ella estaba destruida.

Hija el mundo es redondo y cuando uno amo con intensidad, siempre las personas se encuentran.

Altagracia entre sollozos le dijo yo lo ame padre con todas las fuerzas de mi corazón, pero él no ami.

Aristóteles veía a su exyerno acostado en el sofá y solo podría pensar en que idiota era Luis, que estaba perdiendo a la mujer de su vida por orgullo y no saber luchar.

Definitivamente era el mejor para los negocios, pero José Luis era pésimo amando a su hija.

(...)

Aquel dia todo parecía que iba más lento de lo normal. Altagracia no estaba acostumbrada a no tener nada que hacer.

Miró el reloj digital que había en la mesilla de la derecha de su cama, eran más de las siete de la noche. La comida la tomo en el porche de la casa.

Caminó despacio por el camino que la llevaba hasta la verja de hierro que ponía límite a la parcela con la calle, no estaba muy lejos del lugar donde por esos cinco años había ido a despejarse cuando los recuerdos de José Luis y su hijo la agobiaban.

Pensó que sería la única que estaría allí, pero

se encontró con una pareja y un niño pequeño; la pareja no paraba de hacerse arrumacos entre ellos mientras jugaban.

Altagracia se sentó, lo bastante alejada para que no sintieran su privacidad coartada, y aprovechó para tumbarse en la hierba.

Sí, parecía que sólo deseaba estar tumbada. Pero temía que lo que quisiera fuera desaparecer del planeta y no tener que pensar más, aquella noche, al ver a esa pareja feliz con su pequeño, sintió un pinchazo en el corazón, notó cómo se encogía por dentro y se echó a llorar, con sus manos intentaba contener los gemidos que su alma dejaba escapar por su boca.

Altagracia estaba totalmente rota por dentro y necesitaba sanarse de una vez por todas.

Iba a ser duro, si... pero ya no era esa niña de quince años que atento con su vida, ya era una mujer adulta y tendría que afrontar su destino.

Convenientemente amandote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora