Respiró un par de veces mientras ponía bien las mancuernas de su camisa.
Los nervios lo estaban matando, ahora ya no se tocó los las mancuernas, sino que miró el reloj por quinta vez. Tenía la sensación que su mujer nunca llegaría, le daba miedo tanta felicidad.
Desvió la mirada del reloj a los asientos donde estaban amigos y familiares y luego aguzó un poco más la vista intentando averiguar si Altagracia se acercaba o aún no llegaba. Pero no, no la veía por ninguna parte. Miro que su madre y hermanas estuvieran ahí en la fiesta, cerca de él y perfectamente vigiladas.
Rio de lo tonto que era tener que estar pendiente de las arpías Navarrete, tenía miedo secuestraran a su futura esposa y no poder volverla a ver, pero dentro de él sabía que ellas eran incapaz le temían ya ahora que era la Doña y no era la misma niña inocente de 6 años atrás, esa mujer era de armas tomar y pobre del que se metiera con ella.
La decoración era sencillamente perfecta, tal como los dos decidieron, en aquel castillo en ruinas en el que Luis siempre soño desde pequeño casarse con la mujer de su vida y en el castillo que Altagracia vio por primera vez en los ojos de Luis que le quería.
Ahí empezó todo, ahí donde se abrieron un poco años atrás, ese era el lugar indicado para empezar una vida nueva como marido y mujer.
Por décima vez se miró en el espejo de cuerpo completo, su barriga resaltaba con ese vestido sencillo de boda, la tela de en medio se ajustaba a su piel, caía suavemente hasta sus rodillas, un lazo rosado que cruzaba bajo sus enormes pechos.
Sonrió, definitivamente era una novia muy ligeramente embaraza, guió sus ojos a la derecha donde estaban las dos mujeres más importantes en su vida (Isabella y Regina).
— Estas hermosa, hermanita –hablo Regina– Luis morirá al verte.
— yo creo que no esperara para la noche de bodas –río Regina – bueno, es hora cariño, Luis estaba abajo en la playa esperándote, dijo su padre con una risa lado a lado... Aristóteles estaba feliz ... sabía que el amor estaba triunfando entre esos dos.
A pesar que Luis había estado sumamente ansioso por la boda, días antes le había llevado a Francia, Italia, Moscú, Venecia para pasar días juntos donde se mostraban como la pareja feliz que eran y daban que de que hablar a la prensa.
Se puso la tiara de flores y sonrió maravillada, hoy sería la señora Navarrete en todas sus formas y ahora de la forma correcta.
Salió de la casa de playa, observo lo hermosa que se veía todo, las bancas adornadas con lazos azules y blanco con flores en los contornos, un arco de rosas donde estaba el sacerdote y su futuro esposo.
El sol griego estaba en su mejor momento calentando la piel para ser disfrutado, una alfombra roja llena de pétalos azules que guiaban hacia el altar.
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Convenientemente amandote.
PuisiQue pasa si te obligan a casar y sales de ti vida llena de dolor y este matrimonio termina por destruirte, se podrá superar tanto dolor? Historia adaptada a Navagracia