Capitulo 31

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A la mañana siguiente, Altagracia se acomodó más en el mullido colchón y en las almohadillas, la verdad es que si le dolía todo. Su cabeza latía horrible al igual que su amoratada mejilla, se tapó y decidió tomar una ligera siesta antes de tomar los analgésicos.

Alta, cariño miooo

Gimió y se giró para seguir durmiendo pero unos labios comenzaron a esparcir besos por todo su cuello haciéndole cosquillas.

— Ya ya, me levante susurro adormilada.

— bueno, creí que seguiría besándote hasta que volvieras a la vida

— muy gracioso –puso los ojos en blanco–

Acepto la taza y las pastillas, las tomo y dejo a un lado la taza. Le hizo señas para que se acostara a su lado.

Cuando Luis se acostó a su lado, agarro las sábanas y los tapó a ambos con ella.

— siento lo anterior.... –susurro ella enterrando la cara en su pecho– debí dejar que te explicarás....

— tenías tus motivos para desconfiar, no fui un buen esposo, mis padres se casaron por conveniencia no fue mala pero me mostraron que los sentimientos eran debilidad y yo no quería pasar por ello, cuando comencé a enamorarme de ti me dio miedo por lo que comencé a jugar con la prensa para que lo vieras y fue un error del cual me arrepiento, linda yo te amo... Estoy dispuesto a volverme a ganar tu corazón cueste lo que cueste.

Lo miro sorprendida, se movió aunque le dolió pero se puso a horcajadas sobre él ¿y quién dijo que algún día lo perdiste?

— no tienes por qué ganarte mi corazón, siempre lo has tenido, siempre te eh amado y por más que intente no hacerlo, no pude.

(...)

Diez meses después.

Salió de la tienda comercial con grandes bolsas, en la entrada su flamante prometido la esperaba apoyado sobre el capo del Ferrari y cruzado de brazos.

— su fiel siervo está aquí my lady

Le ayudo con las bolsas, desprevenida la jalo hacia él, una de sus fuertes manos le agarro el trasero mientras besaba su cuello.

— no aguanto más para hacerte mía –susurro roncamente sobre su oído– además estas demasiado sexy con esa vestido.

— oh no lo creo, me veo gorda.

— yo discrepo de eso, te veo exquisita y tengo ganas de comerte...

Río y lo abrazo por el cuello mientas se ponía de puntillas para besarlo.

— Si por exquisita te refieres a cinco meses de embarazo –mordió su labio y el gruño–

— ¿sabías que eres una embaraza sexy y que me vuelves loco?

Soltó una carcajada, lo beso suave y lentamente, sus lenguas bailando una danza erótica y sensual, se habían Olvidado del exterior y sólo se amaban el uno al otro.

— sí, me lo dices cada noche, cada mañana y tarde, en la ducha, en la comida... le dijo mimosa

— y en el trabajo –sus fuertes brazos la rodeaban protectoramente– y cada segundo que tenga de vida.

— Navarruch, usted con su romanticismo y yo que cada día lo amo más.

— y tendrás que aguantarme futura señora Navarrete.

Dentro de una semana se volverían a casar por lo civil ya que nunca hubo divorcio por la iglesia, pero de esta última renovarían los votos el mismo día con un padre, algo muy hermoso y sencillo con puros amigos.

— Altagracia nunca lo puso a escoger, fue Luis quien luchando por su relación opto por alejarse de su familia, pues si irían a su boda pero la señora Helena estaba advertida o era aguantarla en las épocas muy especiales o era que se alejara del todo de su hijo y futuros nietos.

— La señora Helena de Navarrete amaba lo suficiente a su único hijo varón, como para prometer no volver a meterse en la relación de ambos, siempre iban a estar juntos pero no revueltos... aunque el orgullo no le daba para pedir perdón o el brazo a torcer, ella era feliz viendo a su hijo enamorado y siendo un hombre ejemplar.

Altagracia por fin tendría su propia familia y sería feliz, con un esposo que la amaba, y una bebita que fortalecería su matrimonio y amor.



próximo capitulo, final 

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