Capitulo 5.

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“Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.”


- Altagracia se dedicó mientras estaba en esa pequeña isla tan amena, a tomar un curso online de administración de empresas, soñaba con ser arquitecta pero no tendría como justificar sus salidas y demás.

- Se encerraba en su habitación al fin y al cabo era un adorno más en la casa, Magdalena y Matamoros se habían convertido en algo que ella le parecía más una familia, muchas veces se acuñaba en los brazos de Matamoros a quien consideraba un gran amigo.

- Siempre supo que ese hombre la respetaba y la miraba como si fuese el hermano mayor que nunca tuvo.

- Siempre se mantenía en contacto con su hermana Regina, las dos eran las únicas rechazadas por su padre por el simple hecho de ser mujer, se juró a si misma a proteger a su hermana y su hermano Elias, pero el temor que las frustraciones de su padre recayeran sobre su hermana menor siempre estaban latentes.

- Ese día era un día como un y corriente aunque estuviera cumpliendo sus 23 años, no pensó que al bajar al comedor se encontraría al personal del servicio con un pastel y velitas, todo tan pequeño pero con tanto amor que hizo que soltara lágrimas de felicidad.

- Por lo pronto su esposo bajo al escuchar el bullicio.

- Que demonios pasa acà fue el saludo que hizo.

- José Luis no te enojes dice Altagracia, solamente hicieron esto para agasajar mi cumpleaños.

-  Perdón señor Navarrete, Nosotros nos retiramos a la cocina.

- En los ojos de Luis se notaba algo molesto, Altagracia estaba asustada pensando en que de pronto pudiera emprender una pelea y no era que le tenía miedo, muy dentro de ella sabía que no la golpearía como su padre.

- Su miedo mayor era que la cogiera contra los empleados.

- Se puede saber Altagracia, porque los sirvientes saben de tu cumpleaños y yo no.

- Pues será porque ellos se interesan por mí, al menos han visto internet esa información es publica, a pesar de mi terrible familia y ser una persona tan despreciable, he salido en revistas donde revelan mi edad.

- Tu te quedas aca, no te muevas.

- hizo una llamada con urgencia y después me manifestó.

- Arréglate, vamos a salir.

- No tienes que hacerlo Luis, no por obligación es mejor que me dejes aquí.

- No te lo volveré a repetir, ponte cómoda daremos un paseo.

- Tenia miedo, al fin y al cabo una cosa era lo que creyera, otra lo que podría hacerle ese hombre, no lo conocía del todo bien.

- Su padre, siempre hacia retirar a la servidumbre, o a veces la llevaba a partes lejanas para golpearla y humillarla como saco de boxeo.

- Luis, ya estoy lista.

No así no, deja esa ropa de loca y ponte algo lindo.

- Por Dios Altagracia, viste el dinero que hice depositar en tu cuenta… pensé que invertirías en tu closet… pero vaya sorpresa.

- Por Dios Altagracia, viste el dinero que hice depositar en tu cuenta… pensé que invertirías en tu closet… pero vaya sorpresa

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