Capitulo 13

544 56 48
                                    

- Se levantó, era un día hermoso o eso quiso creer Altagracia... ese día hablaría con Aristóteles.

- Altagracia era una mujer que a pesar de estar cargada de inocencia y bondad, era definitivamente inteligente y sabía que había algo escondido... después de leer las cartas de amor y un pedazo de diario de su madre, siempre soñó que ese hombre de escritura perfecta fuese su padre biológico, pero su madre le decía simplemente que estaba loca y que se quitara esas ideas de su cabeza y aceptara la cruda realidad de sus destinos.

- El día de la cena en su casa vio a Aristóteles y sus ojos, esos ojos verdes esmeraldas como los de ella, esos ojos que tanto odiaba su padre y recriminaba por no ser como Regina o su hermano menor.

- Se organizó y pidió a la seguridad que estaba disponible 24/7 para ella, que la llevaran a Navacompany, quería visitar a su esposo y quizás porque no decirle de sus sospechas, su regla había desaparecido hace casi 3 meses totalmente y sus pechos estaban algo más redondos de lo normal.

- Se rio y toco su vientre, estaba asustada y a pesar de llevar 11 meses de casada tenía miedo por lo pronto que sucedería todo , no quería enfrentar sola la prueba casera que tenía en su cómoda, quería a José Luis ahí con ella.

- Y si se alegraba o por lo contrario odiaba la noticia, el miedo la vencía y aunque el todos los días le demostraba como las barreras estaban cayendo, mostrándose atento, no quería ser rechazada por un embarazo que depronto él no estaba preparado.

- Alejo todos los pensamientos mientras iba en la limosina que había sido testigo el día anterior del sexo desenfrenado que tenía con su esposo y las miles formas que él la subía al cielo, con un jugo en su mano derecha y dejando a los guardaespaldas atrás procedió a subir al gran edificio.

- La misma historia, la miraban con desdén de verdad no le importaba al personal que trabajaba allá que ella fuera la señora Navarrete.

- Alejo esos pensamientos y fue donde la recepcionista, rogo para que José Luis no la hubiese visto llegar o que la seguridad le informase de sus pasos.

- Al entrar vio al señor Onassis, este la recibió en la sala de juntas, si bien la sociedad de él estaba más ligada con el padre de José Luis, el también tenía acceso a Navacompany con un porcentaje minoritario pues luis era muy controlador y esa empresa era el 90% suya.

- Hija no te preocupes, hice todo lo posible para que Luis este tan ocupado que no se dé cuenta de nuestra conversación.

- Ya lo sé todo, Altagracia atino a decir. Sé que eres mi padre, sin duda tenemos los mismos ojos y a pesar de siempre creer que era muy mexicana no me parezco del todo a mis padres.

- Si Altagracia, eres mi hija y tienes mis ojos, los de tu abuela y el 90% de la familia Onassis eres un poco italiana.

- Porque me has abandonado a mi suerte, no sabes las veces que llore soñando que alguien me sacara del infierno al que fui sometida, no sabes los días que anhele a que me salvaran a mi madre y a mí de las constantes golpizas que nos daban decía entre sollozos.

- Lo sabía, todo el mundo hablaba de la reputación de mi madre, ellos saben que soy una Onassis menos yo. Siempre pensé que mi padre era un campesino o alguien de la servidumbre y que tenía miedo de enfrentarse al poder de mi padre, pero no... eras tú, siempre tú. Que aunque tuvieras más poder que Juvenal Sandoval, no te quisiste hacer cargo.

- No es así hija y déjame hablar.

- No me digas así, la verdad no mereces llamarme así.

- Altagracia, cuando tu madre quedo embarazada éramos unos niños, el matrimonio entre lucia y juvenal estaba arreglado desde que ellos tenían 3 años de nacidos.

Convenientemente amandote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora