Capitulo 26

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El timbre de su habitación sonó, se apuró en ponerse los pendientes mientras salía corriendo a abrir la puerta, trastabillo un par de veces pero logró tener equilibrio para no caerse.

Abrió la puerta sin ver por el pequeño hoyo que tenía, sus ojos impactaron con la elegancia y belleza de José Luis, en su mano derecha llevaba un gran ramo de rosas rojas, tan vivas y coloridas.

— Hola —su voz gruesa le causo una revolución a sus hormonas–

Le dio una sonrisa para después hacerse a un lado mientras agarraba el ramo, miro su cuarto lleno de flores y es que hace dos horas un grupo de botones habían llegado con una docena de Ramos de distintas flores al nombre del señor Navarrete.

— con tanta flores que hay lo más seguro que acabe durmiendo afuera y no adentró –dijo. Fue a por un florero libre– tendré que pedir una habitación más grande si sigues mandándome flores –acuso–

— todas las flores necesarias para ti –lo escucho decir desde la sala de estar– estoy ayudando al vendedor de flores, tómalo como...

— oh no, no, no –le corto, camino hasta la mesilla libre de flores– ni lo digas, tendrás que mandar flores a otra parte aquí ya no más.

Inflo las mejillas mientras pasaba a lado de él, escucho la fuerte carcajada.

— me parece aceptable, he visto como me mira la recepcionista....

— ay!!! Eres...

Le lanzó un rosa a lo cual José Luis se cubrió la cara, dejo el florero en la mesilla y acomodo las rosas.

— pero sólo tengo ojos para una sola mujer –su tono de voz bajo una onza de gruesa haciendo que ella se lo imaginara desnudo y...ay dios no debería de estar pensando en eso–

— lástima para las que te queremos... –unos fuertes brazos la rodearon y unos suaves labios besaron la curva de su cuello–

— lástima para ellas, estoy embriagado por esa mujer que me deja sin razón –Jose Luis la mordió– y en estos momentos me tiene loco con esa bata rosa casi transparente..

Se sonrojó. No se había puesto a pensar en que la bata estaba delgada.

— ¿te estas quejando? –Pregunto mientras se dejaba apoyar en su fuerte pecho masculino– me sonó a queja

— en lo absoluto, pero si queremos ir por un buen camino y yo quiero ser un bueno novio lo mejor es que te termines de vestir.

El movimiento de sus manos contradecían las palabras, 3 semanas en la isla y él tenía un comportamiento de lo más caballeroso, salían a pasear, a cenar, iban a la ópera y otras cosas, Jose Luis la dejaba en la noche y se despedía de ella con beso en la mejilla.

Y es que ella había intentado que la besara más que sólo la mejilla pero el muy canijo se resistió a todo sus intentos.

Jose Luis la soltó para que ella se fuera a terminar de vestir, frustrada se alejó y comenzó a caminar con más seducción, movió más sus caderas y escucho el sonoro supuró de Jose Luis, una sonrisa pícara se formó en su rostro.

Desato los lazos de su bata dejándola caer hasta sus pies, estiro una mano y cogió su vestido rojo veraniego se lo coloco y busco unos tacones negros de tacón de aguja, los abrocho, una vez lista fue a su mesilla de maquillaje para colocarse un poco de polvorete y labial rojo, una vez lista salió a la sala de estar y Jose Luis estaba tomando una baso de vodka.

— ahora si podemos irnos –digo. Sus ojos la recorrieron con ansias y el estómago se lo contrajo en pensar en gemidos, sábanas revueltas– ¿pasa algo?

— no, vamos –Jose Luis dejo el vaso sobre la mesilla– estas bellísima mi lyubov.

— gracias –camino rumbo a la puerta–

Jose Luis la abrió y coloco una mano sobre la cintura de ella, su estómago se contrajo de emoción, oh dios estaba sexualmente frustrada y por el contrario Jose Luis parecía no estar afectado.

Una de dos, tenía que lograr que Jose Luis bajara la guardia o ella misma se daría placer cosa que nunca había hecho. Pero siempre había una primera vez para todo.

— pervertida –le susurró el en el oído—

Avergonzada desvió la cara a otro lado no se atrevía a mirarlo. La vergüenza de que el hubiera podido leer sus pensamientos eróticos fue penoso.

Iban a cenar en un lugar nuevo algo de mariscos y un buen vino, la gente del vestíbulo los miraban mientras ellos iban a la salida, mujeres sin pudor se giraban a mirar a Jose Luis o se le insinuaban pero el parecía inmune.

Jose Luis la pego más a su cuerpo mientras caminaban, frunció el ceño ante su manera posesiva de agarrarla, alzo la vista del suelo y vio que el le lanzaba miradas amenazadoras a los hombres.

— odio que te miren así –gruño el– le partiré la cara si...

— oh vamos, no seas exagerado no estoy vestida para...

— sabes que ese vestido se te pega al... Ya sabes y resalta tus... Mejor camina o me voy a girar a partirle la cara a eso hombre que te recorrió el cuerpo de arriba a bajo.

Jose Luis la hizo caminar más rápido, lo más curiosa es que no estaba usando ropa interior, se había puesto unos parches para pezones ya que la tela del vestido era sumamente delgada y no se podía llevar sujetador ni bragas ya que se notarían horriblemente.

Antes de subir a la limosina se alzó de puntilla y le susurro al oído.

— no llevo ropa interior

El la miro con los ojos bien abiertos y la boca, le guiño un ojo para luego meterse a la limosina.

— bruja provocativa

Convenientemente amandote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora