—¿Nos viene a buscar alguien o tomaremos un taxi?
—Mi hermana nos llevará hasta el hotel.
Dicho y hecho. Un carro luciendo igual de costoso llegó a buscarlos con una mujer al volante y un adolescente de copiloto. Los dos se bajaron a ayudar con las pocas maletas, entre saludos y besos. Mashiho no sabía que gacer aparte de sonreir y las típicas reverencias formales con grados exactos.
—Junkyu, ¿no me piensas presentar a tu novio?
Junkyu le dio un leve empujón a la chica que sonreía frenéticamente hacia Mashiho, mientras el adolescente solo observaba con busca al escena.
—Jisoo Noona, te presento a Mashiho, mi asistente; no mi novio.— La mujer hizo un puchero, decepcionada por la respuesta de su hermano.— Mashiho, ella es mi hermana mayor Jisoo, y mi sobrino Junghwan.
—Es un placer conocerlos.— Mashiho sabía que de alguna manera la chica también era su superior, así que los honoríficos le parecían necesarios.
Por otro lado, envidiaba mucho a Junkyu al parecer todo el mundo ya lo sabía, que le gustaban lo chicos y nada más que eso, o por lo menos su familia.
—Bueno, bienvenidos a Nueva York, el gusto es mío Mashiho-ssi.
Junkyu conversaba animadamente con su sobrino, casi como si tuviesen la misma edad. Kim adoraba los súper héroes y al parecer a su familiar también, hasta a su hermana que de vez de cuando interrumpía las conversación.
—Mashiho, ¿DC o Marvel?
—DC.
Junkyu sonrió, como un niño emocionado por su nuevo juguete.
—¿Ven? no soy el único.
Mashiho quiso abrazarlo y decirle que siempre tenía la razón, por muy bobo que sonase.
,'•☆•',
—Tomemos una ducha, ¿Va?
Mashiho asintió, claro que la necesitaba y no deseaba esperar, reconociendo también que su mayor tampoco. Instalarse fue igual de cansado, y al siguiente día sería la primera reunión de muchas, o por lo menos aquello era lo que creía componía todo el itinerario.
—Uh, hay batas.
Junkyu se desnudo a mitad de la habitación sin pudor alguno, nada nuevo. Colocó la bata a medias al rededor de su cuerpo y despeinó su propia cabellera. Mashiho seguido se levanto de la cómoda y grande cama matrimonial, de la cual no se pudo quejar porque de nuevo se encontraba bajo ordenes, y no podía pagar su propia habitación. Con ayuda del contrario se despojó de toda la incomoda ropa que llevaba encima, cubriéndose en pocos segundos completamente con la bata.
—Ahora sí, ¿Te ha gustado el lugar?
—Hay mucho tráfico y huele peor que en mercado de comida marina en Corea.
—Tienes un buen punto— El más alto tomó de la cintura a su pequeño amante y lo apresiono contra su cuerpo semidesnudo.
—Pero me gusta el clima, y el hotel— Mashiho reposaba sus brazos en los hombros de Junkyu, quien acariciaba sus caderas, atreviéndose a llevar por último una de sus manos al bonito trasero del menor.
Kim no fue capaz de soportar un segundo más sin besarle, eligiendo primero su zona más sensible y erógena, su cuello.
—N-no empaque lubricante, Kyu.
