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Mashiho despertó una vez más , en esta ocasión por pequeños toques en sus costillas, siendo esta una zona peligrosa para sus cosquillas. Tardó unos cuantos minutos en abrir totalmente los ojos, y logró hacerlo solo por el intenso olor a unas buenas alitas de pollo.


—Tus favoritas.



Logró sentarse en la cama, aún con algo de dolor muscular, y aclarar su borrosa visión. El hombre a un costado le ofreció un envase de lo que suponía era refresco, y al darle un primer sorbo afirmó que también era sus preferido.


—Jisoo me dijo que eran las mejores de la ciudad, así que salí a comprarlas y-


—¿Me dejaste aquí? ¿Cuanto demoraste?



Junkyu no al parecer no podía mantener su frente en alto, no le observaba. Tomó un trozo de pollo para ganar tiempo y repasar el discurso que tenía preparado para pedir unas buenas disculpas.


—No quise despertarte, te veías cómodo y cansado...


—¿Qué hora es?


—Tres de la tarde.



Mashiho no solía dormir tanto tiempo, debía estar demasiado exhausto para hacerlo y tan profundamente. No le dio tanta importancia a su comportamiento y decidió comer, porque odiaba saltarse el desayuno.

—¿Y qué tal la ciudad?


—Congestionada, y el restaurante ni te imaginas.


Los dos comieron en silencio después de colocarse al tanto con pocas palabras.  Junkyu no encontraba valor para explicar sus malas acciones, no tenían justificación, y ver las marcas en el cuello del Japonés le torturaban tal como se lo merecía.

—¿Quieres ver una película?

Pero nada le hacía demasiado daño como ver a Mashiho actuando como si no hubiese pasado nada, y seguirle la corriente se le hacía un hipócrita. De igual manera se rebusco entre el nochero para dar con el control remoto.   Encendió el televisor y le cedió el aparato al menor.


—Los televisores de hotel por lo general no son Smart.


—Creo que mamá eligió uno bueno.



—Y con buena vista, es muy clásica tal como un cortometraje romántico.


—¿Eres amante al séptimo arte?



—¿Es muy obvio?



Kim apreciaba este tipo de conversaciones personales, amaba tener la oportunidad de saber algo más del cerrado y en escenarios frío, Mashiho. Aún así no era el momento indicado, no cuando se sentía la peor persona del mundo; merecedora de un mal trato.

—Mashi.

—¿Jun?

El menor por su parte no necesitaba unas disculpas, de hecho no quería hablar de ello y que además de dolor físico fuese emocional. Pero cuando examinó las pequeñas gotas rodar por las mejillas dominó su propia angustia, entendiendo que si intentaba olvidar lo sucedido solo se dañarían mutuamente.


—Lo siento tanto, Mashiho.


Fue capturado por los brazos del encantador hombre que ahora sollozaba en su cuello, hipando por momentos. Junkyu anhelaba con todas sus fuerzas poder amarlo bien, y estrecharlo contra su propio cuerpo sin llegar a utilizar toda su reciedumbre, revalidaba toda esas ganas.

—No estaba en posición, no debo.


—Tranquilo, ¿Sí?


—No, yo no me encontraba en posición de exigir, r-reconozco...mi lugar.


Para Mashiho no fue del todo neutralizante escuchar aquella sentencia.


—Bien, estás perdonado.

—¿En serio?

—Claro que sí— El menor limpió los mojados pomulos de Junkyu y por último besó sus labios para que estuviese seguro de su respuesta.— ¿No saldríamos hoy con tu sobrino?


—Le dije que mañana sin falta— Junkyu en cambio besó su frente y nariz— Pero podemos ir al "top of the rock" es un mirador famoso.


—¿Ahora me llevaras en helicóptero?


—Aún no soy un magnate— Habló el mayor, indiferente a la referencia, dejando a Mashiho muy confundido.


—Espera.

—¿Qué?

—No me digas que...

—¡Yah Mashiho! no me asustes— El japonés no procesaba lo inocente que podía llegar a ser su mayor, tampoco la curva que se formaba en los labios del hombre conocida como "mohín" al confundirse.

—¿Nunca has visto "Fifty shades of grey" Kyu?



Junkyu no tuvo de otra que ahogarse con un bocado de pollo, buscando con desesperación el refresco como si su vida dependiese de ello. Tomó en control cuando logró estabilizarse con ayuda del risueño  Mashiho, buscando la película desde su cuenta de Netflix, bufando cuando vio que la película no salía de tendencias.

—No, nunca he leído o visto la película.


Los dos se miraron con disgusto.

—Pensé que la habías visto porque-

—¡Y tú me acusaste de tener fetiches!—El japones cayó contra el colchón de espaldas a causa de una fuerte carcajada.— ¿Tratas de compararnos? ¡Tú eres el pervertido!


—¡Calma!


—No, ahora  veremos una hora con veinticincominutos de película, ¡De seguro es muy mala!

—Nunca dije que fuese buena.


Los dos mayores de edad mantuvieron una larga discusión, teniendo como tema buenas películas eróticas, las cuales en mayoría Junkyu desconocía.

—¡Deja de juzgarme!


—No lo hago idiota.


Mashiho aventó una de las ortopédicas almohadas al rostro del irritado Junkyu, que respondió con la misma acción, empezando una cruel guerra entre palabras malsonantes y risotadas.

—¡Cuidado con la lámpara!—Junkyu no tenía muy buenos reflejos. Perdió el equilibro al esquivar el costos artefacto con la almohada en mano, y antes de caer al frío suelo tomó a Mashiho del brazo, llevándolo consigo y algunas sábana a su inevitable destino.— ¿Estás bien?



—¿Creés que somos un cliché?



—No me disgustaría.

charming man ;m a s h i k y u +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora