📣Tópicos fuertes.
📣Drogas.,'•☆•',
En lo que habían tardado comiendo, en la central pista se había acumulado un gentío de lo que parecía ser un evento privado. Todo el que bailaba se veía demasiado cómodo como para aparentar conocerse entre sí.
Por lo menos había logrado colarse si aquel era el caso.Mashiho aún no olvidaba algunas palabras de la conversación anterior, retumbaba en su delicada mente al mismo ritmo que su pulso y pasos.
Si realmente era tan emocional,
¿Por qué no le importaba lo que hacía? Por qué manchaba una relación de siete años. Deseo apartar todo pensamiento, empezaba a marearse, y ver a Junkyu tan feliz, disfrutando de la música de repente le hacía mal.—Buscaré un poco de agua, vuelvo enseguida.
El mayor no fue capaz de escucharle del todo, trató de inclinarse para hacerlo, pero cuando quiso prestar todo su sentidos Mashiho había desparecido entre la gente, dio unos dos pasos para seguirle pero una minúscula mano le jaló del antebrazo, logrando saque se devolviera; No por la fuerza, solo por pura cortesía.
—¿Disculpa? ¿Sucede algo?— Hablo alto y con un inglés brusco a causa del familiarizado acento coreano.
Una chica de pelo negro, corto y lacio, con puntas iluminada y algo alta, de tez blanca, labios naranjas y ojos cristalinos, que cambiaban con los colores de las luces, demasiado expresivos para su gusto, le observaba de pies a cabeza, sonriendo como si de un premio se tratase, sin soltarle o responder alguna de sus preguntas.
—Vengo-
—Lo he visto, estabas con un chico.
El hombre no procesaba que una chica de aparentaba máximo unos veinte años le estaba abordando, sin intenciones de dejarlo ir.
Y se espantó más cuando la vio colocarse en puntas para hablarle al oído, dejándole sin aliento por la repentina acción.—Pero él no se veía tan feliz a tu lado.
Junkyu quiso refutar, pero Mashiho ya no estaba a su lado para darle seguridad a sus palabras.
—Solo bailemos hasta que vuelva, ¿Te parece?
Por un instante pensó que ceder a ello, otra parte le gritaba que sería uns total traición a Mashiho y a lo que siente, a su enamoramiento unilateral, donde solo el se esforzaba y justamente porque aceptaba que las cosas fuesen así.
"Conozco mi lugar, acepto mi lugar"
La chica tomo entonces las manos de Junkyu y lo animó a seguir sus movimientos, quien comenzaba a tomar confianza, dejándose llevar solo un poco.
"Dijo que volvería enseguida"
"Volverá en cualquier momento"
Sus cuerpos se fueron acercando poco a poco gracias la iniciativa de la femenina, que le observaba intensamente y pasaba sus manos por el torso del otro. Junkyu se atrevió a depositar sus dedos en las caderas curvadas de la chica, recibiendo una felicitación por ello.
—Diviértete un poco.
—Dime que no eres menor de edad.
—Dime que no eres un cuarentón.
La música cambio bruscamente, haciéndoles distraer de la importante conversación.
—Tengo veinte, ¿Tú?
Junkyu rodó con gracias sus ojos.
—Treinta, mocosa.— Trató de tomar distancia y emprender la búsqueda una vez más, pero la chica se aferró tanto a él que temió dejarla caer.
—No te vayas.
—¿Viniste sola?
—¿Por qué hablas tanto?— Reconocía ese tono de voz rasposo y apagado, entonces pudo reconocer el olor a cigarrillo con alcohol, mientras unas lágrimas adornaban sus transparentes pupilas. Detalles que no pudo tener en cuenta antes por su desconcierto.—No se preocupe por mi señor, solo baile conmigo.
De nuevo había caído en el ritmo jocoso de la chica de la cual desconocía su nombre y proveniente, tanto así que ella llevaba todo el control. Las delicadas manos volvieron a atrapar las suyas que aún reposaban en su cinturas, y las llevó hasta sus glúteos, aprentandolos con sus propias palmas. En ese momento Junkyu entró en pánico, y cuando lo hacía se quedaba estático. La mujer no le permitió pensar un poco más en sus acciones y chocó sus delgados labios contra los del asiático.
"Va a volver"
"Reconoce tu lugar"
"Reconoce tu lugar"
"Al carajo"
Junkyu siguió el beso con furia palpable, no le estaba gustando para nada lo que su propio cuerpo hacía, pero parecía estar cediendo de venganza de la cual no tenía derecho. Esos labios no le sabían a Mashiho,
y no gustarle aquello le hacía tener más sed de algo nuevo, porque el japonés nunca estaría con él realmente, debía afrontarlo, debía entender que nunca contaba con la suerte.
Por alguna razón la chica gemía en sus labios,así que abrió los suyos para permitirle explorar cada parte de él si tanto le necesitaba.
¿Y si había nacido para esto? ¿Solo para complacer a los demás?
Y fue una relativa buena distracción, hasta que sintió algo más en su lengua, y bebió haberlo sospechado desde un principio.
Detuvo la sesión de besos y trago la pastilla por algún maldito reflejo.—Te hará sentir mucho mejor.
Aquello podía calificar como un delito, pero sus propias lágrimas también le habían arrebatado toda conciencia, lágrimas que no brotarían. La chica volvió a besarlo, intentando distraerlo lo más posible mientras la droga hacía efecto en toda sistema. Junkyu creyó que lo peor ya había pasado, que pronto tendría la calidad de hacer que la pesadilla acabase, que Mashiho en serio detendría toda la escena y lo llevaría muy lejos de ahí, pero una mano se escabulló por sus pantalones. Claro que deseaba empujarla, defenderse, pero no quería formar todo un escándalo, no cuando existían tantos paradigmas.
—P-para—Dijo primero en coreano. Toda conciencia empezaba a abandonar su cuerpo a causa del alucinógeno.
No fue hasta que la chica buscó regular su propia respiración que pudo apartarla y alejarse. Tanta gente a su al rededor, de todos los géneros y razas, edades, y aún así sintiéndose más inseguro de lo que algunas vez llegó a hacerlo, caminando hasta el primer asiento vacío que encontró paralizado, cruzando los brazos sobre si, rezando para que la sensación desapareciese rápido.
—Por favor, detente.— Se decía una y otra vez. Claro que no soportaba intoxicarse, era muy malo con ellos como Mashiho lo había repetido mil veces.
—¿¡Junkyu?! ¿Qué sucede?—Cerró sus ojos con fuerza al escuchar la voz.
—No me toques.
—¿Qué?
—¡No me toques maldita sea!