—Cena de trabajo.
—Cena de trabajo—Repitió Junkyu.
—Nada de locuras.
—¿Qué clase de locuras?—Mashiho irritado emprendió su camino a la mesa donde se encontraban sus demás compañeros, dejando al mayor confundido aún en la recepción.
—-Buenas noches Señor Kim—Dijeron algunos en unísono, otros solo se limitaron a una rápida reverencia.
—Buenas noches— Para el infortunio de Mashiho, Junkyu logro posicionarse a su lado, y tal cosa no significaba nada buena para la relación que mantenían, donde nunca se podían quitar las manos de encima.
¸.*☆*.¸
la comida transcurrió con total normalidad. Primero un charla profesional, y poco a poco una conversación más amistosa que le dio paso al alcohol, celebrando los nuevos logros como empresa.
—Traje un regalo para ti—Kim sacó una no tan pequeña caja de su maletín, de color negro.—Puedes ir al baño para verlo.
—Lo abriré en casa—Trató de esquivar Mashiho.—Nada de locuras, dije.
—Es una orden, Mashiho.
Iba en contra de los principios del japones desobedecer. Pidió permiso para retirarse, frustrado, y pidió a una camarera que le indicara donde quedaban los sanitarios. Se encerró en la primera "cabina" que visualizo limpia, y con sus delicadas manos desenvolvió la sorpresa.
Mentiría si dijese que estaba sorprendido, en cambio sonrió por el pequeño envase de lubricante, parecido a un gel antibacterial, junto al vibrador casi del mismo tamaño de color gris.
Bajó sus pantalones y ropa interior, claro que debía dilatar con anterioridad, y con ayuda de dos dedos y el liquido espeso lo logró. Introdujo el "artefacto" con lentitud solo por puro capricho, entraba fácilmente.
Sin más detalles, y un mínimamente incomodo, volvió a la mesa donde se encontraba su adorable "Jefe".
–He vuelto.
—¿Todo bien?
—Ñe.
No era la gran cosa para Mashiho.
hasta que Kim le mostró dentro de su maletin—¡Un maldito control!—Murmuró exasperado el japonés.
Junkyu apretó en muslo de su amante nada discreto. Asintió con simpleza y acto seguido le dio al nivel más bajo, por ende lento, del vibrador. Mashiho se espantó, y solo era sorpresa hasta que empezó a rozar con más insistencia su "punto G".
Creía poder disimularlo, pero su rostro empezaba a tomar el rosado distintivo, favorito de Kim.
—Mashiho, ¿Te sientes bien?—Preguntó Jaehyuk, buen colega de escritorio.
—S-si, la comida está algo pi...Ah~ mmmh— El sonido había salido sin pudor de sus labios. Junkyu aumentaba sin piedad la velocidad.
—No se ve nada bien—Habló otro hombre.
—Creo que la comida no le cayó muy bien, me haré cargo, con permiso—Junkyu hundió rápidamente el último nivel, lo tomó de los hombros y le ayudó a colocarse en pie. Mashiho ocultaba su rostro a causa de la inminente vergüenza, colocabó su mochila de trabajo en donde se ubicaba la cremallera, hizo una reverencia como pudo y salió en los brazos de Junkyu, quién prometió cuidar de él y pagar toda la cuenta.
—Eres, mmhg... Cruel.
El asistente intentaba mantenerse en pie, por lo menos hasta llegar al auto, para su suerte lo logró, entrando de golpe cuando su hombre ya no tan favorito quitó el seguro.
Junkyu también estaba desesperado por ayudar.
—Baja los pantalones, rápido.
Mashiho movía sus caderas, aún cuando ya no tenía alguna prenda abajo. Kim tomo su miembro para estimularlo muy al contrario del vibrador, con delicadeza, entonces llevó su propia boca hasta el pene del japonés para darle la atención que merecía.
—Kyu, p-podemos...para, para.—Mashiho logró detenerlo antes de eyacular.— ¿Y si intentamos...¡Ah!
Atrás bebé?—¿Hablas de los asientos?— Junkyu empezaba a retirar su propia ropa inferior, aún más ansioso por la palabra que eligió pronunciar Mashiho, "bebé", nunca le había llamado así ni en sus sueños más húmedos.
Mashiho pasó primero con dificultad, recibiendo una nalgadas que solo le hizo gemir más fuerte.
—Está bien, umh, ¿polarizado?
—Te aseguro que sí.— El cuerpo de el mayor, aún siendo más grande, fue más ágil y pasó con facilidad. Mashiho no tardó en sentarse encima de Junkyu, cada pierna aun lado y sus rostros enfrentados.—Estas temblando tanto, ¿Ya quieres que entre?
—Sí, si por favor.
Comenzaron una ronda de besos, Junkyu masajeando y Jugando con el trasero del más pequeño, rozando el punto medio. Sacó el vibrador sin dar aviso y lo volvió a introducir, simulando embestidas para asegurarse que estuviese dilatado.
Mashiho no fue capaz de controlar sus lagrimas. El placer siempre terminaba venciendo cuando de Junkyu se trataba, haciéndolo sollozar por más, pero deseando que nunca acabase.
—¿Listo?
—S-si— Junkyu se ubicó en la entrada y fue penetrando con paciencia, cosa que a Mashiho le saco de quicio y lo adentro por si solo de una rápida estocada, aprovechando lo húmedo que se encontraba.—Oh, jo...mhmgg.
—¿Tan desesperado estabas?
otra nalgada.
—Mierda, ¡ah!...Amor, espera—Mashiho junto su frente con la del Junkyu, en ocasiones como estas tardaba en acostumbrarse al miembro del coreano, aún sintiéndose listo. Si empezaba a moverse sobre el se vendría, y la diversión no podía acabar ahí.—¿No podías, uhmm... esperar una puta semana?
—¿Por qué esperar si puedo follarte donde quiera?
Mashiho por fin empezó moverse desesperado.
—E-entonces, mmgh tendremos sexo toda la maldita n-noche si tanto... lo desea.—Habló con dificultad y mera paciencia, entre saltos, el extranjero.
—Bien por mi, bebé.