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Era medio día, después de un largo vuelo. Hye esperaba con emoción a su prometido en el aeropuerto. Lo recibió con los brazos abierto, y muchos besos en su rostro, alabando lo bien que le había sentado el viaje, lo guapo que lucia. Junkyu presenciaba el cariñoso encuentro  sin remordimiento.
Hasta cierto punto deseaba ser ella, pero por otra parte podía empatizar, era buena persona y no le deseaba males; en otras palabras sentía lastima. Estaba enterado de cuanto le amaba.

Señor Kim, gracias por la oportunidad y cuidar bien de mi chico.

"Nuestro" pensó Junkyu con recelo.

No hay problema, Jihye.

Se vio en la capacidad de sonreír, porque su existencia era un chiste en estos momentos al lado de ellos, y la idea de verlos besarse una vez más le causaban nauseas. Tenían que huir de ahí lo más rápido posible.

Bueno, veo que vinieron a buscarte Mashiho, nos vemos el lunes, estoy muy cansado por el viaje, así que me retiro.

Tomó sus maletas con poco cuidado, dio unos cuantos pasos hacia Mashiho, y antes de que se atreviera a decir palabra, besó su sien.

Espero que lleguen bien a casa y también disfruten su navidad, adiós.

Mashiho palideció.

—¡No sabía que ustedes eran tan íntimos!— Habló con euforia su prometida— Ves, ¡eres un malagradecido!— Y sonrió.

Por dios Hye, lo hace para sacarme de quicio.

No mentía.

La mujer tomó las cuantas maletas con las que podía cargar entre risas.

Si no fueses mi novio Mashi, me encantaría verles a ustedes dos juntos.

Cuando lleguemos al apartamento voy a quemar tu regalo. 

,'•☆•',

Kim hubiese amado ir directo a su vacía vivienda, pero tenía una junta informativa por atender, reunión a la que Mashiho debía asistir, pero como recompesa le dejaría este tiempo libre junto a su prometida.

Llamó a Jisoo para avisar que todo salió perfecto, por lo menos en cuestiones de vuelo. Despedirse de la mujer fue difícil, le recomendó como todas las veces que le visitaba volver a su país natal, pero de nuevo su hermana insistía en que su vida estaba ahí, y no en otro lugar.

Y su hermano estaba al tanto de los motivos. Uno de los más grandes sueños de su difunta esposa era vivir en el extranjero, justamente en la ciudad y barrio donde estaban situados.
Junkyu conocía cada uno de los datos, porque el mismo los anotó para cumplirlos, algún día se propuso hacerlo.

Encendió un cigarrillo antes de entrar a la empresa, le dio una calada y contempló sus nulas posibilidades, o aspiraciones. Recordó como era la vida antes de él, y planeo rápidamente como sería después. Lo odió, así que le dio otra calada, porque detestaba el trabajo que le habían hecho escoger, detestaba levantarse, detestaba...

Bueno días señor Kim, le aviso que la junta empieza en nada.— Le interrumpió el portero.

Muchas gracias, entro en diez.

charming man ;m a s h i k y u +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora