La pareja de hombres caminaba por la soleada y fría calle, donde se ubicaba el condominio de Jisoo.
Mashiho tomaba la mano de su Jefe sin miedo alguno, de vez en cuando la acariciaba como si de un tesoro valioso se tratase, intentando que el momento fuese aunque sea un poco apacible.—Siempre se me olvida el factor dolor en el culo.
Pero a veces Junkyu no sabía reservar sus palabras.
—Bien, no había suficiente lubricante, y eres un poco brusco con tus saltitos, ¿qué esperabas?
Junkyu gruñó al intentar por milésima vez caminar con normalidad, irritado por el dolor que alcanzaba su espalda.
—Carajo, no me arrepiento de nada, pero... ¡Comprendeme! ¿Podemos volver?
Soltaron el agarre al mismo tiempo, cosa que les llevo a frenar su andar solo para encararse, los dos bastante ofendidos.
—Oh vamos Kim, claro que te comprendo, ¿No soy yo el que mayormente lo hace? ¿No recuerdas la primera vez? ¡Tuve que asistir al trabajo así!
Junkyu quiso encontrar alguna excusa válida a su berrinche, pero a diferencia de eso terminó abrazando al más bajito.
—¡Yah! tal vez tu hermana tenga algo para el dolor.—Mashiho disfrutaba la cercanía, pero no pudo evitar preocuparse por el silencio que se formó entre ellos.
—Te quiero mucho.— Soltó de la nada.
—Uhg, Junkyuuuuuu.— Trató de separarse, pero el hombre no parecía ceder.— ¿Qué sucede?
—Nada importante.— Amagó con seguir caminando el mayor, pero las manos de Mashiho enganchadas a su abrigo detuvieron sus pasos, acercando sus rostros lo suficiente para darle un suave beso en los labios al empresario.
—Va, también te quiero, ahora sigamos.
Junkyu pensó que para Mashiho aquellas palabras no tenían el peso suficiente, porque en realidad entendía que no hubiese correspondido a su tonta declaración, que escuchar sus silencio era lo más lógico, porque un "te quiero" para la mayoría no era lo necesario, ni lo esperado de alguien que desea mucho más de ti. Pero decir la mínima oración expresando lo que sentía hacía el japones, algo tan directo, era difícil y cruel de soltar.
No podía creer lo que fácil que era para Mashiho decirlo de vuelta.
Caminaron una cuadra más en silencio. Mashiho se preguntaba en qué pensaba Junkyu, pero tomó la decisión de quedarse tan callado como el otro hasta llegar a su destino.
Y lo hicieron.
Jisoo esperaba en la entrada, leyendo el periódico en un pequeño mueble color beige que adornaba la portada de la vivienda, la cual contaba con dos niveles, al igual que las demás en lo que iba de la calle. Leía el periódico con atención, mientras en una de sus manos bebía algún vino blanco, un vestido de blanco con margaritas azules en su estampado, al lado de ella un viejo y peluda gato negro.
Mashiho sonrió cuando la mujer se percato de la nueva presencia.
En cambio Junkyu corrió hacia el felino.—¡Bom! Te he extrañado mucho pequeño.
—No lo muevas mucho, lo llevamos hace horas al veterinario.— Advirtió la adulta, para acercarse a Mashiho sin advertencia y regalarle un fuerte abrazo— Mashi, bienvenido ¿La han pasado bien?
—De maravilla.
,'•☆•',
—¡Junghwan! ¿Por qué tardas tanto en la ducha cariño?— Gritó la madre del chico desde las escaleras. Llevaban media hora esperando al chico, y aunque la charla no iba nada mal, la pareja quería pasar bastante tiempo con el adolescente.
—¡Necesito ayuda! ¿Tío Junkyu puede subir un segundo?— Respondió el niño desde la segunda planta.
—¡Voy enseguida!— El hombre dejó una palmada en la pierna de su acompañante, se colocó en pie y trotando subió los escalones de madera.
Mashiho encontró un nuevo tema de conversacion, así que temerosamente creyó que la única solución al incomodo momento era el celular, pero un ostentoso y decorado libro, que con anterioridad se había cruzado afilada vista, volvió a llamarle la atención.
—¿Es un álbum fotográfico?— Preguntó con timidez.
—Oh— Jisoo se acercó con cuidado hasta el lado del japonés— Sí, son fotos de mi boda, hasta el día que nació Junghwan, ¿Quieres chismear un poco?
—Sería un placer.
La mayor de los Kim colocó el libro, con sumo cuidado, en las piernas de Takata, quien lo recibió con emoción y abrió con cuidado.
—Se ven preciosas.
Y claro, la primera foto era justamente de las dos, luciendo felices y profundamente enamoradas. Mashiho estaba enterado de lo sucedido, pero el amor en aquella imagen y en los ojos de la mujer seguía intacto.
—Ella en especial, lucía realmente hermosa ese día.
Leyó entonces las firmas y dedicaciónes debajo de ella, la tinta se veía fresca e intacta. Sus ojos comenzaron a picar, pero se le hacía irrespetuoso llorar justo ahora, así que como pudo desenredo el nudo en su pecho.
—Oh, es japonesa ¿Cómo se conocieron? ¿En algún viaje?
—Ella creció junto a mi, y Junkyu.
—¿En serio?— Entonces quiso conocer más detalles, y a Jisoo no le molestaba en absoluto la curiosidad en sus pupilas.
—Su madre fue nuestra niñera antes de que tuviésemos conciencia.
La adulta pasó con detenimiento a la siguiente página.
—Recuerdo cuando la vi por primera vez, de hecho nunca fuimos tan amigas de pequeñas, en cambio ella y Junkyu eran inseparables, fueron mejores amigos por muchos años, solo fue hasta la universidad que empezamos a salir oficialmente, pero años antes de eso ya me encontraba profundamente enamorada.— Paseo sus dedos por el papel rodeado de plástico.— Conquistarla no fue muy fácil, pero como ves, lo logré.
En la segunda página, una foto de las chicas junto a Junkyu destacaba entre todas. Mashiho se encontró a si mismo analizándola.
—¿Junkyu y ella fueron mejores amigos en la universidad?
—Hasta el último momento. Mina le adoraba como un hermano, podría decir que hasta más que yo. Y sé que le hubiese encantado verle en el altar, tal como Kyu la vio a ella.
Takata perdió el habla por un par de segundos, sorprendido por su propia conclusión, y se sintió fatal por ello.
—Mashiho— La mujer tomó las temblorosas manos del menor entre las suyas— desde su muerte nunca le vi tan feliz hasta ahora, él odia venir a visitarnos para estas épocas, por eso solo mis padres lo hacen, odia esta ciudad, solo en algunos veranos viene. Yo recobro fuerzas gracias a Junghwan, porque él era y es nuestro motivo, pero... Llegué a pensar que también perdería a Junkyu.
—Lo siento, yo...
—Es gracias a ti, no sé en qué forma, pero te ama y mucho.