A dos días, a dos malditos días de año nuevo, Mashiho no podía creer lo que observaba. Un buen regalo, un buen merecido.
Él era el villano de la historia, o eso maquinaba porque demonios; lo último que esperaba era ver a su prometida besar con más necesidad de la que alguna vez utilizó con él, a nada más y nada menos que Park Jihoon.
Park Jihoon.
El mismo tipo que le preguntó a donde iría a su estúpida luna de miel, un chiste.
Odiaba haber tomado el atajo, justo el atajo al apartamento que nunca tomaba. La escena no le dolía, pero la conclusión fue horrorifica. No habían celos, no la amaba, ya no lo hacía. Si fuese la misma persona; la del pasado muy lejano, su compañero tendría unos cuantos moretones en su rostro.
"Jihoon actua mejor que Junkyu" pensó Mashiho, alejándose del oscuro corredor de emergencias, para tomar el ascensor. Paso desapercibido gracias a su invisible presencia, la de siempre; y llegó a su humilde hogar arrastrando los zapatos.
—¿Cómo carajos?— La voz hizo eco por toda la sala, chocando contra cada esquina.—¿Cómo carajos lo conoció?
El aroma familiar en las sabanas, ya lograba reconocerlo.
—Mierda...
Mashiho optó por largarse a llorar al pequeño estudio del piso, ahora podía hacerlo libremente, porque la escena de Yoshi tomando la mano de su hombre encantador le hacía sentir pequeño, incapaz. Toda las mentiras que se contaba, de las cuales de convencía fueron en vano, y ahora no podía hacer algo al respecto.
—¿Cariño?
Trató de limpiar el camino de lagrimas que corría por sus mejillas, sin victoria. Jihye lo vio todo, le pilló debíl y con el corazón roto.
—Amor, ¿Qué sucede?
El cariño que sentía hacía la chica seguía intacto. Le amaba, como un mejor amigo lo hacía, dando por hecho que aquel sentimiento era mutuo.
Pero el vacío en su pecho era molesto, necesitaba llenarlo, aunque fuese irreparable. Tomó las mejillas de Jihye, sin medir su fuerza, y llevó sus labios justo a donde otro hombre, segundos atrás, tenía los suyos.La sensación no era buena por completo, pero sí saciadora. Correspondió de inmediato, pero sin pasear sus manos por su pecho, cosa que él tampoco hacía. Era un simple beso acarreado por mera lástima y cólera.
La llevó hasta la cama a pasos inciertos por todo el pasillo, donde la tumbó sin delicadeza. Se desnudaron delante del otro, como hace meses no. Mashiho llevaba el control de todas las caricias, fueron pocas la veces que recibió algo a cambio. Solo escuchaba sus gemidos, nunca palabras llenas de cariño. Todo fue sorpresivamente rudo, y bastante rápido. Al primer orgasmo, su cuerpo no dio un segundo más, y agradeció que la mujer lograra alcanzar el punto máximo junto a él.
Reunió animos para levantarse e ir al baño, donde se deshizo del condón, frustrado. Jihye ya dormía entre las sabanas, calmada y sin penas.
Había logrado venirse solo porque la imagen de Junkyu sigue intacta en su memoria, fresca, algo de lo que se no enorgullece.
Tomo una larga ducha, y al volver a la habitación, ya con la vestimenta para dormir, tomo su almohada y una delgada manta, que le acompañarían el resto de la noche junto al sofá.
No quería volver al empresa, no quería estar ahí. Deseaba estar solo, lo más lejos posibles, sin ser alguna clase de molestia para la vida de los otros, en otros casos tratado como un objeto.
'(°☆°)'
Regreso del "mini-hiatus"
Estaba algo ocupada con mis estudios, aún así logré subir otra historia que tenía guardada desde hace mucho, si quieren pasar a leerla no me molestarías;3;.
-Estamos en la recta final-