Capitulo 4.

140 6 0
                                    


He bebido un poco y estoy mareada, pero puedo caminar perfectamente así que lo hago poco a poco hacia mi casa. Estoy tardando mas de lo que pensaba pero no puedo caminar mas rapido, no puedo mover las piernas mas rápido de lo que las estoy moviendo. Es como si se negasen a ello. Se me esta subiendo subiendo cada vez mas el alcohol a la cabeza y no entiendo porqué, ¿apenas he bebido dos vasos y ya me mareo? Increíble Jany, eres increible. Necesito mojarme la cara urgentemente antes de llegar a casa para que se me pase un poco el mareo. Lo malo es que no hay ninguna fuente cerca. Así que sigo caminando.

Estoy a dos manzanas de llegar a mi casa cuando un coche pasa a toda leche por mi lado y me empapa entera ya que justo acaba de pasar por encima de un charco. ¿¡ No hay mas sitio en la carretera que tiene que pasar por encima del charco?! Me acaba de cabrear muchísimo y cuando me doy cuenta, ya empezé a gritarle de todo al conductor del coche. Además, ese conductor alocado debe ir un poco borracho porque ¿quien conduce a esa velocidad a esas horas de la mañana?

De repente, noto como el coche se para en seco y da marcha atrás hasta llegar a mi. No le conozco y cómo no, es un chico. Es robusto y a pesar de estar sentado, parece ser mas alto que yo. Es de noche pero aun así puedo ver que tiene el pelo castaño claro con reflejos dorados. Aunque me haya empadado entera, reconozco que me llama la atención lo guapo que es. Tiene algo especial en la mirada aunque supongo que también ayudará ese aro plateado que tiene en la ceja izquierda.

-¿¡Quien te crees que eres para ponerme pingando!? ¿¡Eh!?- digo finalmente sin contenerme al salir de mi estado de estudio de su cara.

- Tranquilita, que fue sin querer. - responde medio riéndose.

No puedo contenerme mas así que me apoyo en la ventanilla del copiloto, que está abierta, y me decido a decirle con aires poco amigables:

- ¡Me debes unas disculpas y las quiero ahora!

- ¿Solo quieres que me disculpe? Pues si que es poco el precio que tengo que pagar por verte mojada...

- ¡Imbécil! - y le enseño el dedo del medio.

Estoy por decirle unas cuantas cosas mas pero cuando voy a empezar a gritarle al maleducado del chico que me acaba de mojar, aparece Peter y me hace callar por la espalda, tapandome la boca con su enorme y venosa mano. Para mi sorpresa, resulta que este chico que ni me interesa le está esperando a él. Tengo demasiada rabia encima y estoy empapada así que me voy para casa como puedo.

Antes de retomar el camino, oigo a Evelyn gritarme desde el final de la calle para que la espere. Vivimos casi al lado así que la espero para ir juntas. Ambas caminamos unos metros sin hablar una sola palabra pero finalmente ella rompe el hielo.

- ¿Te has metido en la piscina de Marc? - me dice sonrientemente.

-No, un amigo de tu novio me mojó entera al pasar por encima de un charco con el coche.- le respondo de la manera menos amigable que encuentro. Se que ella no tiene la culpa y que no debería de hablarle así por algo que hizo otra persona pero no puedo evitarlo, estoy que muerdo.

No recibo respuesta alguna en ese momento.

Al llegar a mi casa me despido de ella con un abrazo. Lo he echo a posta para mojarla y me mira con cara de pocos amigos, pero en seguida esboza una sonrisa que me dice que ella habría echo lo mismo.

-------------------

A la mañana siguiente, cuando me despierto son las once de la mañana. He quedado con Eve para ir a casa de Peter. ¿A que? Ni idea.

En cuanto consigo levantarme, me voy a la ducha ya que tengo el pelo asqueroso del charco de ayer y al llegar a casa no pude ducharme ya que despertaría a mi madre y a Susan.

Tardo media hora en ducharme y diez minutos en vestirme. La verdad es que no tengo ganas de ponerme nada fuera de lo común asique me pongo unos leggins negros con una sudadera y unos playeros normales. Me peino y bajo a desayunar, ni siquiera tengo ganas de secarme el pelo.

Decido tomarme un café para terminar de despertar. Suena el timbre. No me levanto de la mesa y sigo admirando mi café recién hecho así que a los treinta segundos oigo a mi madre resoplar y abrir la puerta. Es Eve. Mierda, ¿ya ha pasado una hora?

Mi madre la invita tomar algo pero Eve insiste en decirle a todo que no así que procuro darme prisa porque mi madre puede llegar a ser muy pesada. Recojo la taza, cojo las llaves, el teléfono y nos vamos a casa de Peter.

Durante el camino hablamos de numerosas cosas sobre la fiesta. Pero yo no podía corresponder a muchas de ellas porque me pase la mayor parte del tiempo en las musarañas.

-¿Porque te fuiste sin decir nada? - me pregunta preocupada.

- No quería molestaros ni a ti ni a Peter. Estabais bailando tan románticamente que quería dejaros solos.

- Jany...era una fiesta...no íbamos estar solos por mucho que te fueras. Además, yo no quiero dejarte de lado cuando este con Peter y si lo hago, avisame porque te juro que no me doy cuenta. Le quiero demasiado y cuando estoy con el no me doy cuenta de lo que pasa alrededor. Perdoname si te dejé sola. Yo... - le callo con un abrazo.

- No pasa nada enana. Lo entiendo y no me voy a enfadar contigo simplemente por el hecho de que estés feliz. - le susurro al oído sin dejar de abrazarla.

- Entonces...¿No estas enfadada?- se separa un poco de mi y esboza una sonrisa al ver que niego con la cabeza .

Seguimos caminando durante cinco minutos hasta llegar a casa de Peter. También tiene una casa muy grande y muy bonita. Dejo que Eve pique al timbre y esperamos a que nos abran la puerta. En cuanto la madre de Peter nos saluda dejandonos paso para entrar, la vemos cojer el bolso para salir ella. No se a donde ira pero bueno, eso no es asunto mio. Nos dirigimos directas a la habitacion de Peter que ya sabemos donde esta de tantas veces que hemos ido. Oigo risas desde el pasillo, risas que se hacen mas intensas a cada paso que avanzamos y, cuando me dispongo a abrir la puerta, oigo una voz que me es conocida. En cuanto la abro me doy cuenta de quienes son. Uno de ellos es Peter por supuesto y...oh mierda...el otro es...

Es él.

The last summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora