Capitulo 34.

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JANY.

- Jake, tengo miedo.- le confieso cuando nos separamos.

- No deberías tenerlo.- dice tiernamente.

- No puedo evitarlo.- se me escapan las lágrimas que tanto tiempo intenté contener y me envuelve en sus brazos, intentando consolarme.

- No quiero que estés mal por mi culpa.

- No es tu culpa.- intento convencerlo.

- Sí que lo es.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?- cambio de tema ya que es capaz de martilizarse toda la noche.

- Claro.

- Antes dijiste que te habías enamorado. ¿Es verdad?- parece tonta la pregunta pero me intriga de verdad.

- Sí.- me miró fijamente a los ojos y solo encontré sinceridad.

- Espero que sea de mí.- procuro mantenerme seria.

- ¿De ti? Ni de coña.- resopla.- Es de la vecina de enfrente que esta demasiado buena.- se carcajea. Creo que se nota el sarcasmo.

- Idiota.- le pego un puñetazo suave en el hombro y se ríe.

- Enana.

- Un día me voy a enfadar.

- Ah ¿si?

- Sí.

- ¿Porque?

- Por... - sus besos sobre mi cuello me hacen contener la respiración y sé que esta jugando conmigo.

- ¿Y bien?- para y me mira a los ojos.

- Por llamarme... - juega de nuevo con el lóbulo derecho y le clavo las uñas inconscientemente.- así.

- Así... ¿que?

- Que sigas así.- le empujo para que continúe. Sus besos se han convertido en la mejor droga para mí.

- ¿Asi cómo?- se separa.

- Así.- le quito la camiseta y le beso con fuerza.

Me responde alzándome por los muslos y estampándome contra la pared. Cuela sus manos por debajo de la camiseta y coge fuerte mi cintura. Asciende poco a poco tocando cada parte cubierta por la camiseta que él me dio hasta llegar a la altura de mi pecho. Se detiene y me mira a los ojos.

- ¿Qué pasa?- me atrevo a preguntarle tras unos segundos de silencio.

- No quiero obligarte.

- No lo estás haciendo.- y como si fueran las palabras mágicas continúa con su recorrido hasta quitarme la camiseta dejándome en biquini.

Me pide permiso con la mirada y después de afirmar me quita la parte de arriba. Agacho la cabeza avergonzada y vuelve a besarme más despacio bajando hacia el cuello y seguidamente hacia mi zona superior desnuda.

Se mueve y me tumba en la cama. Se quita su ropa restante y hace lo mismo con la mía. Se tumba sobre mi y me besa de nuevo de esa manera tan dulce que hace que te derritas ante su contacto.

- Te va a doler.- dice preocupado tras un rato de besos.

- Algun día tendría que experimentar este dolor ¿no?

- No quiero hacerte daño.

- No me lo vas a hacer.

- No me dejes. No te vayas.- me suplica.

- No me voy a ir de aquí.

- ¿Nunca?- pregunta.

- Nunca.

The last summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora