Capitulo 23.

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Cuando llegamos a casa de Jake tras diez minutos caminando, montamos en la moto y emprendimos el viaje a vete tu a saber donde. Podríamos haber venido en coche pero Pet se negaba a traernos. Tener amigos para esto, para que no te traigan en coche y tengas que caminar durante diez largos minutos.

Me pasé todo el viaje con mis brazos rodeando la espalda de Jake. Cuando llevábamos unos cinco minutos de viaje decidí ponerle nervioso de una manera que sabía que iba a conseguirlo. Me fijé en que simplemente llevaba una camiseta de manga corta así que empecé a meter mis manos por debajo de ésta. Comencé a acariciarle los abdominales con las puntas de los dedos y pude notar como se tensaban ante mis caricias. Podía ver como se le ponía una leve sonrisa en la cara al ver lo que hacía y la verdad es que no se quien estaba perdiendo los nervios en mayor escala, si el o yo.

Diez minutos después llegamos a un lugar extraño, a un bosque. No es que nunca haya estado en un bosque y por eso digo que es raro. No. Es simplemente que este lugar huele a tranquilidad. No se oye nada mas que el sonido de los pájaros y del agua de lo que debe ser un riachuelo y estoy acostumbrada al ruido de los coches o simplemente a los gritos de mi madre y de Susan.

Cundo bajamos de la moto, estaba perdiendo los nervios por saber donde estábamos.

- ¿Donde narices estamos?- pregunté finalmente.

- Ya lo verás.- me contestó él sacando una cinta del cubículo de la moto.

- ¿Para que es eso?- pregunté al ver que se acercaba con ese cacho de tela a mi.

- Para vendarte los ojos.- me respondió con una sonrisa al tiempo que se ponía detrás mío para vendarme los ojos.

- Ni de coña.- me aparté.

- No voy a hacerte nada malo.- levanté una ceja para darle a entender que no le creía.- Lo prometo.

Antes de que pudiera sopesar las posibilidades de si hacerle caso o no ya estaba con la venda en los ojos bien atada. Hice un puchero sin darme cuenta y acto seguido noté como me mordía el labio inferior por segunda vez en el mismo día. Pero esta vez no dudé ni un momento y le rodee el cuello con los brazos para besarle. En medio del beso le mordí el labio como venganza. Él a cambio me gruñó y yo me reí.

- Yo también se morder así que la próxima vez ten cuidado.- le dije con una sonrisa pícara y apuesto a que el también la tenía.

- ¿Me estas amenazando?- asentí sin borrar la sonrisa.- Te recuerdo que tienes una venda en los ojos así que no creo que estés en condiciones de amenazar a nadie.

- ¿Y eso porque? Que no pueda ver no quiere decir que no pueda amenaz... ¡Jake! ¡Bájame!

- No señorita. Estoy demostrándote que con los ojos tapados no puedes defenderte.- le di un puñetazo en la espalda.- Para quieta o te arrepentirás de ello.

- ¿¡Me estas amenazando!?- dije repitiendo sus palabras.

- Si.- suspiré.

No se cuanto tiempo estuve ahí montada como un saco de patatas hasta que Jake me preguntó:

- ¿Te arrepientes de darme un puñetazo?- ya estaba quieto así que me hice ilusiones de que me iba a bajar.

- No. Jake bájame ya. Se me empieza a bajar la sangre a la cabeza y me voy a quedar tonta.

- ¿Mas?

-¿Eres tonto? ¡Bajame ya!- dije a punto de perder la paciencia.

- ¿Estas segura?

- ¡Claro que lo estoy!

- Como quieras.- respondió y soltó una carcajada.

Antes de darme cuenta estaba en el agua de no se donde porque estaba vendada. Estaba tan concentrada en qué iba a decirle para reñirle que no me haba dado cuenta de que se oía el ruido del agua golpear contra Jake. Intenté soltarme la venda mientras procuraba mantener la calma para no matar a mi querido amigo pero no conseguía ni una ni otra cosa y empecé a agobiarme cada vez mas ya que no hacía pie y me hundía.

The last summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora