5. Yo también

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30 de junio de 2015

Ese día me desperté con un mensaje de Johann que me puso una sonrisa en el rostro inmediatamente.

"Buenos días, dormilona."

"Anoche te quedaste dormida
en la llamada jaja."

"Ten un lindo día. Suerte en
la universidad."

Johann era así. Tan tierno, atento, considerado. Tan lleno de alegría y comprensión. Cada día me aseguraba repetidamente que, si estuviera en algo serio con alguien, querría que fuera alguien así.

Quisiera que fuera él.

"¡Perdón! En serio estaba
agotada."

"Y buenos días jaja, suerte
para ti también."

Quería que supiera cuánto lo quería y cuan dispuesta estaba a luchar por él. A veces imaginaba cómo sería un futuro juntos. Podía vernos recibiendo al otro cuando llegara del trabajo con un beso antes de charlar sobre nuestro día. Visualizaba tardes de amor y noches de pasión. Imaginaba quedarnos hasta tarde viendo esa serie con la que estuviéramos obsesionados, discutiendo entre risas qué personaje era mejor y compartiendo las teorías sobre lo que pasaría en el siguiente episodio o la siguiente temporada.

Todo lo que imaginaba a futuro lo incluía a él, y me gustaba cómo eso me hace sentir: con mariposas en el estómago.

–Mierda–, vi el reloj en la pared. Se me estaba haciendo tarde para la universidad.

Cuando salí del apartamento me llegó un mensaje de Dani.

"¿En dónde estaaaaaás?"

"¡Llegaremos tarde!"

Por suerte no fue así.

El día pasó como cualquier otro hasta que llegó la hora de la salida, cuando mi mejor amiga y yo nos encontramos como ya era costumbre. Hoy Calle y yo decidimos cambiar la ubicación de nuestra habitual tarde de estudio. Estábamos antojadas de un café y había uno cerca donde podíamos quedarnos a estudiar un par de horas.

El camino hacia el café internet se nos pasó entre chistes y música. Daniela alardeaba de su hermosa voz cuando yo no le atinaba a muchas notas haciéndola soltar la risa más encantadora del mundo; pero a fin de cuentas nos estábamos divirtiendo y eso nos importaba más que la salud de nuestros tímpanos.

Una vez en nuestro destino, yo fui a hacer la fila para pedir nuestras bebidas mientras ella buscaba una mesa donde pudiéramos sentarnos a gusto. Eran al rededor de las cuatro de la tarde y ambas teníamos mucho que hacer. El momento de risas en el carro fue la compensación por la tarde que no podríamos disfrutar a gusto aquí.

El tiempo se pasaba demasiado lento para mi gusto. El reloj parecía no avanzar y los deberes parecían no acabarse. Ya estaba cansada.

Escuché un golpe en seco y un quejido.

–Agh– Levanté la vista para darme cuenta que solo era Calle. –Esto no tiene fin, necesito un largo descanso para reponer energías–, tomó su último sorbo de café latte.

–No seas tan exagerada, no es tan malo–, mentí con una sonrisa intentando ser convincente.

Había que mantenerse positiva. En especial cuando se trata de Daniela "Dramática" Calle.

–Sí, sí–, ironizó. –A mi no me engañas, jovencita–, me señaló con su lápiz. –Sé que también estás harta, lo veo en tus ojos: quieres salir de aquí e ir a ver una película o tirarte en el sofá de tu sala.

Someday | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora